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Diez años de prisión por someter a tocamientos a las hijas de sus vecinas

La Audiencia impone además al condenado, que fue extraditado desde Bélgica, otros diez años de libertad vigilada

Alicia Negre

Jueves, 8 de diciembre 2016, 01:12

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La condena ha sido contundente. La Audiencia Provincial de Murcia ha impuesto diez años de cárcel y otros diez de libertad vigilada a un hombre que abusó sexualmente de dos hijas de sus vecinas, de 8 y 9 años de edad. El procesado, que se marchó a Bélgica tras descubrirse los hechos y tuvo que ser extraditado, deberá abonar, además, 2.000 euros de indemnización a cada una de las víctimas y no acercarse ni comunicarse con ellas durante una década.

Los hechos, según recoge la sentencia del tribunal, se produjeron en el año 2013, cuando el ahora condenado vivía en un piso de Murcia junto a su novia. En el mismo edificio residían las familias de las dos víctimas y todos ellos habían establecido «cordiales lazos de convivencia» llegando incluso la novia del procesado a impartir desinteresadamente clases de inglés a las niñas dos veces por semana. De esta manera, las niñas habían comenzado a visitar asiduamente la casa del procesado.

Según recoge la resolución, en octubre de 2013, en los días previos a la celebración de Halloween, el ahora condenado invitó a una de las menores a su casa para preparar una calabaza que había comprado para la fiesta. Tras acabar, el hombre advirtió a la menor de que se había manchado y la llevó al baño, desnudándola y enjabonándola. La pequeña, en el transcurso del juicio, explicó que su vecino no la limpiaba como solían hacerlo sus padres y que «lo que hacía era tocar, tocar y tocar». Luego le advirtió: «No se lo digas a tu madre», remarcó la víctima. La sentencia recoge otros tantos episodios de abusos sexuales.

Sin motivos para dudar

El tribunal remarca que «no existe el menor motivo para dudar de la veracidad del relato ofrecido por las víctimas», y subraya que, en cambio, las manifestaciones del acusado «no ofrecen el mínimo y necesario nivel de credibilidad».

En este sentido explica que, a pesar de haber negado siempre la existencia de esos tocamientos, el procesado «admite la existencia, veracidad y realidad de los episodios que mueven la órbita de las imputaciones». Además, el tribunal subraya que «fuera o no a impulsos de un deseo natural de visitar a sus hijas y nietas, residentes en Bélgica, lo cierto es que una vez que se descubrieron los hechos no tardó en viajar a ese país», donde fue finalmente detenido.

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