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La cuota murciana de la 'Costituzione'

Italianos residentes en la Región opinan sobre el referéndum que se celebra hoy en su país para reformar la carta magna, y cuyo resultado puede provocar la dimisión del primer ministro. Gaspar Auci, de 68 años, ha votado 'no', mientras que Giulia Scudiere, de 23, ha optado por el 'sí'; «Quieren quitarle más poder al pueblo», lamenta Marco Rigolin

Daniel Vidal

Domingo, 4 de diciembre 2016, 00:31

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«No sé si estoy preparada para contestar», pone sobre aviso en perfecto castellano Giulia Scudiere, natural de Novara, cerca de Milán, y residente en Murcia desde el pasado mes de agosto. Sí, lo está. A Giulia, erasmus de 23 años, le chiflan las marineras del bar El Frasquito, detrás del cine Rex, y pasear por la plaza del Romea y la plaza de Santo Domingo. Estudiante de Letras en la Universidad de Murcia, también saca tiempo para debatir con sus amigos sobre el referéndum que se celebra hoy en su país para reformar la Constitución italiana. Una reforma que persigue acabar con el llamado bicameralismo perfecto italiano, restando poder legislativo al Senado en beneficio del Gobierno y el Congreso. En la práctica, la reforma modificaría 46 de los 138 artículos de la carta magna italiana y pondría del revés el sistema de organización interna del país. El ejecutivo de Matteo Renzi y los partidarios de la reforma defienden que se reducirán costes, se agilizará el desarrollo de leyes y se aumentará la estabilidad política en Italia, un país que ha tenido 63 gobiernos en poco más de 70 años.

  • Reforma constitucional.

  • La pregunta que plantea el referéndum de hoy en Italia dice textualmente «Aprobación del texto de la ley constitucional concerniente a las disposiciones para superar el bicameralismo paritario, reduciendo el número de parlamentarios, el coste del funcionamiento de las instituciones, la eliminación de la CNEL y la revisión del título V de la segunda parte de la Constitución». En la práctica, la reforma supondría cambiar 46 de los 138 artículos de la Constitución. Los partidarios defienden que se reducirán costes, se agilizará el desarrollo de leyes y aumentará la estabilidad política. Los detractores, que el gobierno solo quiere acumular más poder a cambio de restárselo al pueblo.

Medio planeta mira ya hacia la bota del Mediterráneo por la supuesta trascendencia de un referéndum que llega después de las votaciones en el Reino Unido para abandonar la Unión Europea y de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. 'The Wall Street Journal', por ejemplo, ha equiparado las consecuencias de esta consulta a las que puede tener el 'Brexit'. De hecho, el primer ministro y principal promotor del 'sí', Matteo Renzi, ya ha anunciado que dimitirá si el pueblo italiano le da la espalda y se decanta por el 'no'.

No es el caso de Giulia, que es la única de entre los ciudadanos italianos residentes en la Región entrevistados por 'La Verdad' que reconoce abiertamente haber votado 'sí': «Ahora tenemos la oportunidad de cambiar una constitución anticuada y, además, reducir el número de senadores», argumenta. Su apoyo a la propuesta de Matteo Renzi no es óbice para que esta joven matice que el propio Renzi «es un mal menor» en la política italiana. De los otros cuatro italianos con los que ha hablado este periódico, uno reconoce haber votado 'no', otro no revela el sentido de su voto y los otros dos no han ejercido su derecho, pero también se decantan por el 'no'.

Uno de ellos es Mario Rigolin, propietario del restaurante Via Torino, en Murcia. Residente desde hace cinco años en la Región, cree que el referéndum de hoy en su país es «muy importante, porque intentan tocar algo que es sagrado, que es la Constitución, que se hizo para dar la palabra y el poder al pueblo. En realidad nunca ha sido así, nunca hemos tenido el poder, pero ahora quieren quitarle aún más soberanía al pueblo. En todas las dictaduras, el ciudadano tiene poco poder...», desliza Rigolin, originario de Turín y futuro padre de dos mellizos. «¿Lo mejor de la Región? Mi mujer, Mónica».

En otro restaurante italiano de la capital, Casa Carmelina, la calabresa María Mónaco no muestra tanto interés por el referéndum. Ni siquiera «por la política en general, que no me interesa ni me motiva», reconoce, «estando tan lejos de Italia». María tiró a la basura la papeleta «nada más recibirla» en su casa, aunque también admite que «votar es la forma de cambiar las cosas». Ella hubiera votado 'no', porque Renzi tampoco le «inspira, no veo que haga mucho por mi país». Sin quererlo, aborda otra de las cuestiones claves de este referéndum porque, para muchos, la consulta se plantea directamente como un examen, un plebiscito a favor o en contra de la gestión de Renzi.

«Una decisión difícil»

«Es lógico que se relacione el referéndum con la situación política», secunda Giuseppe Leotta, abogado y corresponsal consular de la República Italiana en la Región para los cerca de los 1.600 ciudadanos de aquel país que, a día de hoy, según los propios datos del Consulado General, viven en la Comunidad. Sin embargo, para Leotta, «el referéndum aborda una reforma muy compleja, la más importante desde 1948, y deberíamos estar horas hablando para poder tratar el tema con profundidad. No es solo la supresión del bicameralismo perfecto, sino que también aborda la supresión de un órgano constitucional como es el CNEL, una nueva organización del poder territorial... Hay cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no, aunque no le voy a decir el sentido de mi voto porque eso es secreto», zanja Leotta que, como María Mónaco, también es oriundo de la región de Calabria, la punta de la bota que conforma la península italiana.

Gaspar Auci, 68 años, 37 en Murcia, siciliano de Catania, lamenta que el gobierno de su país «solo atienda a los italianos residentes en el extranjero cuando nos necesita y se nos pide cosas como esta, no estamos considerados». Gaspar ya ha votado 'no' «como toda mi familia y mis amigos», revela, «con la esperanza de que algo cambie de verdad». Un 'sí', a su juicio, es una victoria del inmovilismo ya que Renzi solo plantea la reforma «para acumular más poder a costa de quitárselo al pueblo», coincide con Marco Rigolin. «Quieren ahorrar, pero el primer ministro se ha comprado un avión de 15 millones de euros», critica Rigolin: «La gente está cansada de estar endeudada y de que los políticos solo miren por los bancos».

«Subieron los impuestos para combatir los efectos de los terremotos y la gente sigue viviendo en barracones», reprocha Gaspar Auci, para quien la única república «es la de mi casa, como el anuncio», y para quien los políticos solo persiguen con la reforma constitucional «que todo siga igual». Lo ilustra Gaspar con una de las frases más reconocibles de 'El Gatopardo', de Giuseppe Tomasi di Lampedusa: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».

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