Martínez-Cachá: «Bruselas nos consulta porque estamos en vanguardia con la depuración»

La consejera de Agricultura y Agua, Adela Martínez-Cachá, pone de relieve el protagonismo que le ha concedido la UE a Murcia, por ser la región más avanzada en la depuración y reutilización de aguas residuales urbanas. «Bruselas nos está consultando porque estamos en vanguardia y contamos con una experiencia muy dilatada. Hemos logrado depurar al cien por cien y nos han pedido asesoramiento». La consejera confía en que las exigencias iniciales de la comisión científica se atemperen en el año de debates y estudios que queda por delante, y que se ajusten a la realidad.

En la reunión de trabajo que tuvo lugar en Bruselas, recordó a los responsables comunitarios que el agua reutilizada procedente de las depuradoras es un recurso fundamental para Murcia, que es una de las regiones más secas de Europa. Hace años, estas aguas pasaron a llamarse regeneradas, con fuertes controles higiénicos y sanitarios para su uso posterior.

El agua reutilizada, bien por vía directa o indirecta, es de alrededor de un 95 % del total de agua depurada, lo cual equivale a unos 100 hectómetros al año. Representa el 12 % del total de las aguas usadas para el regadío. La Región cuenta con 93 depuradoras, que dan servicio a prácticamente la totalidad de la población. «En 58, se utiliza un tratamiento avanzado terciario y, al resto, se le aplica un tratamiento de desinfección por hipoclorito sódico para garantizar que todas las aguas depuradas quedan adecuadamente desinfectadas y no generan problemas sanitarios», señalan la Consejería y Esamur.

«La experiencia acumulada durante muchos años nos permite garantizar que, con los tratamientos actuales, no se ha generado ningún problema sanitario del que se tenga constancia. Son muchas las toneladas de productos agrícolas que se han regado con estas aguas a lo largo de todos los años», recalcan.

España cuenta, desde el año 2007, con una normativa sobre reutilización de aguas depuradas que tiene en cuenta el uso del agua y establece los parámetros que se deben controlar, los valores máximos y la frecuencia analítica para su seguimiento. Para el uso de las aguas dedicadas al riego de cultivos, en el que es posible el contacto directo con las partes comestibles para alimentación humana en fresco, las exigencias son altas para controlar los niveles de nematodos intestinales, el 'E. coli', los sólidos en suspensión y la turbidez. Las barreras actuales han demostrado su eficacia, según la Consejería.