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Alicia Negre
Jueves, 27 de octubre 2016, 09:29
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La titular del Juzgado de Menores número 2 de Murcia acordó el pasado viernes el internamiento cautelar semiabierto de dos de los cinco menores detenidos en Molina de Segura por torturar a cerdos y cabras y grabar vídeos que luego difundían en las redes sociales o a través de WhatsApp, según informó el Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia en un comunicado. A ambos se les acusa de supuestos delitos de maltrato animal agravado, daños y robo con fuerza. Según las mismas fuentes, se adoptó la medida cautelar de libertad vigilada para otro de los jóvenes, mientras no trascendieron las medidas adoptadas para los otros dos miembros del grupo.
Pretendían apalear a un vecino al azar
La crueldad de sus vídeos asombra y cuando se conoce la corta edad de sus autores, la sorpresa se torna mayúscula. A estas terribles palizas y mutilaciones a los animales, que acabaron circulando por internet, se sumaron también, según precisaron fuentes del Cuerpo, otros dos adolescentes que, por su corta edad, son inimputables.
Las andanzas de este grupo, sin embargo, no acababan ahí. La investigación de los agentes de la comisaría de Policía Nacional de Molina reveló que los jóvenes estaban planeando propinar una paliza a un vecino, elegido al azar, durante la noche de Halloween empleando para ellos máscaras como la utilizada en la película 'Scream'. Los cinco detenidos están acusados de delitos de maltrato animal, robo con fuerza y daños, y han quedado en manos de la Fiscalía de Menores. La investigación sigue abierta y la Policía Nacional no descarta más arrestos.
Denuncia de un ganadero
La investigación que ha permitido destapar la actividad de este grupo se inició a principios de mes, cuando llegó a oídos de los agentes que estaban circulando por WhatsApp unos vídeos en los que un grupo de jóvenes maltrataba a cabras y cerdos. Este hecho coincidió, además, según precisaron las fuentes, con la denuncia del dueño de una finca de la pedanía molinense de Torrealta al que le habían desaparecido cinco cabras. Sus propios vecinos le habían alertado de que sus animales podían ser los protagonistas de algunos de esos vídeos que estaban colgados en la Red.
Los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía visualizaron las imágenes y comprobaron cómo en ellas se veía a varios jóvenes que se colaban en fincas de ganadería de Molina -al parecer algunas de Torrealta y otras de El Llano- y torturaban a los animales. En ocasiones eran mutilados hasta la muerte y otras veces los adolescentes dejaban a sus víctimas agonizando. En las imágenes también se aprecia cómo, una vez dentro de las explotaciones ganaderas, los implicados se repartían las tareas. Unos grababan mientras otros se ensañaban con el animal.
Según ha podido saber 'La Verdad', la madre de uno de estos menores acudió a Comisaría para denunciar los hechos una vez que descubrió una de estas grabaciones en el teléfono móvil de su hijo. Al parecer, el grupo contaba con un vídeo de WhatsApp en el que planeaban sus pasos. En este grupo, según precisaron fuentes policiales, los arrestados estaban presuntamente tramando propinar una paliza a un vecino de Molina durante la noche de Halloween, el próximo lunes.
Imágenes estremecedoras
Son tres minutos y medio de vídeo. Es el tiempo que duró la tortura de los cinco menores a una cabra y que acabó cuando la lanzaron al río en la pedanía de Torrealta. El documento audiovisual, grabado por uno de los participantes en el salvaje maltrato, estremece por la crueldad con la que se emplearon.
La secuencia comienza con uno de ellos golpeando al animal repetidas veces con un palo en la cabeza mientras otro la sujeta en una zona apartada. Acto seguido, la levantan y la llevan a la calzada en medio del resto del grupo que la recibe con una lluvia de patadas. La cabra intenta huir malherida, pero la alcanzan. Pasa un coche. La esconden para que no la vean y continúan. Le pisan el cuello, la patean, saltan sobre ella, la levantan en peso y la tiran contra el suelo, la apalean y, finalmente, la arrojan al río. La secuencia es dramática y sucede entre vítores, risas y palabras de ánimo para acabar con el animal.
«¿Qué se siente al tirar a una cabra?», le pregunta el menor que graba. «Mucho gusto», responde el que la ha lanzado al río.
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