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Los tres principales acusados, Juan Cuenca, Constatín Stan y Valentín Ion, junto al abogado Melecio Castaño (segundo por la derecha).
La fiscal del 'caso Visser' advierte de que todo fue una «trampa desde el principio»

La fiscal del 'caso Visser' advierte de que todo fue una «trampa desde el principio»

El fiscal y las defensas ofrecen este martes sus conclusiones al jurado

PPLL

Martes, 25 de octubre 2016, 10:28

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El Ministerio Fiscal defendió este martes que tanto Juan Cuenca como los rumanos Valentin Ion y Constantin Stan son culpables de un doble delito de asesinato por haber matado a Ingrid Visser y Lodewijk Severin en mayo de 2013, y responsabilizó a Serafín de Alba de haber encubierto todo lo ocurrido, a su juicio, "una trampa desde el principio". "Detrás de todo, ha dicho, hay dinero, mentiras, engaño y deudas".

En su intervención, expuso a los miembros del jurado popular, apoyándose en los informes de los médicos forenses, que las víctimas no tuvieron la más mínima oportunidad de defenderse ni de reaccionar, cuando eran dos personas de casi dos metros de altura y de una corpulencia considerable.

Su razonamiento de que fue un plan premeditado se basa en el hecho de que Juan Cuenca se valió desde un principio de alquilar una casa que estaba "apartada, en donde no se oía ningún ruido, un paraje rural en el campo donde no se oye un alma".

También tiró por tierra las versiones que Juan Cuenca, el presunto cerebro del crimen, y el sicario Valentin Ion ofrecieron en la vista oral, cuando aseguraron que sujetaron a Visser mientras mataban a Severin, ya que al no haber signos de lucha o de defensa el ataque a los dos fue simultáneo.

"Creen los miembros del Jurado que Visser iba a estar quieta mientras veía cómo mataban a su marido", preguntó la fiscal Verónica Celdrán, quien puso de manifiesto que no se halló resto alguno en el cuerpo de ella que revelara que existió un forcejeo previo, al igual que ocurre con el cadáver de Severin.

Y es que, insistió, "cualquiera se defiende a muerte pero no hay lesiones en los acusados que digan lo contrario, ni rasguños o signos de defensa en las víctimas".

También recordó el constante y elevado flujo de intercambio de llamadas y SMS entre Cuenca y los dos sicarios. Se valió de las inspecciones oculares realizadas tanto en el garaje de Serafín de Alba, como en la casa rural donde mataron a la pareja, además de los restos de sangre encontrados en el coche de Cuenca, para intentar mostrar al jurado popular que fueron ellos quienes dieron muerte a la pareja holandesa.

De forma concreta, hizo referencia a la persona de Constantin Stan y Serafín de Alba, precisamente las dos que no reconocieron los hechos. Sobre el primero, recordó las distintas versiones que a lo largo de este proceso ha proporcionado y puso en duda cómo no pudo oír nada de lo ocurrido en la planta inferior de la casa, cuando las víctimas fueron golpeados con tan fuerza que se valieron de objetos romos.

Por qué cambió en tantas ocasiones la versión Stan, se preguntó la fiscal, para después resaltar los mensajes amenazantes que junto a su compatriota envió a Cuenca para exigir el pago que se le adeudaba por el trabajo realizado. Mensajes del tipo "no respondo de la reacción de otros", ya que la acción que Cuenca encargó a estas dos personas fue la del "yo pago y tú cargas y limpias".

En esta misma línea, también llamó la atención sobre el hecho de que es precisamente Stan la persona que por primera vez introduce la figura de Danko en este proceso, una persona que finalmente, según lo manifestado por Cuenca en la vista oral, no existe y fue una invención. La fiscal recordó que ocho meses después, Stan declaró que vio un arma en la casa y con ese arma Danko le amenazó y por esa razón no lo denunció antes, ya que advirtió con matar a su hijo y buscar a su familia en Rumanía.

Sobre la figura de Serafín de Alba, el Ministerio Fiscal consideró que está informado de todo y es conocedor de lo ocurrido, ya que resulta extraño, expuso, que dos personas estén en su huerto durante dos horas y les preste la carretilla, la azada y el pico, y no se entere de que están enterrando a la pareja.

Además, los instrumentos utilizados para dar muerte y enterrar a la pareja se hallaron en el garaje de De Alba; instrumentos que fueron manipulados (un hacha, cubos de basura con restos de sangre, dos sierras y guantes).

Igualmente, sostuvo que está metido en el negocio de venta de la cantera propiedad de Evedasto Lifante, el dueño del club de voleibol donde jugaba Visser y que adeudaba varias nóminas. Todo ello se ve apoyado las contradicciones en sus declaraciones y el número de llamadas con Cuenca realmente "revelador"; en total 220 entre enero y mayo de 2013 y que es signo de que, o bien mantenían una relación sentimental o, por contra, una relación de negocios.

La fiscal también hizo hincapié a los miembros del jurado popular que no podía ser que Ingrid Visser y Lodewijk Severin, que habían invertido bastante dinero para ser padres, no llamaran previamente a la clínica de fertilidad de Murcia donde tenían cita para cancelarla y donde iba a someterse a la práctica de unas ecografías para comprobar la implantación, pero "no estaba embarazada"; cuestión ésta que ha demostrado una perito forense que compareció este martes por videoconferencia.

La pareja no tenía intención de alquilar una casa rural, ya que tenían reservado un hotel en Murcia y posteriormente otro establecimiento en Alicante para volar a Holanda.

También quedó desmontada la versión que dio la dueña de la casa rural de que vio a una persona que no era ni Cuenca ni los dos rumanos, ya que, según la fiscal, "se equivoca", así como la de la empleada del hotel que aseguró ver a la pareja un día después de haber desaparecido, ya que, según el turno del establecimiento, demuestra que no fue así.

Basándose en todo esto, la fiscal aludió a un plan premeditado, como lo prueban los mensajes que meses antes se intercambiaron Cuenca y los dos rumanos, y los instrumentos que compraron antes de llegar a la casa rural y que emplearon para matar a la pareja: sosa cáustica, guantes, la radial y una sierra. Además, Cuenca conocía de antemano que Visser aparecería con su marido, ya que había ofrecido a M.R.V., la testigo clave del caso, la descripción de ambos para recogerlos y llevarlos hasta la casa rural.

Conclusiones de las defensas

En su escrito de conclusiones, José María Caballero, el letrado defensor de Juan Cuenca, lo modificó al reconocer éste los hechos, que se puso en contacto con los dos sicarios para acabar con la vida de la pareja, previo pago de 1.200 euros y el resto, después de hacer el trabajo. No obstante, aludió a dilaciones indebidas en el tiempo a lo largo de todo el proceso, aunque la calificación correcta de los hechos es de un doble delito de asesinato.

Fermín Guerrero, abogado de Valentin Ion, se sumó al escrito de Caballero y considera que la confesión de los hechos "tiene que tener un reconocimiento". Solicita ocho años de cárcel en total por sendos delitos de asesinato.

Mientras que Melecio Castaño, abogado de Constantin Stan, mantuvo que éste no mató a nadie ni ayudó a matar, ya que se encontraba en la planta superior de la vivienda y responsabilizó a Valentin Ion y Juan Cuenca de haberlo planificado.

"Mientras en la planta inferior de la casa rural sucedió este ataque sorpresivo a la pareja a manos de dos hombres fuertes (en referencia a Cuenca e Ion), Stan estaba descansando porque había estado bebiendo", defendió, por lo que mantiene que sería, en cualquier caso, autor de un delito de encubrimiento con la atenuante de confesión y dilación indebida, por el que procede imponer tres meses de prisión.

Finalmente, Fidel Pérez, abogado de Serafín de Alba, pidió el sobreseimiento de la causa porque "no existe prueba de cargo", aunque el magistrado presidente del Tribunal del Jurado lo ha rechazado.

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