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Ángel Alegría, con el escudo de Asprodes.
«La sociedad podría encontrar la paz en el silencio, en vivir más hacia dentro»

«La sociedad podría encontrar la paz en el silencio, en vivir más hacia dentro»

Ángel Alegría. Premio 'Mayor del Año' y director de Asprodes

Antonio Botías

Jueves, 20 de octubre 2016, 00:58

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Pensó dedicarle un tiempo no demasiado prolongado. Y ya lleva, como sucede a todo aquel que se dedica a ayudar a los demás, casi cuatro décadas trabajando para Asprodes. Su única recompensa ha sido el cariño y el afecto de los cientos de jóvenes discapacitados a los que está institución les ha devuelto la esperanza en estos años. Aunque no esperaba reconocimiento alguno, acaban de distinguirlo con el premio 'Mayor del Año', que impulsa la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades. Nacido en La Albatalía, en plena huerta murciana allá por el año 1944, el sacerdote Ángel Alegría ha desarrollado toda su labor pastoral en Lorca, donde también está al frente de una parroquia. Ahora anda terminando una gran nave que permitirá, de nuevo, ampliar los trabajos de Asprodes.

-¿Qué ha supuesto para usted esta nueva distinción?

-(Risas). ¡Casi una humillación! Estoy al frente de Asprodes y, por ello, siempre he recibido las distinciones en nombre de todo el equipo. La verdad es que no deseaba que me premiaran, aunque me lo pidió una persona a la que, de verdad, no podía decirle que no. Eso sí, me costará ir a recogerlo.

-Por tanto, ya sé a quiénes piensa dedicárselo...

-¡Claro! Mis palabras en el acto de entrega serán para Asprodes y para cuantos nos ayudan a seguir impulsando el proyecto.

-¿Qué es lo mejor que usted ha aprendido en la asociación?

-Cuando empecé aquí fue porque me invitaron a una reunión, aunque me tuve que ausentar a la mitad de la misma. Luego les llamé para preguntar en qué había quedado el encuentro. Y me dijeron que muy bien, que me habían elegido para encabezarlo. ¡Fíjese usted!

-Y la labor era grande, claro.

-¡Ni imagina! Estaba todo por hacer. Como nadie se echaba a adelante, les dije que yo lo haría, pero que solo quería estar un par de años hasta que la cosa echara a andar. Y lo que pasa... Tras alcanzar una meta te surgen otras tres y ya es imposible abandonarlo. Creo que he sido un instrumento en las manos de Dios.

-Como Moisés, pongo por caso.

-No hay mejor ejemplo, no. Recuerde que Moisés, que era tartamudo, le advertía a Dios si había tenido en cuenta para elegirlo esa cuestión. Y Dios le dijo que pondría palabras en su boca.

-¿Y cuál es la penúltima meta que se propone?

-Pues mire. Tenemos una granja de gallinas para la venta de huevos a varias comunidades autónomas. Pero era pequeña. Así que estamos levantando otra de cuatro mil metros cuadrados que permitirá a los chicos trabajar como deben.

-Pues debe ser complicado levantar un edificio así.

-¡Si ya está levantado y tiene techo y piso! Falta acondicionarla.

-Cuestión de tiempo. ¿Son los murcianos solidarios?

-Son generosos.

-Me gusta ese término. Hoy en día la caridad de toda la vida se llama solidaridad.

-Así es. Cuando los murcianos ven que la causa es justa y desinteresada, colaboran al máximo. Les estamos muy agradecidos a muchos.

-¿Qué mensaje enviaría usted a la sociedad?

-Tenemos que recuperar los valores y potenciar la familia. Tenemos que vivir de otra forma. Y transmitir la fe. Decía Santa Teresa de Calcuta que la fe produce amor; el amor, servicio; y el servicio, paz.

-Paz en un mundo apresurado. ¿Y dónde se encontrará?

-En el silencio. Vivir también hacia dentro y no tanto hacia afuera.

-¿Qué le han aportado a usted los jóvenes a los que ayudan?

-Piense que Asprodes comenzó con cinco chicos y hoy está formado por 200. Me han aportado el hacerme más sensible hacia su realidad, la ternura y el cariño. Hace apenas dos semanas enterré a Alejandro, un chico que ha estado muchos años con nosotros. Ante esa pena, porque lo es, me quedó una sensación de paz, de saber que hemos hecho lo que debíamos.

-Siervos inútiles, como diría San Pablo.

-Hacemos lo que debemos. Y tengo la experiencia de que volveré a ver a Alejandro.

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