«Tienes trabajo, sí, pero también miedo a perderlo»

Su contrato, de tres meses, vence el 31 de noviembre. La experiencia le lleva a estar tranquilo en la confianza de que ese mismo día firmará uno nuevo, quién sabe si por tres meses, seis o un año si hay suerte. La desazón se cuela a ratos para inquietarle con la duda. «Tienes trabajo, sí; seguro que renuevas, pero... siempre estás con el miedo. ¿Y si esta vez no es así?». Neurofisiólogo en La Arrixaca, David Pérez desarrolla una especialidad nueva y muy demandada. De hecho, el hospital tiene dos vacantes en el servicio que bien podría ocupar de forma definitiva, pero tiene claro que no será así. «El sistema funciona de otra manera. Vamos firmando nuevos contratos, concatenando uno con otro, pero sin opciones de lograr una estabilidad razonable».

No sabe lo que es una baja, y asume como natural que las guardias más duras y los horarios incómodos estén reservados para él. «No te quejas para no dar problemas, por no ser 'el follonero'», resume. Con todo, admite que mantener un punto de tensión permanente «es positivo para algunas cosas, aunque si eres un buen profesional no es necesario; te obliga a estar revalidándote eternamente». De momento no le pesan las cargas familiares, pero teme que si llegan, la inseguridad laboral pueda suponer un freno. «Los planes a largo plazo te los piensas dos veces. Estás condicionado, pero quiero pensar que no para siempre».