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F. CARRERES
Domingo, 23 de octubre 2016, 07:45
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Tiene Rita Iglesias la sensación permanente de que su vida profesional y laboral están siempre en suspenso, expuestas a cualquier cambio normativo, recorte, decisión de última hora. «Somos números para la Administración; echan mano de nosotros cuando les hacemos falta, y cuando sobramos no hay contemplaciones», se queja la interina, profesora de Biología y con dos oposiciones aprobadas con buenas calificaciones. «Saqué un ocho, pero me quedé sin plaza porque no tenía puntos por experiencia; ahora lo que no tengo es tiempo para estudiar». El curso pasado ocupó una vacante a tiempo completo en el instituto Luis Manzanares de Torre Pacheco pero, a diferencia de sus compañeros, no cobró los meses de verano porque estuvo de baja maternal. Un «agravio comparativo» que ha denunciado con un recurso de alzada ante la Consejería de Educación, y que confía se resuelva sin necesidad de llegar al juzgado. Pendiente de que la Administración aclare si convocará o no plazas de Secundaria en junio, la bióloga y madre de una niña siente que no termina de despegar en sus facetas laboral ni personal. «Ser interino es un freno para comprometerte y terminar de desarrollarte».
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