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Suciedad y destrozos en uno de los pasillos por los que huyeron los inmigrantes.
«Saltaban la valla como hormigas»

«Saltaban la valla como hormigas»

Vecinos de Sangonera la Verde relatan cómo se produjo la fuga de los inmigrantes; «escuchamos gritos y disparos», recuerdan

Jorge García Badía

Viernes, 7 de octubre 2016, 00:40

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Era tal la 'constelación' de luces azules que Rubén veía desde la carretera, de camino a casa, que no pudo evitar cambiar de dirección y dirigirse hacia ellas. Fue entonces cuando se cruzó con un coche patrulla. «Vivo en San Ginés; acababa de llevarle unas cosas a mi hermana, en Sangonera la Verde, y cuando vi a la Policía, me fui detrás de ellos». Subió con la misma rapidez con la que se arrepintió de poner un pie frente al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). «Escuché disparos en el centro, no sé si eran de bolas de goma o de armas, también se podían oír gritos».

El motín estaba en su momento álgido y en la zona se habían empezado a desplegar los primeros efectivos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional para auxiliar a los cinco agentes que habían sido agredidos por los internos, pasadas las 20.30 horas del miércoles. «Al rato empezamos a ver cómo saltaban la valla como si fueran hormigas, una a una, en dirección al instituto Sierra de Carrascoy». Rubén no daba crédito a la fuga que estaba presenciando. «Vimos a un inmigrante salir por la puerta principal cojeando, iba vestido de negro, se puso una capucha y se escondió por Mercamurcia», afirmaba Fina, sin separarse de su hijo Rubén.

Las primeras tres detenciones del grupo de 67 fugados se produjeron en los bancales próximos al CIE, y fueron presenciadas por madre e hijo. 'La Verdad' comprobó 'in situ', en la madrugada del miércoles al jueves, los controles que la Guardia Civil desplegó en la rotonda de acceso a Sangonera la Verde a través de la carretera de El Palmar (RM-603); los agentes de la Policía Nacional patrullando a pie por el campo; 'zetas' moviéndose sigilosamente por el entorno de polígonos, gasolineras... Las redes sociales poco a poco se fueron llenando de comentarios preguntándose qué ocurría.

«Mucha Policía y gente corriendo en el entorno de la cárcel de Sangonera y Mercamurcia. Me ha pillado de lleno, todavía estoy asustado», comentaba @murcianico79. Otro internauta detallaba que los antidisturbios están «poniéndose chalecos». Era incesante el desembarco de patrullas para abortar la huida: policías locales de Murcia, efectivos de la Policía Nacional de Alcantarilla, Molina de Segura e, incluso, Cartagena. Algunos de ellos habían terminado su turno, pero prolongaron su jornada laboral hasta bien entrada la noche «para tratar de paliar la situación». A la 1.30 horas el número de detenidos había escalado de 3 a 28, y en algunos arrestos se tuvo que emplear la fuerza porque los inmigrantes no querían volver al CIE, en el que pueden permanecer internos un máximo de 60 días.

Escupiendo sangre

Las caras de los policías evidenciaban la preocupación por el estado de los cinco compañeros heridos, que horas antes abandonaron el centro en ambulancia para recibir atención sanitaria. «Uno de ellos estaba escupiendo sangre», mascullaba un agente. Durante la mañana de ayer, las limpiadoras se afanaron en sacar a destajo bolsas con material destrozado y restos de comida que los amotinados esparcieron por los pasillos durante la revuelta.

Cerca de la puerta de acceso al CIE, un amigo de los policías heridos se lamentaba de la conversación telefónica que acababa de mantener: «He estado hablando con él por teléfono y está fatal». El director del centro, Luciano Fernández, no salió en toda la mañana de las instalaciones, donde seguía al detalle los logros del operativo. Ni siquiera recibió a los miembros de Convivir sin Racismo, que desde hace tres años cuenta con una oficina dentro del recinto. Los voluntarios se desplazaron al centro por la tarde para evaluar la situación y hablar con los internos detenidos, pero Candela, una de las colaboradoras de la ONG, confirmó que «no nos han dejado entrar por motivos de seguridad. Tampoco ha podido acceder Cruz Roja».

Las dos últimas detenciones se produjeron anoche a las 9, elevando la cifra a 43 detenidos. A esa hora, la Delegación del Gobierno ya había emitido una orden nacional para dar caza en cualquier rincón del país a los 24 fugados que todavía mantienen vivo el motín del CIE.

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