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Las adopciones en Etiopía repuntan frente a las restricciones en China y Suramérica

26 parejas murcianas consiguieron el año pasado ser padres de niños etíopes gracias a la reactivación de sus expedientes, que llevaban años paralizados

Javier Pérez Parra

Domingo, 28 de agosto 2016, 01:03

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La adopción de niños en el extranjero por parte de familias murcianas ha experimentado un repunte tras el descenso registrado en los últimos años. Así, mientras en 2014 se formalizaron tan solo 24 adopciones, en 2015 la cifra se elevó a 41. La explicación a este crecimiento está en Etiopía, principal país de origen de los niños que encuentran un nuevo hogar en la Región. El Gobierno etíope sacó del cajón en 2015 decenas de solicitudes que llevaban años paralizadas.

De esta forma, si en 2014 apenas se registraron 8 adopciones en Etiopía, el año pasado se llegó a 26. Los problemas, sin embargo, continúan, y en lo que va de 2016 el país africano ha vuelto a ralentizar los procesos. «La celeridad o tardanza en resolver los expedientes suele coincidir con cambios en el Ministerio de Asuntos de la Mujer de Etiopía (MOWA) y están vinculados a modificaciones de personal, cambios en las directrices o cambios políticos en este organismo», explica Verónica López, directora general de Familia de la Comunidad.

Más de la mitad de los niños murcianos adoptados en el extranjero desde 2011 son de Etiopía. En concreto, 111 de 207. El país se convirtió en la opción preferida de las familias de la Región después de que China cerrase la puerta a las parejas extranjeras. A día de hoy, el gigante asiático solo mantiene abierta la vía de la adopción internacional para niños con enfermedades diagnosticadas (aunque no graves) o con discapacidades leves. Además, como muchos otros países, China vetó a las familias monoparentales y a las parejas del mismo sexo. La primera de esas prohibiciones se levantó a mediados de 2015, pero gais y lesbianas siguen sin poder adoptar salvo que lo hagan como padres o madres monoparentales.

El cierre de Rusia

Más extrema fue todavía fue la política adoptada por Rusia, que en 2013 cerró prácticamente la puerta a cualquier adopción a los países que, como España, han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. La medida afectó a todas las familias, independientemente de su composición. Como consecuencia, si en 2012 se solicitó la adopción de 18 niños rusos, en 2015 la cifra descendió a 5.

La situación también ha empeorado en Suramérica, como han constatado las entidades acreditadas por la Consejería para tramitar las solicitudes de las familias murcianas en esos países. Son las conocidas como ECAI, a las que recurren la mayoría de padres, aunque es posible también llevar a cabo el proceso por libre. La ECAI 3ai empezó a trabajar en Haití tras el terremoto que destrozó la nación caribeña en 2010. «Pero dejamos el país porque allí el Gobierno puso las adopciones en manos de instituciones privadas y vimos que no siempre estaba clara la procedencia de los niños», explica Carmen Meseguer, de 3ai.

La opción de Polonia

Después, la entidad se acreditó para trabajar en El Salvador, pero de nuevo surgieron problemas porque el país «no tiene infraestructura» y los expedientes se demoraban. Nicaragua surgió entonces como una buena oportunidad para los padres y madres murcianos. En 2014 se cerraron cuatro adopciones en ese país desde la Región. Ahora, sin embargo, la inestabilidad política ha afectado a las políticas de familia y el sistema ha colapsado, advierte Carmen Meseguer.

Así que esta ECAI ha vuelto la mirada a Europa y ahora trabaja sobre todo en Polonia, donde hay «un sistema jurídico en el que prima la protección del menor» y hay garantías para todas las partes. Las trabas y el alto coste de la adopción -difícilmente menos de 15.000 euros, entre trámites y desplazamientos- han desanimado a muchas familias. Las solicitudes han caído un 81% en la Región desde el año 2008.

Los obstáculos, sin embargo, no son exclusivos de quienes buscan a su hijo en otros países. El proceso para conseguir la idoneidad -el primer paso para poder adoptar fuera o dentro de España- se eterniza en la Región desde que la Comunidad redujo el personal destinado a las valoraciones de los solicitantes. La directora general de Familia, Verónica López, admite que la espera puede superar los dos años. En algunos casos se ha llegado a cuatro años. Sin embargo, López niega que esto demore la adopción, ya que «la demanda es superior» al número de niños en busca de un hogar.

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