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Accidente laboral en una obra en Ronda Sur, Murcia, en el que perdieron la vida dos obreros a comienzos de año.
El número de fallecidos camino del puesto de trabajo se triplica en solo dos años

El número de fallecidos camino del puesto de trabajo se triplica en solo dos años

Patronal y sindicatos exigen medidas urgentes para tratar de atajar la sangría

Alicia Negre

Lunes, 25 de julio 2016, 12:24

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Fredi Alfredo Sucuytama fue el último nombre en engrosar una lista negra demasiado larga. Este obrero perdió la vida a mediados de mes después de permanecer varios días en coma tras la caída de una escalera en una obra en Murcia, donde había llegado desde Perú para ganarse el pan. La estadística es incontestable. En lo que va de año, las muertes en el trabajo han repuntado de una manera drástica y ya prácticamente ningún sector se empeña en ocultar su preocupación.

Los últimos datos del Instituto de Seguridad y Salud Laboral (ISSL) y de la Confederación Regional de Empresarios de la Región (Croem), relativos al mes de mayo, registran 19 fallecimientos en el tajo, una cifra muy alejada de los siete muertos que dejó el mismo periodo del año anterior y que prácticamente cuadruplica los cinco que se dieron entre enero y mayo de 2014. El dato es tan elevado que ya supera, incluso, a los 15 fallecidos que se tuvieron que lamentar en el mismo periodo de 2007, antes de que la crisis económica estallara y el pinchazo de la burbuja económica vaciase las obras.

Los heridos graves también han aumentado preocupantemente en lo que va de año, pasando de 35 a 45. En 2014 la cifra fue de 35 y un año antes -en 2013- se quedó en 29. Otro tanto ocurre con los heridos leves, que entre enero y mayo se elevaron más de un 11%.

El mayor incremento de la siniestralidad, de acuerdo a los facilitados por el ISSL y la patronal, se registra en el sector servicios y en la agricultura, que suman cada uno dos fallecidos más que hace un año. El campo encabeza, además, la mayor subida -de hasta un 66%- de heridos graves, mientras que la industria logra mejorar sus cifras de seguridad.

La patronal está convencida de que este repunte de la siniestralidad laboral guarda una estrecha relación con el tráfico. Pedro Guerrero, responsable de prevención de CROEM, hace hincapié en que, de los 19 fallecidos en lo que va de año, diez perdieron la vida en accidentes in itinere -esto es, al ir o volver del trabajo-. «Esa causa nos alarma», confiesa Guerrero. Efectivamente los accidentes mortales in itinere son lo que encabezan este repunte de la siniestralidad con un aumento de un 400% en lo que va de año. En solo dos años las tres muertes de trabajadores camino del tajo que se registraron en este periodo de 2014 se han triplicado.

El responsable de Prevención de Croem aboga por crear un grupo de trabajo en el que los empresarios, los agentes sociales, la administración regional y la Dirección General de Tráfico (DGT) puedan tratar de buscar una solución. «Lo llevamos pensando desde principio de año», explica el responsable de Prevención, que asegura que la patronal ya tiene en mente una serie de medidas que se podrían poner sobre la mesa. «Hay que elaborar un estudio en profundidad para saber qué está ocurriendo», subraya, «y hay que incorporar la seguridad vial en los planes de prevención laboral». En este punto, Guerrero apuesta por la realización de cursos prácticos de conducción segura para los trabajadores.

Un debate que nunca acaba

Cinco de los diez de los fallecidos de este año fueron el triste saldo que arrojó el accidente de una furgoneta de trabajadores agrícolas a finales de abril en la vía rápida RM-11, que une Lorca con Águilas. Un trágico siniestro que reabrió de la peor forma posible el debate sobre el empeoramiento de las condiciones laborales y el aumento de la siniestralidad.

Varios de los familiares de los fallecidos se mostraron convencidos de que el siniestro se había visto propiciado por la dureza del trabajo en el campo y el agotamiento de las víctimas por jornadas «interminables». Kaddour Eljanfi, familiar de uno de los muertos, denunció, a las puertas del hospital lorquino, que estos peones agrícolas «se levantaban a las cuatro de la mañana para salir a las cinco, hacer todos los días 200 kilómetros de ida y vuelta, y estar trabajando en Águilas hasta la noche», y recalcó que «eso no se puede aguantar mucho tiempo».

Julio López Pujalte, responsable de Salud Laboral de Comisiones Obreras (CC OO), subraya que son los trabajadores agrícolas los principales perjudicados por los accidentes in itinere y vincula estos con los largos desplazamientos y las agotadoras jornadas de trabajo. «Están reventados», remarca. La federación de construcción y servicios de este sindicato ya alertó esta semana de que este incremento de las muertes de trabajadores camino del tajo guarda una estrecha relación «con el trabajo a destajo para poder sacar el salario rozando el convenio colectivo» y «con las largas jornadas laborales (de entre 9 y 11 horas)».

El responsable de prevención de Croem hace hincapié en que «hay que diferenciar la responsabilidad que tiene la empresa» y subraya que, en el caso de los accidente in itinere, al producirse fuera del horario laboral «la responsabilidad del empresario es limitada».

Una mayor precariedad

López Pujalte va más allá de este debate y apunta a algunas causas que, asegura, se esconden tras este repunte de la siniestralidad. Una de ellas es la aprobación de la reforma laboral, una norma que, remarca, incrementó la precariedad laboral y con ella la accidentalidad. «La precariedad en el trabajo es directamente proporcional al aumento de la siniestralidad».

El responsable de Salud Laboral de CC OO remarca, además, que «los gobiernos se olvidan de las personas» y dan manga ancha a un empresariado que, «en tiempos de crisis confunde la inversión con el gasto» y rebaja la prevención y la seguridad laboral. «Los que gobiernan quieren aliviarle este gasto a las empresas».

Encarna del Baño, secretaria de Política Sindical, Empleo y Salud Laboral de UGT de la Región, coincide en que esta es una de las causas que se oculta tras este aumento de la accidentalidad. «La crisis a los trabajadores nos está costando la vida», lamenta. «Muchas empresas siguen pensando que la prevención es un gasto y no una inversión». Del Baño incide, además, en que con unos contratos con una duración media de entre 6 y 9 días la falta de formación es preocupante.

López Pujalte apunta, además, a una rebaja de la inversión que la administración realizaba en controlar el cumplimiento de la norma en las empresas. «El ISSL hacía un gran papel», reconoce, «pero cada vez cuenta con menos recursos». El responsable de Salud Laboral de Comisiones hace alusión, además, al plan especial que la Consejería de Empleo presentó el pasado abril para tratar de atajar el problema y lamenta que este no fuese consensuado con los sindicatos. «Ese plan solo lo conoce el consejero», recalcó. «En la Región intentamos formar la estrategia regional de salud laboral, pero no había presupuesto».

La responsable del área en UGT subraya, por su parte, que la solución a esta alta mortalidad en el tajo pasa por «más inspecciones para exigir a las empresas que pongan las medidas de seguridad necesarias» y «por más formación de los trabajadores», además de por un cambio en el tipo de contratación.

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