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Camaleónico PAS

El presidente afronta los problemas haciendo tabla rasa con el pasado, y tiene la habilidad de 'alimentarse' de las críticas

Manuel Buitrago

Domingo, 10 de julio 2016, 08:14

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Pedro Antonio Sánchez muestra una habilidad adquirida para metabolizar las críticas. No tiene reparos en admitir que algo está mal, y acto seguido muestra dicho reconocimiento como si fuera un logro. Camaleónico. Se sometió -«encantado»- a la entrevista de 18 ciudadanos 'sin piedad' pensando en seducirlos y conquistarlos con una facundia cada día más afilada, aferrado a su apostolado para ganar presencia y audiencia. Pero al mismo tiempo se encontró con un buen manojo de preguntas sobre lo mal hecho y lo que falta por hacer. Se topó con la cara de la Región. No le importó, al contrario, porque le obsesiona «convencer».

El bombardeo de preguntas en este singular encuentro de 'La Verdad' ha mostrado al político PAS en pleno proceso de metamorfosis; en la adaptación al terreno y a los tiempos. La corrupción pasó tangencialmente en el interrogatorio -solo hubo una referencia-, pero lo suficiente como para que PAS ladeara el problema hacia los funcionarios temerosos de firmar los expedientes, por si acaso eso les genera problemas con jueces y fiscales. Es una forma de verlo; la otra lectura está en el origen, en el huevo de la serpiente: esos funcionarios no firman debido al cúmulo de escándalos que han montado los políticos en los últimos años. Y sobre todo porque muchos políticos imputados tratan de lavarse las manos delante del juez de turno echándole el muerto a los técnicos.

Con el agua, el cambio de estrategia que acaba de anunciar el presidente resulta palmario. Agua pasada no mueve molinos, suele decir; pero es que el ADN hidráulico del PP estaba circulando hasta el último día de la campaña electoral. «Como yo intente que sea Rajoy quien traiga agua a Murcia, no la voy a traer», declaró PAS. Quien tampoco se va a quedar en posiciones que defendió su partido en un inicio (el trasvase del Ebro y el 'Agua para todos'). Espectacular. A su juicio, gracias a que ahora no hay mayorías, existe una oportunidad para negociar un pacto perdurable entre todos los partidos. Es otra forma de verlo, pero choca con lo que ha estado predicando el PP durante años. Con una aplastante mayoría absoluta -favorecida aquí con el voto del agua- los populares no han resuelto el problema. El balance es pésimo. Quizás haya que cambiar de opinión y de estrategia, como dice. Eso significa reconocer lo mal hecho, ¿pero contiene algo de cesión y renuncia?

Unido a esto, el problema del Mar Menor se debe en parte a la falta de agua para riego, como señaló, pero el verdadero origen está en que no se ha hecho nada contra la contaminación en veinte años, con gobiernos a varios niveles del PP y del PSOE.

No habla de fracaso, sino de 'no éxito' con el AVE. Algo refinado. El AVE no está en Murcia por la nefasta gestión de quienes manejaron antes la Comunidad y el Ayuntamiento, con daños colaterales en Cartagena y Lorca. Lo que ocurre hoy es el corolario, pero los retrasos no se deben a la oposición ni a la Plataforma. El aeropuerto de Corvera y la desaladora de Escombreras -otras herencias- no se tocaron. La realidad ya se encarga de superar a la ficción.

El presidente ha dado pistas para afrontar reformas de calado, como la sanidad, que se presupuesta mal y no se gestiona bien. Da la cara y admite errores, y eso es bastante. Su reto es devolver la ilusión, y sobre todo combatir el empobrecimiento. Detener la tremenda brecha de la desigualdad.

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