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El yerno de Valcárcel se queja del trato recibido por el juez del TSJ

Fulgencio Perán critica que le dejaron en evidencia delante de sus compañeros y que «no entendía qué prisa podía haber en esa citación»

efe

Jueves, 30 de junio 2016, 12:41

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Fulgencio Perán, yerno del expresidente de la Comunidad Autónoma de Murcia y vicepresidente del Parlamento Europeo Ramón Luis Valcárcel, investigado en el 'caso Novo Carthago', de presunta corrupción urbanística, se quejó del trato recibido del anterior instructor del caso, el juez del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) Manuel Abadía.

Esa contrariedad la manifestó al declarar ante la juez que actualmente dirige las investigaciones en un Juzgado de Instrucción de Murcia, la magistrada Miriam Marín, según se recoge en el acta de su declaración.

Perán aprovechó las preguntas de su abogado defensor para señalar que "le buscaron" un viernes en su trabajo, a las 12.30 horas, para que fuera a declarar el domingo siguiente, el ocho de febrero de 2015, ante Abadía.

Además, aseguró que "sus compañeros de trabajo le llamaron asustados, porque pensaban que era por algo muy grave, que le dijeron que le habían ido a buscar de malas maneras".

Asimismo, comentó que "le dejaron en evidencia delante de sus compañeros y que no entendía qué prisa podía haber en esa citación", a la que entonces fue convocado como testigo, y no en calidad de investigado, como ha declarado ahora.

Fulgencio Perán aprovechó de igual manera las preguntas de su letrado para matizar algunas de las manifestaciones hechas en aquella primera ocasión, como las referidas a si invitó a su boda con la hija de Valcárcel y también investigada, Rosario Valcárcel, al empresario promotor de Novo Carthago, Rafael Galea.

Ahora precisó que este promotor inmobiliario sí asistió al enlace matrimonial, pero que lo hizo como acompañante de su esposa, que fue la personal realmente invitada a la ceremonia.

Sobre ese particular, comentó que acudieron tanto el matrimonio como sus dos hijos, "porque es normal que la mujer viniera con su marido y con aquellos".

Sobre su declaración ante el instructor del TSJ, reveló que "se quedó extrañado" cuando este le preguntó sobre marcas y colores de aviones para tratar de determinar en qué tipo de ellos realizó el viaje de bodas.

Al ser preguntado por el fiscal del caso respecto a si podría identificar a las personas que le habían entregado el dinero que él mismo ingreso en las cuentas bancarias del matrimonio, respondió que "después de todo este embrollo, han hecho una labor de recuento y sí puede identificar a todas a las que corresponden los regalos de boda".

Finalmente, manifestó que del total del dinero recibido por la pareja, que un perito de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) cifra en más de 123.000 euros, tras abonar los gastos de la boda, les sobraron 42.000 euros, que, "para sacar rentabilidad", invirtieron en un plazo fijo que después cancelaron para comprar una vivienda y aplicarlo al pago de las dos hipotecas que suscribieron.

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