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José Palazón y José Antonio Gil.
«Murcia es una plaza muy joyera y de gustos mediterráneos»

«Murcia es una plaza muy joyera y de gustos mediterráneos»

José Palazón y José Antonio Gil. Propietarios de 'La Orfebrería'

Antonio Botías

Jueves, 30 de junio 2016, 01:12

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Es un taller donde los antiguos bancos de trabajo que empleaban los joyeros adquieren un especial protagonismo. Pero también lo tienen los rayos láser y el gas argón, junto a otras avanzadas técnicas. Porque el concepto de joyería que ofrecen José Palazón y José Antonio Gil en la calle Puxmarina, en Murcia, aúna tradición y modernidad. Así, en su local de 'La Orfebrería' uno puede encargar joyas de diseño para un regalo especial y tomarse una fotografía rodeado de herramientas como si le estuviera dando los últimos retoques a la pieza. O encargar, como si de la visita a un sastre se tratara, cualquier joya personalizada. Eso, sin contar con las tasaciones y peritaciones que algunos encargan antes de repartir la herencia para evitar más tarde disgustos innecesarios a la familia.

Más que joyería, ustedes venden el concepto de taller.

En la actualidad no quedan muchos talleres, y menos modernizados. Hemos querido aunar las dos cosas. En este sentido, por ponerle un ejemplo, ofrecemos soldadura láser que permite trabajar en todo tipo de metales, incluso el paladio, tras crear una atmósfera de gas argón. Y también suelda titanio. Somos los únicos en Murcia.

¿Qué más trabajos desarrollan en su taller?

Al unirnos un orfebre, mi socio José Antonio Gil y yo, que soy perito tasador en gemología y joyería, hemos reunido dos líneas de trabajo. Por un lado, la reparación y diseño de piezas. Por otro, la valoración y peritación de piezas.

¿No es lo mismo peritar una pieza que tasarla?

No. La tasación, que supone la mayoría de los casos, se reduce al valor de la pieza, a sus componentes. La peritación tiene en cuenta más características, como la época en que se realizó, el autor, su historia...

¿Y que tipo de joyas les acercan para que las tasen?

De todo tipo. Sus propietarios quieren venderlas o conocer su valor antes de dejarlas como herencia.

¿Tienen los murcianos buen gusto a la hora de elegir joyas?

¡Desde luego! Murcia es una plaza muy joyera. Cuando viajas fuera te das cuenta de que aquí hay mucho consumo. Así que el murciano sabe comprar y tiene gustos sureños.

Sureños, interesante término...

Es un término mío. Digamos gustos mediterráneos. Nos agrada que las joyas se vean, poder lucirlas. Las mujeres suelen arreglarse de forma magnífica en esta zona.

¿Y los hombres?

Sí, aunque son más consumidores de relojería. Al final, todo depende de la moda. Por ejemplo, están volviendo los pisacorbatas y los gemelos, lo que evidencia que la moda quizá imponga hombres más arreglados. El textil siempre tira de la joyería.

¿Qué tipo de diseños realizan?

Es el público el que lo determina. Solitarios de pedida, alianzas, pendientes... El denominador común es que son joyas personalizadas, piezas únicas.

¿Y piezas caras?

En absoluto. Somos una especie de sastres de la joyería. Asesoramos en el patrón y en las telas, si me permite el símil. Nos adaptamos al presupuesto del cliente. Acabamos de terminar unos pendientes para una novia cuyo presupuesto era de 250 euros. Y han quedado magníficos. Resulta curioso, pero algunos clientes incluso se toman una foto en el banco de trabajo, como si le dieran el último retoque a la pieza que más tarde van a regalar.

Sí, es curioso. ¿Y qué es lo mejor de su taller?

Quienes lo componen. Mi socio, la aprendiz Alejandra Espín y Concha Torres.

¿Qué joyas atraen a los jóvenes murcianos?

La moda está muy abierta hoy en día. Existen numerosas vertientes, aunque podríamos decir que no existe el término medio: o gusta lo sencillo o lo muy recargado.

¿Qué se vende más?

Hay mucha variedad. Quizá se vuelve a vender bastante plata. También hacemos muchas piezas de platino.

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