Borrar
El matrimonio Rosario Cruz y Fulgencio Perán, a su llegada a la Ciudad de la justicia.
La hija de Valcárcel dice que 123.070 euros de una cuenta salieron de regalos de boda

La hija de Valcárcel dice que 123.070 euros de una cuenta salieron de regalos de boda

La mujer, imputada por presunto cohecho, atribuye a una tía de Sevilla el haber hallado trabajo en un gabinete cuyo principal cliente era el promotor Galea

RICARDO FERNÁNDEZ / JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ

Jueves, 30 de junio 2016, 01:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los 123.070 euros que la hija mayor de Ramón Luis Valcárcel, Rosario, y su esposo, Fulgencio Perán, ingresaron en sus cuentas a lo largo de once meses de 2007 procedían íntegramente de regalos por su boda, que se celebró en octubre. Así lo aseguraron ambos cónyuges durante la declaración que prestaron ayer en el Juzgado de Instrucción número 2 de Murcia, como imputados por el 'caso Novo Carthago' de supuesta corrupción urbanística. La magistrada Miriam Marín les informó antes de iniciarse el interrogatorio de que se les investiga por un supuesto delito de cohecho, al existir sospechas de que podrían haberse beneficiado de «percepciones de dádivas o regalos, entregados por (la promotora) Hansa Urbana en consideración al cargo y al apoyo presuntamente prestado por Ramón Luis Valcárcel, su padre y su suegro, respectivamente, para el proyecto Novo Carthago».

La toma de manifestación de Rosario Cruz se inició con la pregunta de qué relación tenía con Rafael Galea, el presidente de la sociedad Hansa Urbana, que es quien se benefició de la recalificación supuestamente ilegal de unos terrenos junto al Mar Menor para construir 10.000 viviendas, hoteles y campos de golf.

La mujer respondió que «no conoce de nada a ese señor, ni tiene relación con él», y manifestó que si acudió a su boda fue porque su madre, Rosario Cruz, y la esposa del promotor eran amigas. Cuando le tocó el momento de declarar a su esposo, Fulgencio Perán, este ofreció la misma explicación sobre la presencia de Rafael Galea en la boda, por más que en febrero de 2015, cuando tuvo que prestar manifestación por vez primera sobre este asunto, aseguró que el empresario no estuvo en su boda. «O se transcribió mal o no supe explicar que Rafael Galea asistió a la boda como acompañante y que la persona realmente invitada era la mujer. Que es normal que la mujer viniera acompañada por el marido y los hijos», trató ayer de justificar el cambio de versión.

En aquel momento también aseguró no recordar cuál había sido el regalo que le había hecho el promotor, pero ayer sí estaba ya en disposición de aclararlo. «Los dos primeros ingresos, por importe de 2.000 euros cada uno de ellos -serían, pues, 4.000 euros-, creo que corresponden al regalo que hizo Galea en nombre del matrimonio y los hijos», indicó.

Su esposa, Rosario Valcárcel, declaró sin embargo que el regalo del impulsor de Novo Carthago había sido de 2.000 euros.

El asunto de los ingresos que se produjeron en las cuentas de la pareja centró buena parte de los interrogatorios. La juez Miriam Marín les preguntó expresamente por los 123.070 euros que llegaron a ingresar en 2007 y los cónyuges coincidieron en señalar que todo procedía de regalos de boda. Incluso en el caso, cuanto menos llamativo, de las entradas de dinero que empezaron a registrarse en enero de ese año, nueve meses antes del enlace, y, más todavía, de las que incluso se produjeron dos meses más tarde. «A principios de año los familiares más directos comenzaron a regalarnos dinero para ayudarnos a preparar la boda», afirmó Fulgencio Perán, quien explicó que se lo daban en mano y él mismo lo ingresaba en CajaMurcia, donde trabajaba.

Especial interés mostraron la magistrada y el Fiscal Anticorrupción, Juan Pablo Lozano, por conocer las razones por las cuales Perán realizó 30 ingresos consecutivos el día 27 de septiembre de 2007, todos ellos por importe de 1.000 euros y en su gran mayoría con billetes de 500 euros. El imputado calificó esas anotaciones como «apuntes, ya que quería llevar un control sobre quién había hecho los regalos para luego agradecérselo». En esa misma línea, Rosario Valcárcel rechazó que los ingresos los hubiera efectuado su marido bajo conceptos como 'tito Rafael', 'tito Paco', 'tita Marta'... y aseguró que en realidad se trataba de 'tit. Paco', etc., con lo que se refería al 'titular' del regalo.

Más peregrina resultó el argumento de Perán cuando el fiscal le insistió en la circunstancia de que prácticamente todos los billetes que ingresó ese día fueran de 500 euros. «¿Todos los invitados le daban el dinero en billetes de 500 euros?», le espetó. «En esa época se usaban esos billetes habitualmente», fue la única explicación que ofreció el interrogado.

Respecto de una anotación de 26.000 euros que se hizo después de la boda, señaló que se trataba de los sobres que les habían dado el mismo día de la boda, y sobre otro ingreso de 10.000 euros, realizado días después, señaló que se trataba de más regalos, que se los había guardado su madre y que se los dio cuando regresaron del viaje de novios.

Pese a que la pareja contaba con una lista de bodas en El Corte Inglés y con una cuenta en CajaMurcia para los regalos en dinero, de la que informaban a través de una tarjeta que entregaban a los invitados, Rosario Valcárcel explicó que mucha gente les daba el dinero en sobres. «Eso es muy habitual en los pueblos», dijo.

El dinero de los regalos -los 123.070 euros que ingresaron en sus cuentas, más lo que recogieron con la lista de bodas- les dio para pagar el convite de 450 invitados -afirman que los padres nada abonaron-, el viaje de novios a Australia y Nueva Zelanda y para llevarse 4.000 dólares y 4.000 euros para sus gastos personales en el viaje. Además les sobraron 42.000 euros, que les sirvieron para abonar parte de una vivienda que le compraron al exconcejal Antonio Sánchez Carrillo.

Un presunto enchufe

El otro aspecto en el que se centró el interrogatorio se refirió al hecho de que Rosario Valcárcel fuera contratada por un despacho jurídico de Sevilla del que el promotor Rafael Galea era el principal cliente. La explicación fue que una tía suya, en realidad, una hermana de su abuela que vivía en la capital andaluza, le hizo gestiones para encontrarle trabajo y que fue precisamente ahí donde se lo ofrecieron.

Añadió que en ese gabinete realizaba labores «de despacho», preparando demandas, procedimientos monitorios y llevando algunos temas de familia, y aseguró que «no estarían descontentos cuando al poco tiempo de trabajar allí me subieron un poco el sueldo».

La juez y el fiscal sospechan, sin embargo, que la contratación de Rosario Valcárcel en ese despacho no fue fruto de la casualidad, sino de la intervención de Rafael Galea, como contraprestación por la supuesta participación de Ramón Luis Valcárcel a la hora de remover obstáculos legales para recalificar los terrenos de Novo Carthago.

Tanto Rosario Valcárcel como su esposo, Fulgencio Perán, se negaron a responder a las preguntas de la acusación particular, aduciendo -en palabras de la mujer- que había observado «maliciosidad» en su actuación procesal.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios