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Jorge García Badía
Lunes, 27 de junio 2016, 11:13
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En el jardín abundaban los galanes de noche, la valla era tipo americano y cada hermano se repartía una parcelita para regar. «Mi padre era carpintero y tenía la casa que parecía un palacio», rememora nostálgico Jesús Costa Gómez, presidente del colectivo No Te Prives de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (LGTBI). Puede parecer que se crió en una zona 'bien' de Murcia, pero nada más lejos de la realidad porque en las casas prefabricadas del barrio de La Fama, Jesús y sus tres hermanas presenciaban la llegada de las 'lecheras' de la Policía Nacional para combatir el tráfico de drogas. Esas redadas no evitaban que algunos de sus compañeros de clase del colegio de La Paz se contagiasen del entorno y se 'fogueasen' esnifando pegamento.
«Muchas madres sacaron de la droga a sus hijos a hostias», resume de manera gráfica. Ese entorno habría invitado a más de uno a hacer las maletas al llegar a la madurez, pero Jesús no es de los que se achantan y se implicó con los barrios de La Fama y de La Paz. Trabajó en el comedor Santo Cristo y a los 21 años, como no quería hacer el servicio militar y tampoco quería declararse insumiso, se 'enroló' en Cáritas del Barrio de La Paz para hacer la prestación social.
Alternó su labor con los más desfavorecidos con un trabajo de educador en el centro 'Arrui Alea', de Molina de Segura. «Los casos eran muy crudos, eran jóvenes con medidas cautelares». Muchos de esos menores de edad residían en La Fama y se reencontraba con ellos los fines de semana cuando les dejaban salir del centro. Su activismo social le llevó junto a su amigo Nacho Tornel, actual edil de Cambiemos Murcia, a involucrarse en el Movimiento Infantil Comunitario (Mico) de la parroquia de La Paz, organizando campamentos para niños del barrio.
Su faceta de monaguillo
Por mil pesetas, se llevaban durante cinco días, en régimen de 'pensión completa', a zagales de 9 y 11 años para que practicasen senderismo y talleres de naturaleza en Los Urrutias y en la antigua casa forestal del Paraje de las Tanganeras de Aledo.
A pesar de esa relación fluida con las comunidades de base y de que fue monaguillo en la iglesia de San Juan de Ávila, el presidente de LGTBI aclara que «creo en Jesucristo, pero no en el de la iglesia católica». Otra de sus máximas es que «todas las religiones tienen una parte muy fea: los radicalismos». La última prueba de ello se vivió en un club gay de Orlando (Estados Unidos), donde Omar Mateen, en nombre de Estado Islámico, acabó a tiros con la vida de medio centenar de personas.
Costa tuvo ayer palabras de recuerdo para las víctimas durante la celebración del Orgullo LGTBI en la capital murciana. Su voz marca el devenir del Colectivo No Te Prives desde que en 2011 comenzó como tesorero y vieron que lo mismo cuadraba las cuentas, que organizaba muestras de cine, pegaba carteles por las calles...
«No quería ser presidente, me daba miedo porque enseguida empiezo a cambiar las cosas». Las urnas le eligieron y aceptó el reto con la ayuda de su vicepresidente, Diego Aguilera. En estos años han introducido novedades a la organización como grupos de trabajo de familias por la diversidad y el próximo reto es potenciar el turismo LGTBI en Murcia, programando obras de teatro, conciertos... «Es una ciudad tolerante».
Sacó 'partido' a Zapatero
Nada que ver con los años mozos en los que Jesús llegó a tener «alguna novieta», pero notaba que la cosa no funcionaba y no terminaba de dar el paso. «Salí del armario tarde porque estaba muy mal visto». Con los años recuperó el tiempo perdido rentabilizando las leyes de Zapatero: «Aproveché la ley del matrimonio igualitario para casarme y la ley del divorcio exprés para separarme».
El humor en su discurso no es fruto de la casualidad ya que entre los múltiples trabajos que desempeñó para financiarse su Graduado Social y salir adelante, está el de payaso para fiestas. También fue auxiliar administrativo en una asesoría, hasta que a los 33 años se cansó de estar en un despacho y recibir órdenes. «Cumplía la edad de Cristo cuando dejé el trabajo, mi jefe me preguntó: '¿A dónde vas a ir ahora si tienes un trabajo fijo'? Yo le contesté que 'tengo manos para trabajar'». O más bien para vender, porque acabó comercializando el 'merchandising' de Chambao, en los conciertos que ofrecía el grupo por doquier.
«Mi amigo Toni era novio de 'La Mari' (vocalista) y trabajé con ella». De hecho, también acompañó a Chambao por su gran gira en Latinoamérica cuando el tema 'Pokito a poco' lideraba las listas de ventas. Pero una vez más, cambió de aires laborales, y acabó tras la barra, al frente de la cafetería del Campus de la Salud, que tiene la Universidad de Murcia en el hospital Virgen de La Arrixaca.
Jesús Costa cambió su barrio de La Fama por la pedanía murciana de San José de la Montaña, pero no olvida ni jamás olvidará sus orígenes. «Del barrio han salido muchos luchadores: sindicalistas, concejales, profesores...». A ese listado habría que añadir activistas de la igualdad como Jesús Costa Gómez.
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