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El presidente de la Comunidad señala al portavoz de Podemos durante el debate en la Asamblea.
Máxima tensión por la negativa de Sánchez a hablar de 'Púnica' y atacar a la oposición

Máxima tensión por la negativa de Sánchez a hablar de 'Púnica' y atacar a la oposición

El presidente desoye en la Asamblea las preguntas de Tovar, al que llama frustrado, y habla del «oscuro pasado» de Urralburu

Gregorio Mármol

Viernes, 3 de junio 2016, 00:59

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El presidente de la Comunidad Autónoma hizo suyo ayer ese lema deportivo que dice que la mejor defensa es un buen ataque. Pedro Antonio Sánchez no respondió en la Asamblea Regional a ninguna de las directísimas preguntas que la oposición le hizo sobre los exhaustivos informes de la Guardia Civil que lo vinculan con la 'trama Púnica' de presunta corrupción. Ni siquiera aclaró si dimitirá en caso de ser investigado formalmente (antes imputado) por la Audiencia Nacional. Cual víctima ofendida y muy digna, las esquivó a base de acometidas a los portavoces que se las hicieron, llamando frustrado al socialista Rafael González Tovar y haciendo insinuaciones sobre un supuesto «oscuro pasado» del líder de Podemos Óscar Urralburu. Elevó el tono como nunca antes lo había hecho este curso en el Parlamento, crecido, aplaudido y jaleado a cada embestida por un centenar de militantes y altos cargos populares en los ayuntamientos y la Comunidad, movilizados para la ocasión.

Tras poner en antecedentes al hemiciclo sobre detalles de la investigación policial, conocidos esta semana, Urralburu fue claro: «¿Dimitirá si es investigado?» No hubo ni un sí ni un no por respuesta. Sánchez se limitó a negar que pretendiera cargar a la Comunidad 36.800 euros por un lavado de imagen que, según los investigadores, estaba a punto de cerrar con el empresario Alejandro de Pedro -socio del exalcalde de Cartagena José Antonio Alonso- y que iba a camuflar como «gastos de formación» en la Consejería de Educación. Después contragolpeó con alusiones a supuestos casos de corrupción de dirigentes de Podemos y diciendo que la intervención de Urralburu «evidencia que [ustedes] son una amenaza para la democracia y para el estado de derecho». Además, le reprochó que paguen con dinero de la Asamblea «hasta las cortinas de su sede» y los abogados para ser acusación particular en la investigación judicial por las obras del auditorio de Puerto Lumbreras.

«Usted viene aquí a montar el numerito antisistema, populista, envenenado y faltón. Se debe a su público. Le da igual lo que yo le diga. Quizás tenga un oscuro pasado que le hace pensar que todos somos iguales», le espetó, contundente y con aplomo, al portavoz de la formación morada. Sánchez concluyó: «Jamás, jamás, nunca, se contrató ni se pagó, ni hubo decisión para contratar con esa empresa».

Urralburu se mostró nervioso aunque hábil para recordarle al presidente que su versión sobre los contactos con el empresario De Pedro no concuerda con la que reflejan los mensajes y correos electrónicos que ambos cruzaron, según la Guardia Civil. «Aquí hay 66 páginas de sumario y 400 documentos. Dice usted que fue De Pedro quien le llamó, que apenas le conocía, que era una empresa más. ¿Se reúne personalmente con todas las empresas que le ofrecen servicios? ¿Viaja de Murcia a Madrid? No nos tome por tontos, señor presidente. ¿Miente usted o la Guardia Civil?»

Acusación al PSOE

El portavoz del PSOE, Rafael González Tovar, pidió al presidente su valoración sobre la negativa imagen y la mala reputación que generan a Murcia los casos de corrupción. En su exposición habló de la presunta vinculación de Sánchez con los cabecillas de la 'Púnica', pero también citó el 'caso Umbra' de Murcia, el 'Novo Carthago' de Cartagena, la desaladora de Escombreras y las investigaciones a exconsejeros de anteriores gobiernos como Francisco Marqués, Antonio Cerdá y Joaquín Bascuñana, entre otros. «Esta semana se ha hecho usted un 'hat-trick' (triplete) en propia puerta con 'Púnica', el 'caso Auditorio' y la rambla de Nogalte», ironizó el socialista.

«Señor Tovar, su turno político se acaba y eso genera una frustración que no puede soportar», le contestó desafiante el presidente. «No hay peor corrupción en un estado de derecho y en una democracia que una denuncia falsa. Y no hay más corrupto que quien alienta y paga denuncias falsas. Usted, señor Tovar, no tiene ninguna credibilidad. Se lo dicen los murcianos cada vez que se ha presentado [a unas elecciones]». No se arrugó Sánchez, pues terminó exigiéndole a Tovar que pidiera perdón a todos los altos cargos del PP que fueron denunciados por el PSOE ante supuestos casos de corrupción y que los tribunales archivaron por falta de pruebas. Los citó uno a uno. «Si tiene dignidad, pida perdón. Claro que se mancha a la Región con ochenta denuncias falsas y archivadas. Pida perdón», insistió, elevando la voz y el tono del debate. Pero tampoco contestó a la pregunta concreta.

El aviso de Ciudadanos

El portavoz de Ciudadanos, Miguel Sánchez, que debía interrogar al presidente sobre el incumplimiento de la ley de Presupuestos en materia educativa, le dio a Sánchez una tercera oportunidad, después de rebajar el tono del debate diciéndole: «Espero y deseo que se encuentre bien en lo personal. No debe ser plato de buen gusto. Se le ha visto en forma y por momentos 'se ha venido arriba'». Pero el líder de Ciudadanos cambió rápido la pluma por la estaca: «Si resulta usted imputado por cualquiera de las dos causas, el 'caso Auditorio' o la 'trama Púnica' le exigiremos con las máximas de las vehemencias que se vaya, en cumplimiento del acuerdo [de investidura]». El presidente pasó de largo sobre ese asunto y respondió solo al grado de cumplimiento presupuestario para crear los bancos de libros y pagar los meses de verano a los profesores interinos.

Miguel Sánchez aclaró que ese pacto de investidura seguirá vigente mientras el presidente no sea formalmente investigado, situación que -en caso de que los jueces consideren hacerlo- se demorará varios meses más por su condición de aforado. Por ahora cierra la puerta a la moción de censura que PSOE y Podemos consideran necesario presentar ya. Además, llegado el caso, Ciudadanos dará prioridad a que el PP deje caer a Sánchez y designe otro candidato. Una negociación con PSOE y Podemos solo se contempla en caso de romper sus relaciones con los populares.

A elevar la tensión política en el pleno de ayer contribuyó una polémica entre la presidenta del Parlamento, Rosa Peñalver, y los diputados del PP, a cuenta del acceso de invitados a los salones dispuestos para seguir la sesión en directo. Ésta comenzó con quince minutos de retraso por las limitaciones en el acceso de público al Patio de las Comarcas, la sala noble desde la que hay una visión directa del hemiciclo. Según denunció el PP, Presidencia eliminó sillas y estableció un criterio de proporcionalidad para evitar que ocuparan todas las restantes los afiliados del PP. La Asamblea lo negó y explicó que en ese salón colocó 30 sillas más de las 60 que hay habitualmente. También abrió la sala de conferencias, con 137 butacas y una pantalla de televisión para seguir el debate. El PP acreditó a 150 asistentes y había otros 110 más, entre ellos ciudadanos interesados en asuntos sanitarios que fueron debatidos tras hablar el presidente. Se escalonaron entradas y salidas para evitar el caos.

Finalmente la Asamblea dio prioridad para ocupar los lugares privilegiados a los alcaldes populares acreditados -como los de Mazarrón y San Javier, Alicia Jiménez y José Miguel Luengo, respectivamente-, concejales y altos cargos de la Comunidad. Todos ellos acabaron ovacionando y estrujando a Sánchez, que abandonó el hemiciclo entre gritos de «presidente, presidente».

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