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Un navegante sobre aguas procelosas

Un navegante sobre aguas procelosas

Andrés Santiago Arnaldos, afamado abogado, expolítico, nazareno y fanático de la náutica, está en el ojo del huracán de la investigación sobre la desaladora

Ricardo Fernández

Lunes, 30 de mayo 2016, 12:22

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Andrés Santiago Arnaldos seguro que no teme, que era algo que sí le ocurría a Ulises, a las aguas procelosas que tantos y tan desconocidos peligros guardan en sus profundidades. Navegante implacable, conquistador de los siete mares a bordo de un flamante -y es de suponer, costoso- velero, que al menos hasta hace poco tiempo amarraba en el Tomás Maestre de La Manga y con el que se ha llegado a empeñar hasta en travesías transatlánticas, ahí es nada, se dispone ahora a afrontar uno de los mayores y más penosos retos de su existencia: el de surcar -tratando de no irse a pique- las engañosamente mansas y desalobradas aguas que brotan de la planta desalinizadora de Escombreras. Unas aguas cuya incipiente pestilencia no procede curiosamente del tan mal elegido lugar de captación de los caudales -la dársena del puerto, que anda que no había más costa en la Región-, sino del entramado de tuberías societarias que posibilitaron que el negocio montado por un grupo de empresarios murcianos, allá por el año 2003, bajo la denominación de Hydro Management SL, acabara siendo íntegra y graciosamente asumido por el Gobierno regional de Ramón Luis Valcárcel -Antonio Cerdá mediante-, incluyendo unos leoninos e insólitos compromisos de pago de 600 millones en un plazo de 25 años.

El registro de su despacho jurídico de la calle Trapería 33, acometido este martes por agentes del Grupo de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) del Cuerpo Nacional de Policía en busca de documentación reveladora de esas negociaciones de apariencia ilícita, acaba de situar a este afamado abogado civilista y mercantilista en el centro del temporal de una investigación judicial, la que acaba de activar la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Murcia, María del Mar Azuar, que puede marcar una época.

Desde luego, si alguien en este mundo terreno conoce los entresijos de la desalinizadora de Escombreras es, por fuerza tiene que serlo, Arnaldos. Ya casi en sus orígenes, cuando la firma Desaladora de Escombreras SA solo tenía capital privado -estaba formada por dos empresas del Grupo ACS de Florentino Pérez, Moncobra y Cobra Instalaciones y Servicios-, el abogado murciano figuraba como vocal del consejo de administración. Y, lo que es más llamativo, y apunta a que su vinculación con el proyecto era algo más que simbólica, su propio despacho figuraba como sede social de esa sociedad.

Cuando el proyecto acabó siendo asumido en 2006 por la Administración regional, Andrés Santiago Arnaldos reapareció -se podría decir que fue 'fichado'- como secretario de la sociedad pública Hidronostrum SA y del Ente Público del Agua y acabó ejerciendo como administrador mancomunado, junto a José Manuel Ferrer, de la sociedad Desaladora de Escombreras SA.

Pinitos en la política

Es de suponer que fueron sus muchos conocimientos mercantiles y administrativos los que le condujeron a tan altas responsabilidades, aunque lo cierto es que contactos políticos nunca le faltaron. De hecho, él mismo hizo algo más que pinitos en la política, pues fue candidato al Congreso de los Diputados en 1977 en las listas de UCD, luego director general con el ministro Joaquín Garrigues y por último, en 1979, delegado del Gobierno en la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS). Con la arrasadora victoria socialista de la mano de Felipe González en 1982, la trayectoria pública de Andrés Santiago Arnaldos se vio definitivamente atajada y se volcó en la abogacía, con un éxito que no le discuten ni los detractores que también tiene, como todo profesional relevante. En su nómina de clientes figuran destacadas empresas de la Región y además ejerce como secretario de Aguas de Molina de Segura-Sercomosa, entre otras responsabilidades societarias.

Quienes mejor lo conocen sostienen que, pese a la imagen de frialdad que puede transmitir a primera vista -quizás algo de culpa tenga en eso su cabello, que de tan blanco llega a imponer-, es «detallista y extremadamente educado». Está casado con la actual decana de la Facultad de Economía de la UMU, Pilar Montaner, que sonó como directora general de Universidades, y tiene dos hijos, uno de los cuales ejerce como abogado en Nueva York. Murciano de pro y amante de las tradiciones de la ciudad, es mayordomo de la Cofradía de Jesús, de cuya directiva fue secretario, y socio protector de los Amigos del Museo Salzillo.

El registro de su despacho por la Policía, que prácticamente viene a anunciar que la investigación judicial no va a pasar por él como la luz por un cristal, sin tocarlo ni mancharlo, va a suponerle sin duda un golpe difícil de encajar. Como debieron serlo las revelaciones periodísticas que pusieron de relieve que este letrado, actuando como administrador mancomunado de Desaladora de Escombreras SA, provisionó nada menos que 700.000 euros para sus propios honorarios y los de un procurador por ejercitar la defensa de esa entidad frente a una demanda de ACS.

Lo más curioso del asunto, por no decir también lo más indignante, es que el Gobierno regional autorizó semejante desembolso contra las arcas públicas, en vez de hacer lo que recomendaba la Intervención, que no era otra cosa que dejar que los servicios jurídicos de la Comunidad asumieran -sin coste alguno- esa defensa.

Ahora, mientras el cielo se ennegrece por momentos, los rayos se recortan amenazantes contra el horizonte y el mar se encrespa como el lomo de un felino enfurecido, Arnaldos se aferra al timón, aprieta las mandíbulas y se apresta a enfrentar las embestidas que, sabe, habrán de irle llegando una tras otra.

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