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Una paciente realiza ejercicios con los brazos ayudada por una pantalla de realidad virtual, mientras el fisioterapeuta Juan Antonio López (derecha) y Alberto Villaescusa (alumno de Fisioterapia en prácticas) observan atentamente el desarrollo de la terapia.
Los afectados por daño cerebral reciben por fin rehabilitación integral en La Arrixaca

Los afectados por daño cerebral reciben por fin rehabilitación integral en La Arrixaca

El hospital crea una unidad específica para tratar todo tipo de secuelas por ictus o accidentes, tras años de reivindicación de pacientes y profesionales

Javier Pérez Parra

Lunes, 30 de mayo 2016, 12:19

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La atención urgente ante un infarto cerebral, un derrame o un traumatismo craneoencefálico ha mejorado sustancialmente en la Región en los últimos años. La puesta en marcha del 'código ictus' -un protocolo que se activa cada vez que se produce un ingreso por accidente cerebrovascular- ha permitido salvar vidas y evitar o reducir complicaciones en muchos afectados. Pero la sanidad pública murciana seguía teniendo una asignatura pendiente: las insuficientes terapias de rehabilitación, imprescindibles para tratar las secuelas de los afectados por daño cerebral. La escasez de recursos y las listas de espera han provocado la queja recurrente de los pacientes y sus familias, mientras el Servicio Murciano de Salud (SMS) echaba mano de las derivaciones a conciertos para paliar este déficit. Por fin, las cosas han empezado a cambiar, al menos en La Arrixaca, gracias al esfuerzo personal de los profesionales.

  • La causa más común del daño cerebral

  • es el ictus. Cada año, 3.300 murcianos sufren un ictus, según datos del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV) de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Aproximadamente, el 40% sufre secuelas que requieren de rehabilitación. Otra de las causas más comunes de daño cerebral son los traumatismos craneoencefálicos por accidente.

El principal hospital de la Región cuenta desde finales del año pasado con una unidad específica de rehabilitación neurológica que ofrece una atención integral a los afectados por daño cerebral adquirido. Médicos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, una logopeda y una psicóloga clínica abordan con los pacientes la recuperación tanto desde el punto de vista motor como cognitivo, un aspecto tradicionalmente relegado, subraya el jefe del servicio, Juan Antonio Olmo. Además, se han incorporado nuevas tecnologías que permiten terapias más eficaces, y se organizan sesiones de psicoterapia con las familias para que puedan afrontar en mejores condiciones los cambios que supone el cuidado de una persona que se ha convertido en dependiente.

Aproximadamente, unos 190 pacientes de estas características pasan cada año por el servicio de Rehabilitación del Virgen de La Arrixaca. El ictus (infarto cerebral o derrame) es la causa del daño cerebral en más del 50% de los casos. También hay víctimas de traumatismos craneoencefálicos por accidentes, pacientes oncológicos, de esclerosis múltiple y de ELA (esclerosis lateral amiotrófica), entre otras patologías.

Cada caso es diferente pero, habitualmente, los afectados por ictus o por accidente se someten a unos seis meses de rehabilitación intensiva, un periodo que puede ampliarse hasta los doce meses o continuar en centros concertados. «Normalmente, a los seis meses se ha alcanzado el 95% de la recuperación posible en los pacientes», explica Juan Antonio Olmo. En otras palabras, lo que no se haga en los primeros meses para intentar corregir las secuelas de un infarto cerebral, difícilmente va a conseguirse más tarde.

Evitar las esperas

Por eso es fundamental que los pacientes lleguen a Rehabilitación inmediatamente después de haber superado la fase aguda de la enfermedad, sin dilaciones ni esperas. La coordinación con el servicio de Neurología y con la Unidad de Ictus, que dirige Ana Morales, ha mejorado notablemente, pero por desgracia en ocasiones todavía hay disfunciones. «El problema es que hablamos de pacientes que en la mayoría de los casos tienen que venir a las sesiones en ambulancia desde su domicilio, lo que a veces genera demoras en función de la disponibilidad de estos vehículos», admiten Beatriz Yusá y Rocío Sánchez, médicos de la nueva unidad.

Una vez que inician la rehabilitación, los pacientes son atendidos por los profesionales de forma coordinada. «Con la puesta en marcha de la unidad hemos cambiado la metodología de trabajo», explica el jefe del servicio, Juan Antonio Olmo.

La aportación de todos y cada uno de los miembros del equipo es igual de importante. Para una persona con la mitad del cuerpo paralizado por culpa de una hemiplejia causada por un ictus, o que sufre un problema de espasticidad (rigidez muscular), son fundamentales las tradicionales sesiones del fisioterapeuta, que ahora se han visto reforzadas gracias a la introducción de nuevas tecnologías. La unidad cuenta con un equipo de realidad virtual que permite al paciente hacer una serie de ejercicios siguiendo las indicaciones que ve en una pantalla. «De lo que se trata es de estimular las denominadas 'neuronas espejo', que llevan a imitar los movimientos que la persona observa delante de ella», explica el doctor Olmo. La realidad virtual ayuda a que el paciente «se concentre mucho más» a la hora de hacer los ejercicios, y mientras mantiene la vista puesta en la pantalla, realiza los movimientos de forma mucho más precisa, en posición de equilibrio, subraya el fisioterapeuta Juan Antonio López.

Pero esos problemas físicos de quienes padecen las secuelas de un ictus o un accidente necesitan también, muy frecuentemente, de la intervención de un logopeda. La presencia de estos profesionales en la sanidad pública es meramente testimonial, pero la Unidad de Rehabilitación Neurológica cuenta con María Dolores Alonso, toda una veterana que trabaja con los pacientes tanto la musculatura de la boca y la cara como la búsqueda de «una comunicación alternativa» cuando el paciente tiene serios problemas para hablar. También ahí las terapeutas ocupacionales Alicia de Francisco y María del Mar Patiño tienen un papel fundamental. «Trabajamos la funcionalidad del paciente: los problemas para comer, para vestirse, para desenvolverse en su entorno», explican. Pautan ejercicios y dan indicaciones tanto al paciente como a los familiares. El objetivo, en definitiva, es que los afectados por daño cerebral ganen la mayor autonomía posible.

Psicóloga clínica

La puesta en marcha de la unidad ha permitido la incorporación de la psicóloga clínica Rosa María Espinosa, cuya labora es clave sobre todo en la atención de quienes han sufrido pérdida de memoria, alteraciones conductuales u otras secuelas cognitivas a las que tradicionalmente no se les ha prestado demasiada atención en la sanidad pública. Pero, además, La Arrixaca ha introducido la psicoterapia en familia, lo que supone toda una novedad. «Un ictus o cualquier enfermedad que provoca estos daños tiene un gran impacto en la vida cotidiana de la familia. Los hijos se convierte en padres, y los padres en hijos. Todo eso hay que abordarlo. A veces hay problemas y rupturas, pero en muchas otras ocasiones los vínculos se estrechan», explica Espinar.

El equipo que dirige Juan Antonio Olmo está motivado e ilusionado con este nuevo proyecto. Es un gran avance para los pacientes de La Arrixaca que no se va a quedar ahí. Los profesionales trabajan ya en la incorporación de nuevos tratamientos. Entre ellos, las bombas de baclofen (un medicamento para tratar la rigidez de los músculos). «Funcionan igual que las bombas de analgésicos que se utilizan en las unidades del dolor», explica el doctor Olmo. Habitualmente, la rigidez o espasticidad se trata con infiltraciones de toxina botulímica, pero «en pacientes donde ese problema se da en muchos puntos diferentes del cuerpo, la bomba podría ser una solución», advierte el jefe de Rehabilitación.

Pero para que la unidad pueda seguir avanzando se necesitan recursos y el apoyo del SMS. El servicio de Rehabilitación ha perdido dos fisioterapeutas que estaban a tiempo parcial en los últimos años.

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