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Rosa Díez.
«Los cuatro primeros partidos han dado un espectáculo lamentable»

«Los cuatro primeros partidos han dado un espectáculo lamentable»

Rosa Díez. Cofundadora de UPyD. «Nuestro trabajo fue un éxito político, pero no tuvo rentabilidad electoral. No falló nada, hicimos lo que teníamos que hacer»

Julián Mollejo

Martes, 24 de mayo 2016, 12:03

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Rosa Díez (Sodupe, Vizcaya, 1952) vuelve..., pero no a la política. El abandono del retiro que inició a principios de año, cuando dejó UPyD y pidió su disolución, es para promocionar un libro que ha escrito sobre la aventura del partido magenta, 'Los aventureros cuerdos'. En él repasa no solo el nacimiento y caída de UPyD, sino también el devenir de España en dicho periodo, antesala del sudoku político actual.

  • ¿Qué? Rosa Díez presenta su libro 'Los aventureros cuerdos. Ocho años de rebelión magenta'.

  • ¿Dónde? Sala Ámbito Cultural, en la planta sótano de El Corte Inglés, Gran Vía Salzillo, Murcia. Entrada gratuita hasta completar el aforo.

  • ¿Cuándo? Hoy, martes, a las 19.30 horas.

-Usted apela en su libro al orgullo de los integrantes de UPyD. ¿No fue entonces un fracaso político?

-El libro es un repaso de la historia de España de los últimos ocho años entremezclada con la historia de nuestra propia organización política y en qué medida ese trabajo cambió el paradigma político en España. El libro repasa todas nuestras iniciativas, desde la despolitización de la justicia, la reforma constitucional y la regeneración democrática, hasta la supresión de las diputaciones y de los privilegios para los partidos políticos, la reforma de la ley electoral...

-¿El camino que abrió UPyD es el que han aprovechado los denominados partidos emergentes?

-Cuando nacimos, nosotros hicimos un diagnóstico sobre cómo estaba España y las cosas que había que hacer, y abrimos una puerta que estaba cerrada. Lo que empezamos a plantear y debatir en las instituciones estaba prohibido. Los dos grandes partidos, PSOE y PP, con IU y los nacionalistas, habían considerado que los asuntos de que le hablaba antes eran tabú. Pero la sociedad empezó a considerar que era necesario hablar de ello, y llegaron otros partidos, no solo Ciudadanos, que ya estaba antes, e incorporaron esos temas a sus propuestas. No solo los emergentes. Si repasa los programas de todas las formaciones políticas, hasta los viejos partidos llevan todas esas reivindicaciones de una u otra manera. Estas ideas se han abierto paso, de modo que nuestro trabajo fue un éxito político incuestionable, pero que no tuvo rentabilidad electoral. En la historia es habitual que pasen las ideas aunque no pasen las personas que las defienden.

-¿Qué es lo que falló entonces?

-No creo que fallara nada. La política es un servicio público, y hay que hacer lo que hay que hacer, aunque no sea rentable. Los ciudadanos, haciendo uso de su libre albedrío, decidieron votar a partidos que prometían hacer lo que UPyD ya había hecho. Una de las razones de que eso pasara es que hacía año y medio que, encuesta tras encuesta, unas reales y otras ficticias, UPyD no estaba en la foto. Se consagró la idea de que éramos lo mismo, pero que unos iban a estar y otros no...

-Se está refiriendo a Ciudadanos.

-Sin duda, pero no solo. Ya le he dicho que los partidos en las últimas elecciones llevaban entre sus propuestas todo lo que defendió en solitario UPyD en estos ocho años.

-¿El fallido pacto con Ciudadanos fue el punto de inflexión que precipitó la caída de UPyD?

-La decisión que tomó el partido por un amplísima mayoría de seguir siendo un partido autónomo fue la correcta. Después de lo que ha ocurrido en las últimas elecciones, Murcia es también un ejemplo en relación con Ciudadanos, queda claro que estamos hablando de formaciones distintas, que no solo planteaban iniciativas diferentes, sino con un comportamiento, desde el punto de vista democrático y regenerador, totalmente distinto. La nube negra se extiende sobre UPyD el día que cometemos la osadía de sentar a todos los gerifaltes de Bankia en el banquillo y de plantear una lucha radical contra las preferentes con una querella criminal.

-Aún hay gente que intenta resucitar el partido. En Murcia, hace poco se eligió el nuevo Consejo Territorial. ¿Qué aconsejaría a los que aún portan la bandera de UPyD?

-No, yo no doy consejos. El máximo respeto para ellos, pero cero consejos. El libro no va de eso, va de reivindicar toda nuestra historia, nuestra coherencia y nuestro servicio a la sociedad. Hemos demostrado que se puede hacer política de otra manera, aunque no sea rentable.

-¿Echa de menos la política?

-Echo de menos el movimiento al no estar en primera línea. Echo de menos el no haber podido estar en estos momentos tan poco edificantes, con unos partidos políticos incapaces de hablar de otras cosas que no sean sus cálculos electorales y de ponerse de acuerdo en restringir los gastos electorales. Lo echo en falta, pero no me he jubilado de la política en términos de compromiso democrática. Estoy en la reserva.

-¿Tiene alguna salida la situación política actual de división y bloqueo por la falta de acuerdos?

-Las encuestas se hacen para determinar lo que se quiere que ocurra y no tanto para saber lo que los ciudadanos piensan. La cocina funciona muy bien para eso. Durante cuatro meses nos han explicado que no iba a cambiar nada. Yo no estoy de acuerdo. No sé si la gente volverá a votar de forma parecida o si cambiará mucho, pero sí estoy convencida de que el comportamiento de los dirigentes políticos que han dado el espectáculo lamentable en estos cuatro meses no será el mismo tras el 26J. Lo ocurrido en España no tiene similitud en ningún país de Europa, a nadie se le ocurre que el número dos ni siquiera se siente a hablar con el número uno. Pero tampoco es imaginable que el número uno reciba el encargo del jefe del Estado y diga 'paso palabra'. Ha habido un comportamiento absolutamente lamentable, los ciudadanos han visto que los cuatro primeros partidos solo iban a su cálculo electoral. Si UPyD hubiera estado allí, habría renunciado al 'mailing' y a la subvención electoral, lo que habría obligado al resto a retratarse.

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