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Garre, sentado en la última fila en la junta directiva del PP de julio pasado. Le hizo compañía Juan Guillamón, que no está en la operación.
Garre no descarta optar a la presidencia regional del PP «si se queda huérfano»

Garre no descarta optar a la presidencia regional del PP «si se queda huérfano»

El expresidente planeó su regreso exigiendo la salida de Rajoy para dar después un salto al partido, aunque no se enfrentará a Sánchez

Manuel Buitrago

Viernes, 11 de marzo 2016, 00:54

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Alberto Garre no se levantó el miércoles por la mañana con la ocurrencia de dar la campanada nacional exigiendo la marcha de Mariano Rajoy. Todo estaba planeado y coordinado para saltar a la arena política en el momento preciso y con el alcance mediático adecuado. Quienes le acompañan en esta operación explican que la espoleta la activó José María Aznar cuando animó al partido a tomar la iniciativa. Garre vio la oportunidad y se lanzó, con una estrategia que va más allá de pedir la retirada de Rajoy: quiere aglutinar una corriente y optar a la presidencia regional del partido «si se queda huérfano», manifestó ayer. No se enfrentará a Pedro Antonio Sánchez, pero baraja la posibilidad de que la justicia se ponga por medio y aparte al presidente de la Comunidad.

No oculta que espera esta baza. Alberto Garre recibió ventaja en marzo de 2014, cuando Sánchez quedó inmovilizado por la investigación sobre su vivienda familiar, lo cual le impidió relevar a Valcárcel en la presidencia de la Comunidad. Eso hizo que Garre ocupara el 'trono' por accidente. Le tomó el gusto e intentó repetir como candidato aprovechando la misma situación judicial de Sánchez, pero la inocencia implícita de éste en el sobreseimiento de la causa le cortó el paso. Ahora espera servirse de nuevo de la vía judicial que le pueda tender la investigación del 'caso Auditorio'.

Esta eventualidad forma parte de la estrategia diseñada. Alberto Garre también tendría que apartar de su camino a Ramón Luis Valcárcel. El PP lo ve como una operación condenada al fracaso, porque los órganos del partido están copados por afines a Sánchez y Valcárcel. Además, tendrá enfrente a la cúpula nacional de Génova, que no le perdonará esta «deslealtad» con Rajoy.

Seguirá como militante

El PP dice que no tiene apoyos y que actúa por despecho

Alberto Garre siguió ayer con la ronda de entrevistas en los medios de comunicación exigiendo la salida de Rajoy, desafiando abiertamente a la dirección de su partido. Se acoge a su derecho a expresar su opinión y no piensa renunciar como militante. Cuando se le recordó que, según los estatutos de su partido, el presidente nacional del PP debe ser el candidato para el Gobierno de la nación, contestó que esa circunstancia no se da en la Región de Murcia, donde Pedro Antonio Sánchez preside la Comunidad pero no el partido.

Garre estaba marginado desde antes de que dejara la presidencia de la Comunidad, y cree que políticamente no tiene nada que perder en el pulso que mantiene con la dirección regional. Los dirigentes sostienen que no cuenta con apoyos y que se ha echado al monte por despecho. Apuntan que está mal aconsejado.

El expresidente de la Comunidad, por su parte, recalcó ayer que ha recibido muchas muestras de apoyo y ánimo para regresar a la arena política y liderar una corriente distinta. Sostiene que no está solo porque otros se han pronunciado en el mismo sentido. Citó al presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, al expresidente José María Aznar y a los exdiputados Cayetana Álvarez de Toledo y Jaime Ignacio del Burgo.

¿Habría actuado igual si hubiera ido en la lista autonómica o en la candidatura al Senado, dando continuidad a los muchos cargos que ha ocupado en el PP durante 29 años? En su entorno contestan que no habría influido, porque «es fiel a sus principios». Pero la desazón sigue por dentro. Se le prometió el año pasado que iría en la lista al Senado como compensación por los años de servicio al partido y a la causa. Rajoy quedó en llamarle días después para darle la confirmación. Aún está esperando esa llamada, comentan. Valcárcel se cruzó por medio y lo pactado quedó en agua de borrajas. El propio Garre comentó que le habría hecho ilusión ir a la Cámara Alta como colofón a su carrera política.

Quema sus naves ante el aparato

Avisó en la Asamblea de que regresaba a la política

Desde entonces todo han sido choques y desavenencias. El mes pasado puso contras la cuerdas a Valcárcel dando una versión distinta sobre el 'affaire' de la desaladora de Escombreras. Se fue para arriba, y en la misma Asamblea anunció que volvía a la primera línea del PP para «seguir luchando» por la Comunidad. «Estén atentos, no quiero impulsar nada, es solo cuestión de tiempo. No me extrañaría que esos mismos palmeros que te dicen lo guapo y bonito que eres sean los mismos que dentro de unos días pidan la cabeza de los líderes políticos», apostilló en el críptico 'dialecto garretí'.

El regreso se ha producido como elefante en cacharrería. Si Rajoy baraja la opción de apartarse -en el momento calculado- no le habrá hecho ninguna gracia que un militante de Murcia le destroce la estrategia y los tiempos. Garre carece de tacto político y debería saber que estos procesos internos ocurren por combustión espontánea, cuando el líder da el paso sin que le empujen, y menos desde las provincias.

Le 'fabrican' un perfil

Ronda de entrevistas y choque con Soraya

Alberto Garre ha logrado, de momento, lo que quería. Sacar la cabeza y tomar protagonismo. Ni él mismo se creía el alcance y repercusión que han tenido su palabras. Se ha enfrentado incluso a Sáenz de Santamaría, sugiriéndole que prepare también las maletas. Como estrategia de comunicación ha sido un éxito, pero falta saber cuánto le durará. En el PP señalan que ha tenido su momento de gloria y que el resplandor le durará dos telediarios. No sería extraño que iniciara otro peregrinaje por las televisiones, que se alimentan de caras nuevas, amotinados y contestatarios de la política. Si necesita un 'perfil nacional', tiene personas dispuestas a confeccionarlo, como es José Antonio Ruiz Vivo, exdiputado regional y exsecretario general de Comunicación en dos mandatos de Valcárcel.

Estos días es la sombra de Garre y la persona que le lleva la agenda mediática. Declara que no aspira a ningún puesto y que está ayudando al expresidente de la Comunidad porque es su amigo. «Me llamó y me puse a su disposición», comenta.

«La verdad nos hace libres»

Sintoniza con Aznar y defiende su legado

La sintonía de Garre con Aznar es clara, y marca la adhesiones que pueda recibir. «A mí, como al presidente Aznar, me ha parecido que España y mi partido atraviesan una mala situación que lleva camino de empeorar y por eso me ha parecido ineludible realizar la propuesta a Rajoy de dar un paso atrás o al lado, para que sea otro miembro de mi partido quien presida España. Curiosamente, muchos de los que me atacan son los mismos que han echado a perder el legado de Aznar y lo arrinconan en una esquina de una forma que a mí me parece inadmisible», manifestó en 'El Programa de Ana Rosa'. «Relegar, como yo he visto hacerlo en junta directiva, al presidente que nos legó un partido sólido, unido y centrado, que contribuyó a sacar a España de la crisis me parece totalmente reprobable», añadió.

Recalcó que seguirá como afiliado hasta el momento en el que considere que los principios que haya en el PP no sean los suyos. Dijo que cuando rompió la disciplina de voto en el Congreso de los Diputados por el Trasvase Tajo-Segura, «doña Soraya me multó con 300 euros y me tuvieron tres años apartado del Comité Ejecutivo». Por parte del PP murciano, no obstante, no recibió ningún castigo, y su gesto, como el de Arsenio Pacheco, fue reconocido por la directiva regional. Fue 'recompensado' con la vicepresidencia primera de la Asamblea, y después elegido por Valcárcel para presidir la Comunidad. «¿Sabe usted porqué? Porque la verdad nos hace libres y la coherencia, creíbles», dijo a las cámaras de televisión.

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