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Joaquín Bascuñana, bajo la silueta de un guardia civil.
El jefe de un control declara que Bascuñana armó un escándalo y no se identificó

El jefe de un control declara que Bascuñana armó un escándalo y no se identificó

El ya exdelegado del Gobierno ordenó a un guardia civil que se cuadrara en su presencia y supuestamente le desobedeció al negarse a entregarle el DNI

Ricardo Fernández

Miércoles, 8 de julio 2015, 12:57

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Es la declaración de un guardia civil, prestada bajo apercibimiento de que está obligado a decir la verdad y en presencia de un juez. Tres razones, no una, para otorgarle toda la credibilidad. Al menos, mientras alguien no sea capaz de demostrar lo contrario.

Pues bien, el cabo primero de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil que ayer compareció en calidad de testigo ante el titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Murcia, Francisco Navarro, confirmó que, en la madrugada del pasado 20 de septiembre, el entonces delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, armó un escándalo en un control de alcoholemia y que además desoyó los reiterados requerimientos de otro agente para que se identificara.

Fuentes del proceso explicaron que este cabo primero que ayer ofreció su testimonio era el encargado del dispositivo que, en la madrugada señalada, se instaló en la rotonda denominada Isla Grosa, en la antigua carretera de Murcia con Molina de Segura. Razón por la cual fue citado como testigo por parte del magistrado que instruye la causa abierta contra Bascuñana, que se orienta a esclarecer si éste pudo incurrir en una falta o un delito al negarse, supuestamente, a identificarse ante un guardia civil.

Junto al cabo primero fue también citado un agente de la escala básica, aunque su declaración fue muy breve, ya que se limitó a poner de manifiesto que, en contra de los datos de los que disponía el juzgado, no fue él quien detuvo el coche en el que viajaba Bascuñana ni quien tuvo el incidente con el delegado, sino otro compañero. Una circunstancia que llevará al juez, previsiblemente, a llamar al agente involucrado en esos hechos, que ayer ya quedó perfectamente identificado.

«¿Hay novedades?»

A falta de conocer el testimonio de este guardia civil, los datos ofrecidos ayer por quien era el responsable del control de alcoholemia ya dibujan un panorama bastante detallado de los hechos protagonizados esa noche por Bascuñana.

Según señaló el cabo primero, el vehículo en el que el delegado viajaba como copiloto fue detenido por uno de los agentes y, después de constatar rápidamente que el conductor -era el secretario general de la Delegación del Gobierno, Fernando Mateo- no ofrecía signo alguno de haber consumido alcohol, le instó a seguir la marcha.

Fue en ese momento, siempre según el relato prestado por el cabo ante el juez, cuando Bascuñana asomó la cabeza por la ventanilla y preguntó al guardia: «¿Hay novedades?». El agente, sorprendido, vino a responder que «ni hay novedades, ni aunque las hubiera tengo por qué darle cuenta de ellas», tras lo cual le instó a que se identificara.

La reacción de Bascuñana habría consistido en bajar del coche y, alzando la voz, advertir al agente de que estaba hablando con el delegado del Gobierno e instarle a que se cuadrara en su presencia.

Lejos de achantarse, el guardia civil volvió a requerirle la documentación, a lo que el delegado habría respondido, en tono cada vez más elevado, que estaba obligado a conocerlo. El escándalo iba a mayores, con el agente de Tráfico insistiendo en requerir a Bascuñana que se identificara y éste ordenándole que se cuadrara y que llamara a su superior; razón por la cual el cabo primero decidió intervenir para tratar de calmar los ánimos.

Según manifestó al juez, tampoco él identificó a Bascuñana como el delegado del Gobierno, aunque admitió que «me sonaba que era un político». Y como el escándalo no cesaba, pues el guardia insistía a Bascuñana en que debía identificarse y éste le instaba a su vez a ponerse firme, el cabo acabó pidiéndole que reanudara la marcha. Algo que Bascuñana hizo después de darle la mano.

Seguidamente, el responsable del control habría telefoneado al capitán de la Agrupación de Tráfico, con el fin de informarle del altercado. Este mando le pidió que redactara un informe sobre todo lo ocurrido y que lo adjuntara a la papeleta de servicio, como asegura que así hizo.

Más tarde habría sido el capitán quien habría realizado su propio informe para el teniente coronel de Tráfico y éste, finalmente, quien habría elaborado un nuevo documento. Éste es el único que hasta ahora ha sido aportado al juzgado y, según las fuentes mencionadas, no se asemejaría demasiado al que en origen redactó el cabo primero. Es previsible que el juez reclame ahora a la Comandancia de la Guardia Civil la remisión de todos los documentos que se hayan elaborado al respecto de ese altercado.

La declaración de este testigo choca frontalmente con la ofrecida en su día por Bascuñana, quien aseguró que no se había producido incidente alguno, que se había limitado a interesarse por la marcha del servicio y que todo había transcurrido en un ambiente de cordialidad. En la misma línea respondió oficialmente el Gobierno de la Nación a una interpelación efectuada por el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, al que incluso negó que se hubiera redactado informe alguno sobre esos hechos.

Cuando el juez acabe de tomar declaración a los testigos decidirá si archiva el caso o, al contrario, si procede citar como imputado al exdelegado del Gobierno.

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