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Pedro Antonio Sánchez y Alberto Garre se abrazan al terminar el pleno de investidura.
Cadáveres en los armarios

Cadáveres en los armarios

El PP censura el pasado de Tovar como delegado del Gobierno de Zapatero; y el PSOE denuncia el «volantazo» de PAS para lograr la presidencia a toda costa

Manuel Buitrago

Miércoles, 8 de julio 2015, 12:57

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Faltó un gesto de reconocimiento a Alberto Garre. Un guiño, unas palabras de despedida de los diputados al presidente saliente. Garre se marchó veloz del hemiciclo después de felicitar con un fuerte abrazo a su sucesor Pedro Antonio Sánchez, pero sin más pompa ni elogios del Grupo Popular, que ni se molestó en cubrir el expediente aunque fuera de cara a la galería. Una vez que la presidenta de la Asamblea, Rosa Peñalver, proclamó a PAS, los populares saltaron de sus escaños como un resorte rugiendo al unísono, resoplando, como si la selección española hubiera marcado un gol. Soltaron la tensión de las últimas semanas, chorros de adrenalina, al ver a su líder en el ansiado olimpo presidencial. El vía crucis de la capitulación ante Ciudadanos quedaba atrás. Todos se volvieron hacia PAS, intimidado por el exuberante agasajo, mientras que Garre, ya lo he dicho y lo repito, se escabullía por la puerta del fondo. El tributo se lo rindió momentos antes Miguel Sánchez, el portavoz de C's, quien desde la tribuna destacó la valentía de Garre cuando siendo diputado nacional rompió la disciplina de voto y se opuso en el Congreso -junto a su compañero Arsenio Pacheco- a la tramitación del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha que pretendió el cierre del Trasvase Tajo-Segura.

Cara y cruz en el PP

Valcárcel, en Bruselas para no ensombrecer a PAS

Pero las estrellas no estaban ayer con Garre, porque justo cuando el ciudadano Sánchez le ponía como ejemplo «chapeau» para otros políticos -digamos que en referencia a PAS- el vecino y abogado de Torre Pacheco había dejado momentáneamente su escaño para atender una llamada telefónica. No pudo disfrutar de esa miel en medio de una silente despedida. Existe una indisimulada sintonía entre el Sánchez de Ciudadanos y Garre, como si fuera el comienzo de una gran amistad. Fue la traca que un diputado de otro partido reconociera su gestión, mientras que los parlamentarios del suyo callaran, sin soltar siquiera un aplauso diplomático. Y eso que fueron varias la ocasiones en las que la bancada popular ovacionó al 'socio' Miguel Sánchez a lo largo del debate.

Alberto Garre aguantó estoico las dos sesiones de investidura mientras que su antecesor Ramón Luis Valcárcel ni apareció por la Asamblea, pese a su doble condición de mentor de PAS y de presidente regional del PP. Explicaron que prefirió quedarse en Bruselas para no quitarle protagonismo a su sucesor; quizás con algo de razón porque su presencia habría traído todos los focos. Así como Garre pasó desapercibido, Valcárcel sí fue recordado por el portavoz del PP, Víctor Manuel Martínez, precisamente con motivo del fallido Estatuto de Castilla-La Mancha. El tema de marras fue por su complejidad lo más parecido a una tragedia griega: Ciudadanos elogió a Garre, y el PP a Valcárcel («el presidente al que ustedes no quieren ver», le espetó Martínez a González Tovar en mitad de otra trifulca con el agua). Garre votó contra el Estatuto castellano manchego, pero Valcárcel fue quien paró el golpe definitivo contra el acueducto, vino a decir el portavoz popular. Este último se creció dándole caña a González Tovar por su etapa de delegado del Gobierno en tiempos de Rodríguez Zapatero. Sacó a relucir su pasado con la mala financiación autonómica auspiciada por los socialistas, los ataques al Trasvase Tajo-Segura por parte del Grupo Socialista en el Congreso y el primer recorte de sueldo a los funcionarios practicado en aquellos años, entre otras peladillas.

¿Quién es más moderno?

Tovar y Sánchez se disputan el protagonismo del cambio

Los cadáveres que guardaba Tovar en el armario durante su etapa de gobernador, a decir del PP, son los que en reciprocidad le echó en cara el portavoz socialista a Pedro Antonio Sánchez. Le reprochó su adanismo y el «volantazo» que había dado en apenas 24 horas renegando de las anteriores políticas del PP. Todo con tal de acceder a la presidencia de la Comunidad, dijo el líder socialista, que se mostró airado desde el púlpito. Sánchez no es un recién llegado ni un extraterrestre, sino que tiene su cuota de protagonismo en los últimos años de gobierno. Y ya puestos, el toma y daca derivó hacia el aeropuerto de Corvera, insistiendo los populares en que el aval de 200 millones de euros se habían aprobado en la Asamblea Regional con los votos a favor de los socialistas. Para qué más. La pelea de fondo entre los dos grandes partidos tradicionales se podía resumir de esta forma: ¿quién representa mejor las esencias de la nueva política de cambio? ¿PAS o Tovar; cada uno con su pasado y su hoja de servicios? Y a partir de ahí, ¿quién merecía el mando de la presidencia? ¿Y quién es el culpable de los males de la Región? Cuestión nada baladí porque se sacó a relucir los votos obtenidos por cada uno. Más bien las pérdidas: un tercio de votantes han dado la espalda a los populares; mientras que los socialistas han obtenido el peor resultado de su historia, a decir de tirios y troyanos.

El agua sigue dando juego

Podemos y PSOE cuentan las horas del 'caso Auditorio'

La camaradería reinó entre las filas del PP y de Ciudadanos, que se abstuvieron de sacudirse merced al pacto de gobernabilidad. Por momentos desapareció la barrera entre los escaños intercambiándose aplausos. Enfocaron sus críticas hacia Podemos, cuyo líder, Óscar Urralburu, defendió con entusiasmo su pacto por el sol (y la energía fotovoltaica). El logro de la jornada fue que aceptara sumarse a un posible pacto por el agua que ha empezado a concitar consensos. Es sorprendente el juego que sigue dando el agua después de tanto exprimir votos en los últimos decenios.

PSOE y Podemos comparten elementos afines, y el más común alimenta la expectación de Tovar y Urralburu por saber cuándo sería imputado PAS por el 'caso Auditorio', en el supuesto de que lo fuera. Cuentan los días para tratar de poner el contador a cero. Transmitieron la impresión de que van a pasar muchas cosas en esta legislatura. Más que oradores se precisarán negociadores.

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