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Un fiscal con una voluntad y unas piernas de hierro

Un fiscal con una voluntad y unas piernas de hierro

Antonio Jesús Vivo Pina. Fiscal delegado de siniestralidad laboral, por la tutela de la igualdad y contra la discriminación

Alicia Negre

Lunes, 6 de julio 2015, 13:04

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A Antonio Jesús Vivo aún le castigan las agujetas mientras recoloca una montaña de expedientes en su despacho de la Fiscalía. Solo hace unos días que su pasión por la bicicleta le llevó a concluir, por segunda vez, la 'Quebrantahuesos', una carrera por el pirineo oscense que figura entre las más duras del calendario cicloturista español. Cerca de 200 kilómetros, a lo largo de cuatro puertos, que logró consumar con un diploma de oro alcanzado a base de constantes entrenamientos. «Entre semana suele ir temprano o busco un hueco a mediodía», explica. «Los fines de semana me pego una paliza». Este fiscal, encargado en Murcia de los asuntos de siniestralidad laboral y de tutela de la igualdad y contra la discriminación -los llamados delitos de odio-, le resta sin embargo importancia a su hazaña, al igual que hace con el resto de aspectos de su vida. Visiblemente reservado, huye de presunciones y ha hecho de la humildad su carta de presentación.

Antonio Jesús nació hace 43 años en Murcia y se crió en el céntrico barrio de San Miguel. Tras cursar en Los Maristas sus años de colegio e instituto, eligió la Universidad de Murcia para estudiar Derecho. Al concluir su carrera, la vocación le llevó directamente hasta la Fiscalía. «Me gustaba la función social del fiscal», explica. «Siempre se nos pinta como el malo de la película. La gente cree que siempre acusamos, pero defendemos la legalidad».

Antonio Jesús dedicó dos años y medio de su juventud a preparar esta complicada oposición. Un periodo en el que, recuerda, las horas de estudio eran eternas y apenas pisaba la calle. «No salía para nada, ni fines de semana», rememora con una sonrisa. «Mi madre estaba preocupada y me decía que iba a perder mi juventud». En 1999, sin embargo, el esfuerzo dio sus frutos y, con la oposición aprobada, este jurista se marchó a Gerona, su primer destino. Antonio Jesús solo permaneció unos años en tierras catalanas, pero los recuerda con nostalgia y aún mantiene el contacto con los compañeros, también primerizos, que trabajaron mano a mano con él en esa etapa. «Nos solemos reunir una vez al año».

Vigilante de las redes

Tras esta estancia logró regresar a la Región, a Cartagena, donde pasó otros cinco años, y después se incorporó a la Fiscalía de Murcia, donde pretende permanecer en un futuro próximo. En este periodo se ha hecho cargo de los expedientes de siniestralidad laboral, unos asuntos que, reconoce, tienen una gran complejidad. Esta labor le ha llevado, en alguna ocasión, a lamentar la «tibieza» existente en el ámbito judicial a la hora de castigar los incumplimientos de las empresas en materia de seguridad laboral.

Por las manos de este fiscal, a expensas de algunas diligencias informativas, también pasan todos los denominados delitos de odio -por el momento pocos- que se dan en la Región, incluidos aquellos relacionados con la criminalidad informática. En este sentido, la mayor parte de su trabajo se centra en las redes sociales, que, en ocasiones, sirven de altavoz para los comentarios más crueles e inapropiados. Fue el caso de un joven de Águilas arrestado como sospechoso de difundir en las redes sociales mensajes ofensivos que incitaban al odio y la violencia, relacionados con la catástrofe aérea de Germanwings que dejó 150 muertos -al parecer escribió un tuit en el que decía: «A ver, a ver, no hagamos un drama, que en el avión iban catalanes, no personas»-, o de dos vecinos de Cehegín, que supuestamente se burlaron de la muerte de un agente de la Guardia Civil de Tráfico en un siniestro.

En los escasos ratos libres que su vocación le concede, este fiscal aprovecha para trabajar sus piernas a golpe de pedaleo y para salir al monte, otra de sus pasiones, con su mujer y sus dos niños, de 8 y 10 años. Allí toma aire, respira y se arma de fuerza para continuar con la batalla.

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