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Sánchez saluda a Garre en presencia de Sáenz de Santamaría y José Ballesta, y rodeados por los asistentes al acto del PP.
Bajo el manto de La Moncloa

Bajo el manto de La Moncloa

El PP regional toma nota del padrinazgo de Rajoy y Santamaría sobre Sánchez. Dos días después de Rajoy, la vicepresidenta acude para respaldar al candidato. No aludió a los problemas de la Región, pero se empapó en privado con el agua y las obras pendientes

Manuel Buitrago

Martes, 21 de abril 2015, 01:54

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La Moncloa -Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría- se está volcando con Pedro Antonio Sánchez con mayor empeño que nunca en la relación del poder central con su candidato autonómico por Murcia. En las últimas semanas ha tenido sendos encuentros en Madrid con el presidente y la vicepresidenta, quienes acaban de visitar Murcia en un plazo de 48 horas para respaldarle como el candidato 'popular' más joven y con un estilo de hacer política que va con los aires que quiere el PP nacional.

La complicidad de Sánchez con sus padrinos Rajoy y Soraya es su principal salvoconducto, su garantía, para consolidar su liderazgo en el partido. En sus intervenciones públicas, presidente y vicepresidenta han cubierto un papel de trámite, parco y sin novedades, con las reivindicaciones de la Región, aunque puertas adentro se han empapado de agua, infraestructuras y financiación con las conversaciones que han mantenido con el candidato y con el dirigente de la patronal Croem.

La conferencia que ofreció ayer Sánchez sobre su programa permitió visualizar cómo se está recomponiendo el PP regional, con un traspaso de poderes que tuvo otra muestra con el apretón de manos de Sánchez y Garre -que anduvo con gesto serio- ante la vicepresidenta y casi todos los representantes sociales, incluidos toreros, artistas y también dirigentes de las cofradías, como Carlos Valcárcel, hermano del expresidente de la Comunidad, que estaba en Bruselas. El exrector José Antonio Cobacho, a quien el PSOE ofreció encabezar la lista al Ayuntamiento de Murcia, también asistió invitado personalmente por Sánchez. La capacidad de persuasión del candidato atrajo asimismo a los exconsejeros Antonio Cerdá y Martínez Asensio. José Luis Mendoza, presidente de la UCAM, aplaudió de manera efusiva la futura ley sobre la familia.

Exige trasvases

El lugar elegido, el blanco y transparente salón de actos de la Federación del Metal (Fremm), se acomodó a los nuevos mensajes de regeneración política y de renovación. Sáenz de Santamaría recorrió las instalaciones guiada por el presidente del sector, Juan Antonio Muñoz. La vicepresidenta llegó en avión por Alicante y antes del acto tomó un desayuno en la plaza de Romea.

Manifestó que Sánchez no es un recién llegado a la política y conoce «muy bien sus avatares y sinsabores». Recordó los logros del Gobierno en esta legislatura, evitando el rescate, el objetivo de crear un millón de empleos y la necesidad de llegar a los 20 millones de cotizantes. Avanzó que esta semana se aprobará un nuevo paquete de medidas de apoyo a autónomos y a la economía social. No habló de infraestructuras ni de agua, salvo para indicar que la Región es un ejemplo de exportación. Pidió, por otra parte, una respuesta «eficaz y global» al tráfico de los seres humanos ante la tragedia ocurrida en el Mediterráneo al naufragar un barco con 700 inmigrantes.

En su conferencia sobre el futuro que quiere para la Región, Pedro Antonio Sánchez indicó que lo primero que hará si gana las elecciones es reclamar a Rajoy un Plan Hidrológico con trasvases. Algo que se planteó para esta legislatura y no se ha cumplido. «No somos eficientes como país cuando en el Levante se están recibiendo ayudas para paliar la sequía y en otras cuencas excedentarias se ofrece ayudas para paliar las inundaciones», subrayó. «El agua es de todos los españoles y no de quien le pasa por la puerta».

El agua será una de las líneas maestras, junto con el objetivo de alcanzar los 600.000 ocupados en dos años. Apostó por recuperar el nivel de vida anterior a la crisis, y recordó su propuesta para bajar los impuestos: reducirá el IRPF en un 20% para el 53% de los murcianos, y apoyará a las familias con una deducción de 100 euros por primer hijo, 200 por segundo y 300 por el tercero; además de la progresiva supresión del impuesto de sucesiones y donaciones. Hará cambios en el modelo productivo «para reducir la enorme vulnerabilidad que ha demostrado nuestra economía durante la crisis».

«Región mal conectada»

Dedicó buena parte de su discurso a la regeneración, la calidad democrática y la lucha contra la corrupción. Reclamó una participación más activa de los ciudadanos en la vida pública y para fijar controles que impidan malas prácticas. Advirtió de que la crisis de confianza se debe «al mal comportamiento público de algunas personas», y de que «las leyes no garantizan el comportamiento ético, pero deben permitir que cuando hay una acción irregular se detecte y se castigue con ejemplaridad».

Exigió ante Sáenz de Santamaría una financiación autonómica más justa, al recordar que Cantabria recibe 2.681 euros más por habitante. Denunció, por último, «el desequilibrio palmario» de las infraestructuras, que deja a la Región «mal conectada» con el resto de España y Europa. «Nunca seremos un gobierno conformista y una Región acomodaticia con el poder», indicó.

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