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María Dolores Campos y José María Martínez con su hijo Fernando, en su casa de El Esparragal.
«Mi hijo no está muerto de milagro»

«Mi hijo no está muerto de milagro»

Fernando sufre una enfermedad rara que le impide tragar; ayer estuvo a punto de fallecer en su colegio, donde no hay un sanitario pese a la petición de la familia

Javier Pérez Parra

Sábado, 28 de marzo 2015, 00:59

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María Dolores Campos lleva todos los días a su hijo Fernando al colegio Gloria Fuertes, en El Palmar, a las nueve de la mañana. Lo deja en el aula y, después, ve cómo el resto de padres y madres se van a sus trabajos o a hacer la compra mientras ella se queda en la puerta. El año pasado se metía en el coche y aguardaba hasta que a la una acababan las clases. Este curso cruza al bar de enfrente, y allí ve pasar las horas. Fernando, que está a punto de cumplir los 5 años, tiene una enfermedad rara no diagnosticada que le impide tragar. Simplemente, no es capaz de deglutir. Cualquier cosa que se meta a la boca termina atragantándolo. Por eso, se alimenta por una sonda.

El riesgo es tan alto que su madre, enfermera de profesión, no puede dejarle solo en el colegio, donde no hay ningún sanitario. Ayer se demostró que su preocupación no es infundada. «Eran las nueve y media, estaba en la puerta hablando con una madre cuando la profesora vino corriendo. Fernando se había tragado un dado y no podía respirar», cuenta María Dolores con la voz entrecortada. Con el corazón en un puño, subió a toda prisa cargada con su maletín de primeros auxilios, que siempre va con ella. «Intenté sacarle el dado pero era imposible. Le hice maniobras para que lo expulsase, pero no había manera», relata. Los profesores avisaron al padre, José María Martínez, que es médico de Urgencias en el hospital Virgen de la Arrixaca. «Mi marido cogió un taxi y llegó en dos minutos. Pero Fernando estaba ya inconsciente, el dado le obstruía la tráquea y creíamos que lo perdíamos. He intentado intubarlo pero no podía, porque tenía todo lleno de secreciones», narra María Dolores con angustia. Mientras el padre le abría la vía aérea con un laringoscopio, la madre logró en el último minuto sacarle la pieza con unas pinzas. «Ha estado a punto de morir, se ha salvado de milagro». Para entonces, al Gloria Fuertes había llegado ya una Unidad Medicalizada de Emergencias (UME), que trasladó al pequeño a La Arrixaca, donde permaneció varias horas en observación. Fernando ya está en casa, pero la angustia sigue instalada en los padres. «Llevamos dos años pidiéndole a la Consejería de Educación que ponga un enfermero en el centro. Hablamos con el consejero y nos prometió que iba a buscar una solución, pero seguimos igual», lamenta María Dolores Campos. La delegación regional de la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder) presentará el próximo lunes una reclamación en la Consejería. «Este niño podría estar muerto. Si reivindicamos la presencia de enfermeros es porque el problema es real, no nos lo inventamos. Esto no es ninguna broma», se queja Josefina Martínez, delegada de Feder. «Entendemos perfectamente que no puede haber un sanitario en cada colegio, pero sí podrían establecerse determinados centros de referencia para este tipo de casos», añade.

La Consejería asegura que está estudiando «cómo articular soluciones» para este tipo de situaciones. Begoña Iniesta, directora de Calidad Asistencial y Atención a la Diversidad, explica que «se elaboró un protocolo de atención junto con la familia y se eligió el Gloria Fuertes para su escolarización porque está al lado de La Arrixaca». Los padres «hablaron con el consejero y éste se comprometió a estudiar su caso, pero no a poner un enfermero», afirma. El colegio cuenta con auxiliares educativos porque hay varios alumnos con patologías que afectan a su capacidad de autonomía. Pero no hay sanitarios. Educación deja la puerta abierta a la incorporación de enfermeros el próximo curso, pero sin comprometerse a ello. De momento, María Dolores tendrá que seguir haciendo guardia en la puerta para evitar que su hijo muera atragantado.

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