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Mari Carmen, viuda de Fernando Martínez, y Toni y Javi, hermanos de la víctima, en Los Alpes. :: efe
«Echar la culpa a alguien no nos va a devolver a Fernando»

«Echar la culpa a alguien no nos va a devolver a Fernando»

La familia del pastelero de Calabardina regresó ayer de Los Alpes.

Juan Ruiz Palacios

Sábado, 28 de marzo 2015, 00:59

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Las horas pasan y el dolor ahonda cada vez más en los corazones de los familiares de Fernando Martínez Rubio, vecino de Águilas, y de Francisco Javier Moreno, de Lorca. Ambos, sobrino y tío político, volaban el pasado martes en el Airbus A320 de Germanwings -la compañía de bajo coste de Lufthansa- y se toparon con la muerte en el trágico siniestro, provocado por el copiloto de la aeronave. Se dirigían hasta Alemania para comprar un camión. Fernando era un conocido pastelero de Calabardina, lugar donde residía con su familia. Estaba casado y tenía dos hijos.

La madre de la víctima, Katy; su esposa, Mari Carmen; y sus hermanos Toni y Javi se desplazaron el martes a mediodía hasta Barcelona en cuanto se enteraron de la terrible noticia. «Intenté ocultarle a mi madre la tragedia, pero la llamó un amigo que vive en Düsseldorf y le dijo que mi hermano y mi tío figuraban en la lista de pasajeros», relató ayer a 'La Verdad' Toni, roto por el dolor. «No podíamos localizarlos de ninguna manera. Fue desesperante», añadió. El miércoles le echaron valor y fueron hasta la pequeña localidad de Seyne, en Los Alpes franceses. Pero ayer pusieron rumbo a Calabardina, porque no podían «hacer nada más».

La familia llegó a Águilas sobre las siete y media de la tarde. La madre de Fernando, Katy, no pudo contener el dolor. «No tengo palabras para describir lo que siento en estos momentos. Es muy duro. Lo único que tengo claro y que sé con certeza es que mi hijo está muerto». Nada más llegar se refugió en su pastelería de Calabardina, donde fue atendida por tres psicólogas.

Tanto Katy como sus dos hijos, además de la esposa de la víctima, han estado informados en todo momento sobre las últimas noticias que rodean al accidente, y han recibido asistencia psicológica. «La verdad es que nos han ido contando lo que sucedía. Ahora estamos bastante cansados; más bien agotados. Esperamos recibir noticias aquí, en Águilas, porque no podemos hacer nada. No sabemos nada», confirmó Katy, entre lágrimas, con voz temblorosa y rota de dolor.

En cuanto a los cuerpos de las dos víctimas, la familia explica que «en dos o tres semanas nos dirán algo, porque es el tiempo que tienen previsto para rastrear y limpiar la montaña, pero tardarán unos dos meses en repatriar los restos mortales». La revelación de que fue el copiloto, Andreas Lubitz, quien estrelló el avión, los ha conmocionado, pero prefieren no pensar demasiado en ello. «Nadie me va a devolver a mi hermano. Echar la culpa a alguien ahora no sirve de nada, porque el daño ya está hecho. Yo sé que Fernando está allí, en la montaña», confiesa Toni.

Flores junto al Trois Évechés

Allí, en la montaña, se despidieron también ayer del lorquino Francisco Javier Moreno su hermano Vicente y su cuñada Ángela. En el pequeño municipio de Le Vernet, junto a un monolito gris rodeado de la nieve que todavía corona las cumbres de Los Alpes, depositaron un ramo de flores en memoria de Francisco Javier y de todas las víctimas. Llegaron desde Lorca en su Chevrolet y regresaron ayer por la tarde después de dirigir una última mirada al Trois Évechés, donde los cuerpos de los pasajeros esperan a ser rescatados.

En Lorca y Águilas, los vecinos esperaban a las familias para arroparlas. Las dos pastelerías que regenta la familia de Fernando, una en Calabardina y la otra en Águilas, seguían con las persianas bajadas, cerradas a cal y canto. Muchos vecinos han pasado por ambos locales estos días para poner velas en sus puertas, e incluso alguna poesía, en señal de luto por la muerte de Fernando. «Tuvimos por un amigo a una persona. Hoy está en el cielo, pero lo extrañaremos quienes en vida tuvimos la dicha de conocerle. Besos y abrazos», reza uno de los mensajes.

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