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El fallecido Fernando Martínez Rubio, uno de los pasajeros del vuelo siniestrado, junto a su esposa y sus dos hijos.
«No nos lo creemos; estamos desolados»

«No nos lo creemos; estamos desolados»

Las familias de los dos murcianos desaparecidos en el vuelo viajan a Barcelona en busca de noticias. El aguileño Fernando Martínez y su tío, el lorquino Francisco Javier Moreno, iban a Alemania a recoger un camión

Juan Ruiz Palacios

Miércoles, 25 de marzo 2015, 01:48

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Tenía toda una vida por delante. Era feliz junto a su esposa y a sus dos hijos, pero el destino truncó la suerte y las ilusiones de Fernando Martínez Rubio. Este vecino de Águilas, de 35 años, es uno de los pasajeros del Airbus A320 de Germanwings -la compañía de bajo coste de Lufthansa- que ayer se estrelló en los Alpes Franceses con 150 pasajeros a bordo. Algunos familiares de Fernando confirmaron ayer que éste subió, efectivamente, al avión que no logró completar el recorrido entre el barcelonés aeropuerto de El Prat y la ciudad germana de Düsseldorf. Este pastelero, nacido en Barcelona, viajaba junto a su tío político, Francisco Javier Moreno Navarro, vecino de la diputación lorquina de Purias, quien según todos los datos también se topó con la muerte en el fatídico siniestro.

Este terrible accidente, que dejó ayer 150 personas desaparecidas -42 de ellas españolas-, sumió en el dolor a la Región. Según ha podido saber 'La Verdad', Fernando y Francisco viajaban a Düsseldorf para recoger un camión que habían adquirido allí, para volver con él hasta España. Los alcaldes de Lorca y Águilas, Francisco Jódar, y Bartolomé Hernández, respectivamente, se pusieron ayer en contacto con las familias y se comprometieron a movilizar todos los servicios y recursos de estos ayuntamientos para cualquier gestión que puedan necesitar. Los dos consistorios cancelaron, además, todos los actos previstos.

La familia de los dos desaparecidos es conocida en la localidad de Águilas por regentar dos frecuentadas pastelerías -las 'Katy'-, una en el casco urbano y otra en Calabardina. Fue precisamente en uno de estos negocios donde Katy Rubio, la madre de Fernando, recibió el terrible mazazo. Mientras trabajaba se enteró, a través de los medios informativos, de que un avión que viajaba hasta Düsseldorf se había estrellado en un abrupto paraje de los Alpes franceses. Ésa fue la primera llamada de alarma para la familia. Katy viajó ayer mismo a Barcelona junto a dos hermanos del pasajero en busca de noticias.

Ya a primera hora de la tarde, la tristeza se adueñaba del negocio familiar y de sus empleadas. Éstas, aunque aún a la espera de noticias, no podían ocultar su dolor. Isabel, cuñada de Fernando, llegó al local en torno a las cinco de la tarde y explicó que «todos estamos bastante nerviosos porque no nos coge el teléfono». Esta familiar reconoció que, aunque la madre y los hermanos de Fernando aún no habían llegado a la Ciudad Condal, «nos tememos lo peor». No quiso hacer más declaraciones, pues su estado de nerviosismo era superlativo. La pastelería cerró poco después.

En los alrededores de este conocido negocio se presentía la tragedia. Los vecinos y los dueños de otros locales cercanos no comentaban otra cosa. «Es un tipo genial. No se le ve apenas por aquí, ya que siempre está trabajando en la pastelería que también regenta en Calabardina», aseguró Felipe Sánchez, un empleado de Helados Mys.

Otra de las personas que también se llevó un tremendo susto al conocer la noticia fue el gerente de Eighteen, una tienda de ropa que frecuentaba la víctima. «Aún no me lo creo», reconoció el dueño.

«Nos acaban de avisar»

Fernando residía al otro lado de Águilas, en Calabardina. Una prima del padre de Fernando, Elena Martínez, visitó ayer la zona y fue quien confirmó a este diario la desaparición del pastelero. «Esta mañana he estado en Águilas con Katy y todo estaba bien», explicó entre lágrimas, desconsolada, «pero nos acaban de llamar a mi marido y a mí para confirmarnos que Fernando es uno de los pasajeros del avión. Estamos desolados, porque no nos lo creemos...».

El Bar Mariano colinda con la pastelería Katy en Calabardina. Su propietario, Mariano Rojas, explicó que «esta mañana ha pasado por aquí Xavi, el hermano de Fernando, y nos lo ha contado todo». Mariano lamentaba la desaparición de su vecino. «Es una pena, porque su padre murió hace ya años; siempre han sido una familia muy querida en Calabardina, y gente muy trabajadora».

A última hora, en el municipio el ambiente era triste. Ramona Sánchez mantiene una estrecha amistad con la familia de las víctimas y ayer no dejaba de dar vueltas, de una calle a otra, tratando de explicarse el porqué de esta tragedia. «Fernando era una persona muy bromista, un cachondo. De hecho, mi hijo es su amigo y en cuanto se ha enterado se ha ido al aeropuerto, porque no se lo podía creer...», subrayó. «Es una pena, una pena muy grande».

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