Borrar
Componentes de una peña de Caravaca, ayer, aprovechan el sorteo para promocionar la fiesta de los Caballos del Vino.
Caballos del Vino en el Teatro Real

Caballos del Vino en el Teatro Real

Vecinos de Caravaca siguieron el sorteo junto a la nómina habitual de 'frikis'

miguel lorenci

Martes, 23 de diciembre 2014, 02:15

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Gordo ultrarrápido, el que por primera vez se puede cobrar el mismo día del sorteo, fue lento. Lentísimo. Zanganeó lo suyo, tardó en salir casi cuatro horas y marcó récord de remolonería. El 13437 fue el revulsivo para el muy aburrido patio de butacas del Teatro Real, que soñaba, literalmente, con la pila de millones que finalmente se repartió por media España. Aunque solo llegó a un puñado de hogares. Irrumpió en la penúltima tabla, como remolona guinda de un sorteo más que perezoso.

Llegó a las 13.00 horas exactas, con el respetable dando cabezadas y coreando aquello de «¡que salga ya, que el público se va!». Hubo falta de chispa y pobreza imaginativa entre los personajes que buscan cada año su segundo de fama al calor del bombo y no corrió una gota de cava. A las tres horas y media de sorteo solo se habían cantado ocho de los trece grandes premios. La noticia del día era otra incluso en la sala, donde había más comentarios sobre la imputación de la infanta Cristina que sobre lo que deparaban los bombos. «Para gordo, gordo, el premio que ha caído en Palma», comentó una señora.

Por fin, el Gordo más holgazán de la historia se cantó en la tabla novena y el noveno alambre, por los pequeños Ismael Restrello Merekebech y Jana Flores de Villavicencio. Con doce años, él es de origen italiano y ella de familia peruana. Jana debuta dando premios pero Ismael repite, ya que había cantado el Gordo en otro sorteo. Extrajeron el número Marileise González y Rubén Gómez Sánchez. Fue cantar el mágico número 13437 y se hizo la desbandada, de modo que la décima y última tabla se cantó en un teatro casi vacío.

Por su ausencia brilló este año la imaginación entre quienes decidieron acudir al teatro disfrazados. Una docena de frikis que hicieron cola de madrugada en un frío lunes lotero y cabecearon en la sala a la espera de unos premios muy tardones. Son como los personajes de la ópera de los millones que se representa cada 22 de diciembre y que se reparten por el patio de butacas del Teatro Real en vez de subir al escenario de este precioso teatro lírico.

No faltaron los clásicos como el señor Vilches, don Enrique, de Cebreros, Ávila, que lleva 17 años asistiendo y que optó este año por disfrazarse de niño travieso. «Con 81 años sigo esperando la suerte cada año», dice este añoso agricultor que en sorteos anteriores se vistió de Miliki, de duquesa de Alba y de Belén Esteban. En el teatro también estaba una joven con el 00000, el número que juega la Casa del Rey y que resultó premiado con cinco euros por euro jugado.

Además son habituales Fernando Gracia, de 71 años, Rufino Huerta, de 57, y Marcelo Budia, de 80, una suerte de trío calavera de la fortuna fijo del sorteo navideño. Asistieron disfrazados de «muestrario de sofá», de botones y con el clásico y muy visto disfraz trasnochado de las extintas pesetas, ya con una decena de sorteos a cuestas. Manuela Sevilla, de 77 años, madrugó y guardó la cola para estar en la sala vestida de duende. «Llevaba varios años viniendo como bruja y sin pillar nada, así que me cambio a duende a ver si la cosa mejora».

Promocionando las fiestas

No faltaron Santa Claus, chulapas, abanderados, endecimados, vikingos madridistas o grupos como la peña caballista Mel Azules de Caravaca de la Cruz, a cuyos componentes se les permitió desplegar una pancarta para promocionar la candidatura de las fiestas de los Caballos del Vino como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El edil de Festejos, José Francisco García, explicó que los representantes del Mel-Azules fueron invitados por Loterías y Apuestas del Estado, coincidiendo con el 25 aniversario de la creación de la peña. «Los componentes de Mel-Azules mantienen un vínculo con la presidenta de este organismo, Inmaculada García, desde que fuera la pregonera de las fiestas patronales y recibió una de las piezas del enjaezamiento donde aparecía bordada», según el edil. Agradeció «esta magnífica oportunidad para continuar promocionando nuestra ciudad y sus festejos», informa Juan F. Robles.

El despliegue policial en el entorno del teatro y el control más discreto de accesos evitó que se colaran grupos reivindicativos, como ocurrió en años pasados. En el interior, solo guardias jurados. Casi todos los disfrazados son habituales de este evento mediático al que acuden en busca de la suerte -en forma de millones- y de unos segundos de fama. Para lograr una butaca han de aguantar más de doce horas de cola y al raso, con gélidas temperaturas. En la puerta, como cada año, se quedaron muchos. Para la próxima, ya saben, a madrugar.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios