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Francisco Bernabé, anoche, entrando al Ayuntamiento de La Unión acompañado por sus concejales.
«Me voy a dejar la piel»

«Me voy a dejar la piel»

Francisco Bernabé abandona la alcaldía de La Unión para desatascar como consejero de Fomento los asuntos que pueden pasar factura electoral al PP

Miguel Ángel Ruiz

Miércoles, 3 de diciembre 2014, 12:01

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Francisco Bernabé «no ha dudado ni un segundo y ha aceptado el cargo con gusto». No lo ha dicho él -ayer no descolgó el teléfono-, pero la cita procede del entorno más próximo del nuevo consejero de Fomento, Obras Públicas y Ordenación del Territorio. Locuaz y echado hacia adelante, ayer se echó de menos una mayor presencia física y verbal en la primera e inesperada crisis del Gobierno de Alberto Garre, más allá de la declaración protocolaria que ofreció anoche antes de entrar al Ayuntamiento de La Unión: «Este nombramiento supone felicidad y satisfacción, y me siento orgulloso porque se reconoce la labor del Gobierno local y un trabajo público bien hecho. Trabajaré por resolver los problemas de los murcianos desde la Consejería», aseguró, «y me voy a dejar la piel para que su solución sea una realidad cuanto antes». Tomará posesión de su nuevo cargo a las diez de esta mañana en el Palacio de San Esteban, después de presentar su renuncia a la alcaldía en la Casa del Piñón, y su primer acto oficial será una visita a Lorca para conocer cómo avanza la recuperación de la ciudad.

El ya exalcalde de La Unión deja su pueblo y comienza a jugar en otra liga, aunque la política regional no le pilla por sorpresa; de hecho, desde que fue nombrado vicesecretario general de Comunicación del PP en 2012 ha mantenido un notorio perfil público, potenciado por la promoción constante del Festival Internacional del Cante de las Minas, que ha lanzado por tierra, mar y aire; y ya avisó, poco después de ganar las elecciones de 2011, que no optaría a un tercer mandato.

Así que sus preocupaciones van a ir ahora mucho más allá de los asuntos municipales y artísticos para lidiar con algunos de los grandes proyectos atascados, y que durante sucesivas legislaturas se han presentado como estratégicos por parte del Gobierno regional: el más urgente de todos el aeropuerto de Corvera, pero también el AVE, Puerto Mayor, el macropuerto de El Gorguel -que siempre ha rechazado, a ver qué dice ahora-, Marina de Cope... y la regeneración de Portmán, en la que se ha empeñado durante sus casi dos legislaturas en la alcaldía. Un asunto este último que le toca la fibra -colgó en Twitter una foto con sus cinco hijos frente a la bahía para dejar constancia de su compromiso personal con la recuperación ambiental- y que también le dejó tocado políticamente por el fiasco del proyecto de limpieza en el que se empeñó personalmente. Desde su nuevo despacho querrá sacarse la espina.

Afable y contundente -sus encontronazos con Adrián Ángel Viudes, la oposición política y los ecologistas han sido sonados-, este abogado de 44 años de físico imponente -fue un pívot aguerrido en el Club de Baloncesto La Unión- tiene solo seis meses para ofrecer resultados. En sus manos está llegar a las elecciones de mayo con algo positivo que 'vender', y Garre lo encuentra sólido y fiable. Tanto como para encomendarle la cartera sobre la que descansan buena parte de las bazas electorales del PP: «Bernabé es una persona con capacidad de gestión demostrada, que lleva mucho tiempo al frente de un ayuntamiento, y es solvente desde el punto de vista político», manifestó ayer el presidente.

Perfil político

A su experiencia como gestor -que sin embargo discuten sus opositores-, Bernabé suma un perfil político que Garre necesita para dar relieve a su gabinete y que en su partido es bien conocido: si ya se pronunció sobre la conveniencia de excluir a los imputados de las listas electorales, en una reciente junta directiva del PP se levantó para reclamar un criterio claro acerca de los cargos públicos con causas judiciales pendientes. Tan vehementemente se manifestó que se ganó un reproche indirecto de Valcárcel.

El foco informativo apuntará desde hoy a este político que habla inglés y francés -una herencia intelectual de su madre, Mari Pérez, profesora de Latín y Griego- y que ya apenas tiene tiempo para pasarse por el despacho profesional que abrió en su pueblo en 1993 con sus hermanos Carlos y Mercedes. Aunque siempre encuentra un hueco para enseñar la Mina Agrupa Vicenta, la explotación de estaño recuperada como reclamo turístico y que es su gran orgullo como alcalde.

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