«La valla de Melilla es un espejismo»

Javier Leunda (San Sebastián, 1938), antropólogo y vicepresidente de la Fundación Cepaim, advierte de que las vallas de Ceuta y Melilla son «un remedio que tiene algo de espejismo», porque no sirven para controlar los flujos de inmigración ni abordan el problema de raíz. Además, alza la voz contra las imágenes de guardias civiles golpeando a subsaharianos que son después devueltos 'en caliente' a Marruecos: «No se puede actuar así en un país que ha tenido que luchar tanto por los derechos de las personas. Es algo que afecta a la dignidad del Gobierno español y que perjudica a la propia sociedad, porque esa indignidad nos incumbe a todos». Leunda está esta semana en Murcia con motivo del Primer Congreso Nacional de Investigación sobre Empresas y Derechos Humanos, organizado por la Plataforma de Innovación Social de la Universidad de Murcia y la Fundación Cepaim.

Javier Leunda colabora desde hace décadas con los responsables de Cepaim en la Región. Aporta su amplio bagaje como experto en mediación intercultural y como emigrante. Con solo 24 años marchó a Bruselas, donde sigue residiendo, a ganarse la vida. Allí, gracias a una beca, estudió Antropología. Fue cooperante en África (Guinea Conakry, Senegal y Mali), y en Bélgica dirigió el Centro de Atención Intercultural.

La única medida eficaz para evitar una inmigración descontrolada es -advierte- acabar con la pobreza que asuela los países de origen de quienes se juegan la vida en las vallas y cayucos. «No podemos olvidarnos de lo que ocurrió en Europa. En un siglo, cien millones de personas emigraron. Esa ola migratoria cesó solo cuando se alcanzó un nivel de desarrollo y justicia social determinado. El caso de España es paradigmático», subraya. Pero estamos lejos de aprender de nuestra propia historia, lamenta. «Lo que estamos haciendo con África es saquearla», resume en una conversación con 'La Verdad'. La falta de ayudas y el cierre de fronteras llevan al continente a un callejón sin salida, y de los procesos de disgregación social que ello provoca se alimentan el yihadismo y la renovada fiebre por la imposición de la 'sharía' (la ley islámica) en muchos países africanos.

Pero la ausencia de compromiso con los países subdesarrollados no es la única preocupación de Leunda. También la falta de políticas de integración en Europa hacia quienes ya están aquí supone un riesgo. El antropólogo vasco no habla de oídas, sino desde su experiencia directa en los barrios de inmigrantes de Bruselas. «Nos encontramos con muchos más problemas de inserción social con la segunda generación, con los hijos de inmigrantes. Los padres tenían claro que venían a Europa porque necesitaban un trabajo y había demanda de mano de obra barata. Pero los hijos tienen otras aspiraciones, y su socialización es mucho más problemática. Ahí es donde están apareciendo problemas de desviación social, como las toxicomanías, o el auge del yihadismo».

Los barrios periféricos de París o Londres han registrado en los últimos años estallidos sociales por culpa de esta situación que describe Javier Leunda. España y la Región de Murcia deberían aprender la lección, resume.