Borrar
José Manuel, ayer, en su habitación de La Arrixaca.
«Ese tío no tiene sangre en las venas, tiene veneno»

«Ese tío no tiene sangre en las venas, tiene veneno»

Un indigente atropellado en Ronda Sur pide ayuda para localizar al conductor del vehículo que tras arrollarle y segarle una pierna se dio a la fuga

Jorge García Badía

Miércoles, 22 de octubre 2014, 01:29

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los 'chutes' de morfina que recibe cada cuatro horas mitigan su dolor, pero no calman su rabia, su impotencia y su ansia de que se «haga justicia». José Manuel Ruiz Torres permanece postrado en una cama del Hospital Virgen de La Arrixaca desde que el pasado 27 de septiembre un todoterreno le atropelló en Ronda Sur y le rebanó su pierna derecha. José Manuel agarra con fuerza las sábanas de su cama y aprieta los dientes en su habitación de La Arrixaca, repitiendo una y otra vez que «lo único que quiero es que lo cojan, porque ese tío es un peligro. No tendría que conducir ni un patinete. ¡Quiero que lo pague!».

La vida nunca ha sido generosa con José Manuel, que a sus 51 años ha sobrevivido a dos penas de cárcel por robo, ha superado su adicción a la cocaína, y que desde los 26 años se ha buscado las habichuelas en la calle haciendo chapuzas, primero en su Alicante natal y luego en Murcia. En esta ciudad llegó a trabajar como personal de mantenimiento en la Pensión Campoy. «Desde que murió mi madre, Pilar, he estado dando tumbos. Soy indigente porque, por circunstancias, te quedas sin dinero, sin trabajo... La vida no me lo ha puesto fácil desde que nací».

Pero en los últimos tiempos un ángel de la guarda se había cruzado en su camino y le había apartado de las frías noches en la calle. «Conocí a Antonio Miñán, un churrero de Floridablanca con el que hice amistad y que me regaló una tienda de campaña». Durante una temporada estuvo durmiendo en Las Caballerizas de los Molinos del Río, hasta que le prohibieron desplegar su tienda cada noche. «Entonces me ofreció el remolque de churros que ya no utiliza. Lo tiene estacionado en el aparcamiento del Makro de Patiño. Allí dormía, cocinaba, me aseaba...». Era lo más parecido a una casa que José Manuel había conocido en los últimos años.

Precisamente, la noche que este hombre fue brutalmente atropellado se dirigía hacia el aparcamiento del Makro. El atestado de la Policía Local de Murcia indica que el atropello se produjo «en el Carril de la Condesa, cruzando desde Murcia en sentido a Patiño». José Manuel reconoce que no atravesó la carretera por un paso de peatones. «Cogí un atajo», y cruzó Ronda Sur desde el bloque de oficinas que hay al lado de Amusal para ir hasta la pedanía.

«Me iba al carro a dormir porque al día siguiente eran las fiestas de Patiño. Cuando iba a coger la mediana vi un 4x4. Me deslumbró con los faros y el estribo del todoterreno me destrozó la pierna». El vehículo iba a tal velocidad que «no noté que me la había segado. Me puse a decirle de todo menos bonico, pero cuando fui a dar un paso me caí de culo en la carretera y vi que tenía media pierna fuera del pantalón. El pie me colgaba de un tendón».

Llamada anónima

Pero aquí no acabó la agonía de este alicantino: «Me tuve que arrastrar por la carretera hasta la mediana para que no me atropellase ningún coche». El atestado policial recoge que los agentes y el personal sanitario le atendieron a las 7.21 horas de aquel nefasto 27 de septiembre. Es decir, José Manuel fue supuestamente atropellado a las 5.30 horas de la madrugada y estuvo casi dos horas desangrándose en el parterre central que separa ambos sentidos de Ronda Sur.

«Pasaron tres coches y ninguno paró. Yo gritaba: '¡Ayúdenme, me han atropellado!'». Así hasta que la Policía Local y el 112 recibieron una llamada anónima informando del estado en el que estaba José Manuel. «Cuando desperté me habían amputado la pierna». Hasta la fecha ha pasado tres veces por el quirófano, «porque me querían salvar la rodilla, pero al final no pudieron».

Le han amputado la pierna derecha por encima de la rodilla. José Manuel no puede reprimir sus lágrimas y su impotencia. «¡No tuvo cojones a pararse! Para hacer una cosa así ese tío no debe de tener sangre en las venas; tiene veneno». Tras un mes ingresado y con una larga recuperación todavía por delante, José Manuel aguanta su rabia y asegura que «si me lo pusieran delante no lo mataría: le diría que lo pague como lo voy a sufrir yo a partir de ahora».

Este indigente cuenta con los servicios de un abogado y a diario recibe la visita de amigos que le conocen de la calle, como el churrero Antonio, que le deja dinero para matar el tiempo en su habitación de La Arrixaca viendo la tele, leyendo la prensa y haciendo pasatiempos.

Es la única forma de desconectar de la cruda realidad por unos minutos. «Sería importante que apareciera algún testigo que me ayudase. Solo recuerdo que el todoterreno era blanco y que perdió un retrovisor. Si algún vecino de Ronda Sur o alguien pasó por allí ese día y vio algo, que lo diga a la Policía». José Manuel ha sufrido la justicia en su piel y ahora la demanda para el conductor que le ha dejado postrado en una cama. «Cuando me den el alta me tendré que ir a una residencia de Jesús Abandonado. ¿A dónde voy a ir así?».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios