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Cuando el futuro se mide en centésimas

Centenares de estudiantes tratan estos días de mejorar su nota media con los exámenes de septiembre para tener opción a plaza el próximo curso

F. CARRERES

Martes, 23 de septiembre 2014, 11:50

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Después de un verano en suspenso y tres días de exámenes de Selectividad, el futuro inmediato de Laura Fernández abre su abanico al mismo ritmo en que se le cierran las puertas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia. Alumna de diez- «excelente», apunta su profesora para sonrojo de la joven- purga estos días el bloqueo que no le permitió en junio bordar el examen de Matemáticas, y le bajó la media hasta dejarla sin opciones de entrar en Medicina, su vocación. Como centenares de estudiantes que no han logrado una plaza en el grado de sus sueños, Laura repetía ayer los exámenes de asignaturas de modalidad (las materias específicas y no comunes), como Matemáticas, para subir así unas décimas su media, con la que en junio próximo podrá pelear por una plaza. Entre tanto, un futuro en duda y probablemente en fuga: «No quiero perder el año; lo más probable es que pase seis meses en Inglaterra y otros seis en Francia para perfeccionar idiomas, y esperar a que llegue junio para intentarlo de nuevo», planea la alumna del colegio San Jorge de La Alcayna. Otro camino de acceso a un puesto en la Facultad de Medicina, que con 2.787 solicitudes y solo 200 plazas es el más cotizado, es el escogida por Lola Martínez, brillante alumna del IES Felipe de Borbón de Ceutí, quien ayer peleaba también por sumar unas décimas a su media y mejorar así sus opciones de junio de 2015.

Como Laura, juega a futuros, ya que tiene claro que este año se ha quedado sin opciones, pero siembra en la 'repesca' de Selectividad para el proceso del próximo año. Entre tanto, ya se ha matriculado en primero del grado de Medicina en una universidad privada, pero con vistas a migrar su expediente el próximo curso a la pública. «Mis padres pueden pagarme un curso, de momento. Así no pierdo el año, y en junio vuelvo a intentarlo». La joven se llevó el disgusto de su vida al conocer su nota en Selectividad, un 11,5 sobre 14, que le dejaba sin posibilidades de plaza. «Me quedé hecha polvo, pero recurrí y me lo subieron hasta el 12,1, que es la calificación que me ha permitido entrar en la privada», repasa Lola, a quien el expediente de Bachillerato, sembrado de sobresalientes, le dio un bajón con un 7 en Educación Física.

Pese al verano de angustia e incertidumbre que ha pasado, a Lola Martínez el sistema de acceso a la universidad le sigue pareciendo justo. «Medicina es una carrera difícil, requiere un esfuerzo y un trabajo, y es lógico que entren solo los mejores expedientes», admite. Alejandro Espinosa, alumno del IES Juan Carlos I, no comparte esa idea. Abandonado por imposible su sueño de estudiar Traducción, también entre los grados blindados a las mejores medias, pelea estos días por una plaza en Estudios Ingleses (la antigua Filología), y no termina de entender la importancia que tendrá en su futuro su nota de Historia. «Deberían tener más peso las materias relacionadas con la carrera que vamos a estudiar. El sistema actual no tiene sentido», defiende Alejandro, para quien el modelo que sustituirá a la Selectividad en dos años, con pruebas específicas por facultades, «tiene mucha más lógica».

Mientras las pruebas de Selectividad daban ayer sus últimos coletazos en el Aulario Norte del Campus de Espinardo, los alumnos recién salidos de los exámenes hacían cábalas y cálculos imposibles para dar con la carambola que les permita enfilar lo máximo posible su rumbo hacia el futuro soñado. A estas alturas, es ya una cuestión de suerte, para la mayoría de un guiño providencial que les de el empujón que necesitan. Treinta de los 54 grados que oferta la Universidad de Murcia han agotado ya sus plazas, y en los 24 restantes las opciones son las justas. Las de Paula Pérez pasan por lograr una de las plazas del cupo de reserva para los deportistas que cumplen determinados requisitos en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, que también ha agotado sus plazas con una nota de corte de 9,170. Juega al baloncesto en el pabellón Infante, y ha estudiado el Bachillerato en el IES Saavedra. «Mi única opción es lograr una de esas plazas», dice la joven, a quien le frustra e indigna que entrar en la Universidad sea para algunos una cuestión de capacidad económica. «No es justo que gente con mejor expediente y vocación tenga que renunciar a su futuro porque su familia no puede pagar una universidad privada», se queja Paula, que ha pasado los meses de julio y agosto 'confinada' en una academia de recuperación después de suspender Arte en junio.

Las vocaciones frustradas paseaban ayer por el campus de Espinardo a la busca de alternativas. La de José Miguel Marcos pasa por matricularse en Historia del Arte, una vez descartada la opción de Bellas Artes, sin plazas libres desde hace semanas. «No es lo mismo, pero no quiero perder el año y también me gusta», se conforma. A falta de un puesto en Enfermería, Carmen Hernández, alumna del colegio Nelva, se matriculará en Psicología o Pedagogía. «Aún estoy dándole vueltas y viendo opciones». Su futuro, como el de miles de estudiantes que estos días compiten con casar sus vocaciones con la competencia por una de las 6.435 plazas ofertadas este curso por la Universidad de Murcia, se decidirá por una centésimas.

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