De villanos a héroes

Alejandro Belmonte y Carlos Pérez, dos universitarios murcianos que están de 'erasmus' en Italia, se encontraban el domingo por la mañana «limpiando» su piso de alquiler, en la localidad de Teramo (en la región de Abruzzo), cuando su vecina del tercero llamó al timbre. No era la primera vez que lo hacía. Enfundada en un pijama rosa, Elicena, de unos 65 años de edad, les recriminó el ruido a su juicio excesivo que estaban haciendo. «Teníamos la música puesta, pero eran las doce y media», cuenta Alejandro por teléfono.

Elicena les dijo que ya no aguantaba más y anunció su intención de tirarse por el balcón. Los jóvenes murcianos no la creyeron. «Nadie puede creerse algo así», aclara Alejandro. Pero la vecina iba en serio. Al rato, una amiga murciana que había ido a Teramo a pasar el fin de semana dobló la esquina en dirección al piso de los dos 'erasmus' y se encontró con Elicena colgando del balcón, precariamente agarrada con las dos manos. «Subió gritando; nos asomamos enseguida a la ventana y vimos los zapatos colgando», recuerda Alejandro. «Subimos corriendo; la puerta estaba abierta, así que fuimos al balcón. Estaba cogida con los dedos de la mano, y nos costó subirla. Temimos que llegase a caer».

Alejandro Belmonte, de 26 años, y Carlos Pérez, de 24, acababan de salvarle la vida, pero no parece que, pese a esta acción, la vecina les haya perdonado. «No nos lo ha agradecido todavía», cuentan los alumnos murcianos, que estudian el último curso de 'Marketing' en la Universidad de Teramo.

Los supuestamente ruidosos universitarios han pasado de villanos a héroes. La prensa italiana se ha hecho eco de su historia. El diario 'Il Centro' cuenta que, antes de colgarse del balcón, la mujer dejó una nota destinada a la Policía en la que echaba la culpa de su intento de suicidio a sus vecinos españoles. «No hacemos tanto ruido; ya no tenemos 19 años», afirma Alejandro Belmonte. «La mujer no está bien, está depresiva», añade.

Al bloque de viviendas, que para entonces ya estaba revolucionado, llegó la Policía y una ambulancia, que trasladó a Elicena a un hospital. Afortunadamente, todo quedó en un susto. 'Il Centro' cuenta que la mujer fue dada de alta tras constatar los médicos que no había sufrido daños. La Policía no presentó cargos, al no encontrar ninguna actitud delictiva en los jóvenes murcianos.

Alejandro y Carlos todavía no se han cruzado con Elicena por las escaleras. Pero se confiesan preocupados. «Estamos un poco traumatizados; esto no se ve todos los días», confiesan. No saben cómo puede reaccionar ahora su vecina. «Las dos primeras noches no pudimos dormir pensando en si volvía a intentarlo», cuentan.

La historia, gracias a la prensa italiana, ha trascendido, y ha llegado a la familia de Alejandro, en Cabezo de Torres, y de Carlos, en Bullas. Ambos han tratado de tranquilizarlos. El susto ha pasado. En junio terminará el curso y volverán a Murcia después de un año en Italia. «Tenemos experiencias para llenar un libro», advierte Alejandro. La historia de cómo salvaron la vida de Elicena tras sus trifulcas vecinales dará para muchos capítulos.