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RAÚL HERNÁNDEZ
Miércoles, 22 de mayo 2013, 12:42
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La detención de Fabiola y de su amante por la Policía Nacional como presuntos responsables de la muerte Ángel el pasado 29 de abril no ha extrañado a los vecinos más próximos a la vivienda donde residía el matrimonio en la pedanía murciana de Aljucer.
Su cuerpo apareció en un camino de huerta en la pedanía murciana de Puente Tocinos junto a su coche, con un profundo corte en el cuello y los pantalones bajados.
Tras la noticia de la muerte de su vecino muchos de ellos intuían que su mujer, de nacionalidad boliviana, podía tener algún grado de implicación dada la caótica relación que mantenían desde hacía tiempo.
La relación sentimental que ésta tenía desde hacía tiempo con un hombre de 34 años a espaldas de la víctima era la prueba más evidente de esa ruptura.
«Ni siquiera se escondía de que la viéramos. Cuando Ángel se iba a trabajar por la noche, él venía, aparcaba en mi puerta, ella salía, se montaba en el coche y se iban juntos. No sé si él sabía que le estaba siendo infiel, pero aquí todos lo sabíamos. Por eso y por las innumerables discusiones que tenían, no me sorprende la detención de esta mujer», sentencia una vecina cuya casa es aledaña a la del matrimonio.
Una amiga de la familia de Ángel asegura que la intención del vigilante de seguridad era separarse de Fabiola. «El viernes, tres días antes de que lo mataran, él le dijo a su hermana por teléfono que iba a dejarla, que estaba harto. La pena es que no lo hizo en ese mismo momento», afirma la mujer.
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