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JAVI RAMOS
Domingo, 21 de abril 2013, 12:21
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Atravesar una situación de enfermedad en la infancia puede causar a los niños estados emocionales de ansiedad, ira o tristeza al ver que su vida «normalizada» se rompe, y que la enfermedad les separa de su entorno familiar y de iguales. Por eso, desde el «Equipo de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria del la Región de Murcia» (EAEHD) se hacen esfuerzos para que los pequeños sigan aprendiendo dentro del hospital o convalecientes en sus propias casas.
Para minorar esta situación, con la colaboración de la Universidad de Murcia, se han organizado unas sesiones de ciencia que se mueven entre lo educativo y lo lúdico y que se incardinan perfectamente con el trabajo curricular que se desarrolla en las Aulas Hospitalarias. Los pequeños se muestran muy emocionados durante toda la actividad sin darse cuenta de que están aprendiendo y sobre todo, olvidándose por un rato de sus afecciones y dolencias.
Las sonrisas se disparan al son de pequeñas explosiones, líquidos que cambian de color y latas que ruedan por efecto de la electricidad estática. Un buen rato que hace que incluso los más rebeldes cambien estado emocional de tristeza por la más completa de las atenciones. Los encargados de impartir estas sesiones científicas son voluntarios y personal de la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Murcia, unos profesores que no solo imparten esta «pequeña clase» a los científicos del futuro, sino que, en coordinación con los maestros de las aulas, hacen que el proyecto adquiera toda su dimensión educativa, pues posteriormente los contenidos se continúan desarrollando a través de fichas con los experimentos realizados.
Una estrategia lúdica y educativa para desarrollar las competencias de interacción con el medio físico del alumnado. Las Aulas Hospitalarias de la Arrixaca están atendidas por profesorado dependiente de la Consejería de Educación Formación y Empleo de la CARM.
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