Siete kilómetros, tres paisajes

Tenemos plan para el fin de semana: sumarnos a la celebración del día de las vías verdes, una jornada para reivindicar el uso recreativo de los trazados ferroviarios ya abandonados. En esta décima edición, prevista para este sábado, son siete kilómetros (ida y vuelta) entre la estación de tren de Molina de Segura y la pedanía de la Ribera. La marcha se plantea como un paseo en familia o con los amigos para disfrutar del paisaje que acompaña a este tramo de la llamada vía verde del Noroeste, que une Murcia y Caravaca de la Cruz.

Aunque no se trata del itinerario más bello de este antiguo camino de hierro, también tiene sus encantos. La ruta reúne tres paisajes en poco más de tres kilómetros. Los primeros metros transcurren por un itinerario urbano, paralelo a la carretera de Madrid, que nos permite contemplar la nueva cara de Molina de Segura. Pasaremos junto a la plaza de la muralla medieval, presidida por la escultura de Manolo Valdés, la futurista Dama de Molina, y junto al barrio del Castillo, dominado por la alcazaba y el mirador de la fortaleza. Las chimeneas que recuerdan el pasado de la potente industria conservera y la cúpula de la iglesia de la Asunción completan la fisonomía de este desordenado paisaje urbano, antes de abandonar la ciudad para entrar, casi sin tregua, en una huerta plana y esponjosa. En este segundo tramo, a partir de Torrealta, cambiamos el ladrillo y el asfalto por las tahúllas de cultivos. Es la vega tradicional amantada por el Segura, que hace crecer hortalizas y frutales.

El paisaje de cultivos nos acompañará hasta la Ribera de Molina. Como una frontera natural, el cambio se produce al atravesar el túnel que salva la colina sobre la que se asienta este núcleo rural. Entonces, el verde de los bancales de patatas se transforma en blanquecinas paredes de yesos, colinas peladas y cerros de tierras margas. En los alrededores, aún quedan restos fosilizados de arrecifes de coral, que atestiguan que hace diez millones de años estas ramblas y campos resecos estuvieron cubiertos por un mar cálido y cristalino.

Hasta aquí, el itinerario previsto. Pero hay más actividades con el fin de sacarle todo el jugo al día de las vías verdes. Antes de nada debe inscribirse (es gratis) en la web murciaturistica.es. Presentando el boletín con sus datos personales en el punto de partida (la estación de Molina, entre las 8.30 y las 9 horas de este sábado), los participantes recibirán una mochila de avituallamiento. La inscripción también permite entrar en los sorteos que se celebrarán antes de emprender la marcha. Entre los premios hay entradas para el teatro, pases de cine, invitaciones para relajarse en las piscinas termales de Archena y Fortuna y una comida para dos personas en el restaurante Julián.

A la hora de emprender el camino caben dos alternativas: realizar el recorrido a su aire o acomodarse en uno de los grupos que recorrerán el itinerario guiados por alumnos del taller de empleo de la vía verde. Estos monitores explicarán las características de este camino natural, las especies que pueblan el entorno, la diversidad de paisajes y la importancia de la vía verde como recurso turístico y para el esparcimiento de los ciudadanos.La jornada también contará con la colaboración de la empresa Alverdes, responsable de la red de albergues habilitados en la antigua línea ferroviaria, que atenderá el panel de pintura que se desplegará para que el público exprese, con arte, qué le inspira la vía verde. La asociación Murcia en bici se unirá al programa de actividades con un taller gratuito de reparación de bicicletas.

Y una vez hecho el camino, los organizadores han previsto otra ruta para recuperar fuerzas. Trece bares y restaurantes ofrecerán la primera cerveza gratis a los senderistas que se acerquen a probar la gastronomía local. Quien decida alargar la jornada hasta la tarde, podrá acercarse hasta el paseo de Rosales, que de 16 a 22 horas acogerá el mercado de artesanía del Zoco de Guadalabiad. O visitar el Museo del Horno del Concejo, en el que conocer la historia a través de esta antigua tahona. ¿Qué más se le puede pedir a este sábado verde?.