El bosque te necesita

No importa la edad ni la altura. Tampoco la complexión, robusta o delgada. Da igual si estudia o si está ya jubilado. Ni es imprescindible la experiencia. Y lo de menos es la profesión. Ni siquiera se necesita traer buenas referencias. El único requisito es querer trabajar de manera desinteresada por la conservación del medio ambiente. Por amor al arte; o mejor, por amor a la naturaleza. Así de fácil. Si esta dedicación le atrae, entonces debería acudir este sábado a una cita en el Majal Blanco. En esa finca forestal de 836 hectáreas, en el corazón del parque regional de El Valle-Carrascoy, arranca una experiencia pionera de voluntariado ambiental impulsada por el Ayuntamiento de Murcia. Se trata de que los ciudadanos interesados dediquen parte de su tiempo libre a cuidar del entorno natural, mientras se disfruta del paisaje.

Yo hago piña es el lema de la campaña de la Concejalía de Medio Ambiente que aspira a involucrar a los murcianos en la conservación de los principales espacios naturales. Con un programa de actividades principalmente lúdicas, los organizadores pretenden que niños y mayores compartan experiencias mientras aportan su granito de arena en la recuperación del bosque. A la llamada ya han respondido una veintena de candidatos a voluntario, con edades entre 9 y 67 años. Pero las inscripciones siguen abiertas y pueden formalizarse en cualquier momento llamando al teléfono 968 21 25 18.

La iniciativa es una oportunidad para las familias interesadas en conocer la riqueza ambiental del municipio, al mismo tiempo que se refuerzan valores como la responsabilidad, el respeto y la cooperación. El escenario donde empieza la experiencia es el Majal Blanco, un extenso bosque de pinos al que se llega por la subida a la urbanización Torreguil, en la carretera de Mazarrón. La primera jornada (este sábado, de 10 a 15 horas) será para romper el hielo. A los voluntarios se les entregará su carné y recibirán información acerca de los proyectos que acometerán en los próximos meses. Será el momento también de conocerse y de entablar nuevas amistades. Además, guiados por la bióloga Marta Sánchez Egea realizarán un recorrido por el entorno donde se llevarán a cabo las actuaciones previstas. Como consejo general, conviene llevar calzado y ropa cómodos, así como agua y algún tentempié. El punto de partida es la plaza de las Moreras, en Torreguil.

Todas las actividades del programa ambiental se realizarán en sábado y en horario de mañana. La siguiente cita será el próximo día 26, y los voluntarios ya tienen una tarea programada: la recuperación de un antiguo horno de yeso y de la era donde se molía la piedra. En cuanto al resto del calendario, se irá ajustando según la dinámica del propio grupo. En principio, los organizadores han diseñado unas líneas generales de acción. Entre los objetivos figura la recuperación del patrimonio de este parque forestal, para al mismo tiempo rescatar su historia con la colaboración de los vecinos. En la agenda de actuaciones destaca además el proyecto camuflaje, para identificar elementos que supongan un impacto en el paisaje y proceder a su integración. Los voluntarios colaborarán asimismo con una iniciativa ya en marcha para la recuperación de la población de anfibios. Y echarán una mano a la federación de montañismo a la hora de chequear los senderos del parque forestal para detectar posibles deficiencias y proceder a su recuperación.

La iniciativa Yo hago piña tiene como escenario el Majal Blanco. Pero es posible que en próximas fases se amplíe a otros espacios naturales. Este entorno de bosque mediterráneo acapara el programa de excursiones gratuitas que organiza la Concejalía de Medio Ambiente para difundir el patrimonio verde del municipio. Así, este domingo hay una ruta programada a las Cuevas del Buitre, de 4,6 kilómetros y una dificultad media. El próximo día 20, la excursión es al Barranco Blanco (casi 7 kilómetros), y el 4 de diciembre se ha previsto la actividad el Majal Blanco en otoño. Una buena oportunidad para estirar las piernas y respirar aire puro.

Quién sabe, a lo mejor siente entonces la llamada de la naturaleza.