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Dionisia García, en su domicilio murciano. :: JAVIER CARRIÓN/AGM
Chocolates escondidos
Cultura

Chocolates escondidos

'Correo interior', de Dionisia García, hoy en 'El libro del mes' del Museo Gaya

ANTONIO ARCO

Martes, 26 de enero 2010, 11:03

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Puede que hoy, al levantarse de la cama Dionisia García (Fuente-Álamo, Albacete, 1929), lo primero que haga sea desperezarse con desgana, como le gustaba hacer de niña. Y puede que también, si se deja llevar por sus recuerdos, su cuerpo frágil avance hacia la puerta del dormitorio para llamar a su abuela, que hace ya tiempo que habita entre los muertos, pero que en su memoria reina todavía deslumbrante y amorosa, capaz de plantar cara a las nubes más negras y a las desgracias familiares que llovieron sobre su casa con patio. Llamando a su abuela, así arranca 'Correo interior', el libro de relatos autobiográficos, publicado por Renacimiento, que Dionisia García ha regalado a sus lectores, y que hoy protagoniza, a las 20.00 horas, el tiempo que el Museo Ramón Gaya dedica a 'El libro del mes'.

Un 'Correo interior' poblado por seres amados, descubrimientos, grandes dosis de calma y de ternura y algunos golpes bajos, terribles, vinculados a la madre y a los hermanos muertos mucho antes de tiempo. Biografía y ficción se dan la mano amable en esta obra, con la que Dionisia García viaja a su infancia; eso sí, se ha cambiado el nombre por el de Alejandra, una niña frágil pero llena de curiosidad y de ímpetu por vivir y por descubrir silencios escondidos. «Quizás ahora, con los años, sea una persona mucho más serena, pero el ímpetu por vivir y la curiosidad por la vida no me han abandonado», dice la autora, que vive una inagotable historia de amor con la escritura: «A veces me pregunto hasta cuándo va a durar este deseo de escribir, porque el día en que la fuente se seque, yo pienso dejarlo».

Hoy, esta mujer elegante que a veces consigue el escalofrío con sus versos, que suelen proporcionar a sus lectores una emoción extraordinaria y nada avasalladora, acudirá al Museo Ramón Gaya sin hacer apenas ruido, discreta y agradecida por las atenciones de que es objeto. Con 'Correo interior' le ha dado un descanso a la poesía, pero es sólo un paréntesis pasajero porque Dionisia García cree firmemente que, de algún modo misterioso, la poesía nos salva: «Vemos que el arte, a través de la Historia, no nos ha salvado de casi nada. En Auschwitz se oía música de Bach, Beethoven, de Mozart, mientras se estaba incinerando a las personas en los hornos crematorios. Sin embargo, yo sí pienso que el arte y la poesía nos salvan de muchas cosas. Para mí, escribir un poema es un momento de luz, no sé si útil, pero valiosísimo».

De hecho, abunda la prosa poética en este 'Correo interior' donde resucitan los días de la infancia que dejaron huella en la escritora, y de los que ella ha ido a su vez dejando huellas suaves y precisas en muchos de sus poemas y narraciones, que son cantos necesarios al hecho de estar vivos, homenaje a los seres que se fueron -por ejemplo: a la abuela «que fue mujer de negro con rostro de alegría»-, y también lamento por el dolor que recorre el mundo y casi siempre maltrata aún más a los ya heridos, como el infierno de Haití acaba de demostrar una vez más.

No dejarse vencer

Dionisia García, cuya obra jamás renuncia a la transparencia, se propuso un buen día no dejarse vencer por el desánimo, ni acomodarse en las derrotas, así en la vida como en la poesía. «Este mundo en el que estamos tan desencantados es también muy hermoso», asegura. Otro día, de niña, cuenta en 'Correo interior', entró en el dormitorio de su padre «con intención de abrir el armario de luna. Tras no pocas dificultades, su rostro resplandeció al conseguirlo. Alargó la mano hasta coger la caja blanca rosada que contenía chocolates». Desde entonces, sonríe cuando ve un armario de luna. Y adora el chocolate.

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