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M. DE LA VIEJA
Miércoles, 9 de diciembre 2009, 09:59
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La plaza de Santa Catalina fue ayer la más visitada de toda Murcia. Centenares de personas desfilaron ante el monumento a la Inmaculada para ver las cestas de flores que la distintas entidades, habían colocado como ofrenda a la Virgen.
El obispo de la Diócesis, José Manuel Lorca Planes, acudió a cumplir con el ritual, ante el monumento colocado en la plaza de España, y ofrendó una gran cesta de rosas amarillas y aves del paraíso, acompañado por los canónigos Pedro Lozano, Jesús Belmonte y José María Lozano, y también por la concejal del ayuntamiento Nuria Fuentes.
El coro de San Andrés-Santa María de la Arrixaca solemnizó el acto cantando el Ave María de Tomas Luis de Victoria y el Salve Regina, bajo la dirección de Emnanuel Álvarez de la Campa.
Entre asistentes estaba María Dolores Bolarín, presidenta del centro de la Mujer de San Antolín, Juan Antonio Márquez, ex presidente de la Cofradía de la Misericordia; Mari Ángeles Galindo, presidenta de la junta Vecinal del Centro Oeste, y José Valverde 'El Pichilate', un incondicional de los principales actos de índole religiosa.
Un pregonero periodista
El tradicional pregón en honor a la festividad de la Inmaculada Concepción se celebró en la noche del lunes en la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari. Organizado por la cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores, el discurso estuvo a cargo del periodista José Emilio Rubio y congregó, entre otras personalidades, al obispo de la Diócesis, José Manuel Lorca Planes, antiguo párroco de San Nicolás.
José Emilio en su discurso resaltó que «los cuatro puntos cardinales de la Región de Murcia rezan a la Madre de Dios Inmaculada; el fervor se hace oración y se traduce en un inmenso manto floral que se extenderá dentro de unos minutos a sus pies. Miles de murcianos, llegada la preciosa festividad que sirve de pórtico a la Navidad, alzarán los ojos hacia la imagen de María, vestida de cielo y coronada de estrellas, para invocar su protección maternal, su intercesión amorosa; para pedirle que sea, como reza la letanía, Madre del Buen Consejo, Morada de la sabiduría y Causa de Nuestra Alegría; porque Ella es, y será por los siglos, Virgen digna de veneración y de alabanza».
Finalizado el pregón se organizó una comitiva para portar hasta el monumento a la Inmaculada en la plaza de Santa Catalina las ofrendas florales de las distintas cofradías murcianas.
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