Los símbolos religiosos en la escuela

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que es una institución que estudiaréis en vuestro recorrido escolar, ha dictado una sentencia en la que declara que mostrar símbolos religiosos en los colegios «conculca la libertad de los alumnos». No es éste un tema banal, queridos Enrique y Marta, y mucho menos en un país como el nuestro en el que siempre la Iglesia Católica ha tenido tanta presencia pública, tanto poder terreno y tanta influencia social y en el que el debate religioso ha terminado siempre 'como el rosario de la aurora'.

Sin perjuicio de nuestra historia, con sus luces y sus sombras al respecto, las sociedades, conforme avanzan social e intelectualmente, van haciendo retroceder la presencia pública de las religiones y, poco a poco, se imponen criterios y comportamientos laicos que, por mucho que se empeñen los que viven para y de las religiones, son signos de modernidad, pues lo único que persiguen es sustituir, como valores comunes, a todos los ciudadanos, aquellas normas de conducta que solamente pertenecen al ámbito de las creencias religiosas, y por ello no compartidas por todos, por códigos de comportamiento que sean comunes a cualquier ciudadano, sea la que sea su creencia, su religión, color o sexo: libertad, solidaridad, tolerancia, justicia..

Aunque vosotros aún no sois capaces de saberlo, y menos de comprenderlo, vuestro abuelo es de los que empuja, en la medida de sus posibilidades que no son muchas, en este sentido, y practica un laicismo incluyente; vamos, que no le importa que la religión tenga un espacio público y que las creencias religiosas se puedan manifestar en dicho espacio sin que nadie se moleste por tal manifestación, siempre que se haga desde el acuerdo plural. Creo que avanzar en el sentido del laicismo, en nuestro país, no debería entenderse más que lo que necesitamos es más pluralidad, más libertad, más tolerancia.; no creo que la España laica haya que hacerla sin la católica y menos contra ella.

Y por ello vuestro abuelo cree que la Consejería de Educación de Murcia ha acertado al dejar en manos de los centros educativos tomar la decisión de retirar, o no, los crucifijos. Quizás le falte algo de decisión y debiera impulsar este debate en ellos y un debate lo más participativo posible; sería bueno que nos acostumbráramos a discutir, también sobre este asunto, con toda normalidad, con todo respeto al diferente, escuchando las razones de los que piensan distinto y llegando a consensos colectivos. Quizás sea algo ingenuo pensar que este debate es posible sin graves alteraciones sociales a la vista de algunos izquierdismos algo caducos y, especialmente, de la postura de la Iglesia Católica, y de sectores católicos integristas, que tan virulentamente ataca a las izquierdas. Pero, ¿por qué no intentarlo? Un amigo de vuestro abuelo dice que para lograr lo que nunca se ha logrado hay que intentar lo que nunca se ha intentado.

Se extraña un compañero de vuestro abuelo, al que no tengo el placer de conocer, que la Iglesia ataque a los cristianos que voten el aborto mientras le ha dado la comunión a asesinos demostrados; pero Bono, hombre de Dios, uno puede pertenecer a la organización que quiera y actuar más o menos coherentemente con sus ideas y las estructuras en las que libremente se quiera encuadrar, pero todo el mundo sabe que la Iglesia Católica ha olido siempre a derechas y, además, cuando más autoritaria y más imponga los dogmas católicos en lo público, mejor que mejor; y ello a pesar de algunos comportamientos individuales y minoritarios.

Hijos míos: que ninguna creencia os haga ver el mundo bajo un único punto de vista. Todo es más complejo y plural. Os quiero.

La Consejería deja en manos de los colegios la retirada de los crucifijos

('La Verdad', 23 de noviembre)