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JESÚS FERRERO
Querellas en el Supremo contra Garzón
SIN LA VENIA

Querellas en el Supremo contra Garzón

JOSÉ LUIS MAZÓN COSTA

Sábado, 31 de octubre 2009, 01:23

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Parece que al inviolable Garzón, en otro tiempo símbolo viviente de la más prístina justicia, se le apaga su buena estrella, esa que le libraba del humano y prosaico deber de rendir cuentas de sus actos que arrastra todo nacido en la condición mortal. Lo digo porque de un tiempo a esta parte al hombre le llueven querellas en las que, a diferencia de tiempos pasados, el Supremo, su tribunal de aforamiento, decide adoptar actos de investigación. Y es curioso, todo viene desde que, guiado don Baltasar por su afición por la caza mayor que es botón de muestra de su afición a la buena vida, tomó parte en una montería en donde tuvo por compañero a un relevante ministro del Estado al cual la cacería no le fue bien porque acabó cazado, es decir, pagando con su cabeza los días de caza. Suponemos que el ahorrativo Garzón no sacó de su sueldo de juez la partida de 4.000 a 6.000 euros que cuesta el puesto en la caza de los ciervos, sino de algún regalo o tal vez de lo guardado por los cuantiosos ingresos que obtiene por sus conferencias (y que habría que investigar en buena justicia de dónde han salido esos patrocinios).

Los malos influjos estelares tal vez sean cosa de otra dimensión y la susodicha cacería mayor estaba maldita y los ciervos muertos eran protegidos de deidades al modo de aquellas vacas cuya muerte costó la vida a los hombres de Ulises en la

Bueno, el caso es que la primera querella de las tomadas en consideración por el Supremo se la pusieron a Garzón a finales del 2008 dos abogados quienes, guiados por lo que se decía en un libro sobre el cobro de Garzón de conferencias astronómicas de los fondos del Banco de Santander durante su año sabático en Nueva York, pidieron al Supremo que lo investigara. Uno de los abogados era yo y el otro mi amigo el alicantino Antonio Panea. El Supremo, después de la cacería esta de los ciervos, y a través de su magistrado Luciano Varela -de la izquierda judicial- hizo pública una resolucion en la que ordenaba una investigación sumaria de las cuentas estas garzonianas de Nueva York y se hallaron cosas de sustancia no conocidas por la querella. El Supremo archivó el caso, pero denunció a Garzón ante el Consejo Judicial por percepciones irregulares y dejó la puerta abierta para una nueva querella en base a los nuevos datos (que Garzón había pedido expresamente al Santander el patrocinio de 302.000 dólares y que sospechosamente ciertos gastos no pequeños del magistrado como la matrícula de su hija en la elitista escuela internacional de la ONU en Nueva York y los viajes, habían podido salir de los fondos santanderinos).

La segunda querella contra el juez estrella vino de manos del sindicato Manos Limpias; esta iba sobre las diligencias de Garzón en el tema de la memoria histórica. La querella seguía a pies juntillas las críticas a las actuaciones de Garzón hechas por el fiscal Zaragoza. El Supremo, actuando como ponente el magistrado Adolfo Prego -juez conservador-, la admitió a trámite e imputó a Garzón. El magistrado Varela tiene que decidir ahora si procesa a Garzón pasándolo a juicio, en cuyo caso se ordenará su inmediata suspensión del cargo.

La tercera en la lista es otra querella de los mismos abogados que pedíamos cuentas a Garzón por sus cobros de Nueva York. Volvemos a la carga. Ahora se acusa a Garzón de lo que, por no ser conocido, se dejó en el tintero la anterior querella, a saber, el llamado cohecho impropio (recibir regalos del Santander como el patrocinio para conferencias, patrocinio solicitado por el magistrado que le alargó la mano al banco, los viajes y la matrícula de la hija, unos 40.000 dólares de nada), prevaricación (no abstenerse Garzón en la querella que archivó y que se puso contra directivos del Santander pese a tener intereses contrapuestos con la imparcialidad) y estafa (por engañar al erario público español cobrando a un mismo tiempo su sueldo de magistrado íntegro más otro de 10.000 dólares mensuales que cobraba por una clase semanal, los martes, de 16 a 18, durante15 meses).

La cuarta querella conocida está anunciada por el Colegio de Abogados de Madrid. Le viene de haber ordenado Garzón mediante auto que se grabasen las conversaciones de Correa con sus abogados en los locutorios de la cárcel. Y es que Garzón tiene alma de policía y poderes de juez.

¿Saldrá Garzón de la judicatura? Mi pronóstico es que hoy tiene más bolas del sí que del no en la bolsa. Una vez no hace mucho y en una zapatería del Barrio de Salamanca en Madrid (a Garzón le encantan los lujos), cuando fue espetado por un ciudadano «deje en paz a los muertos» por el asunto de la memoria histórica, Garzón contestó «yo hago lo que me da la gana». Y esa es su filosofía existencial. Garzón es un contramodelo del correcto y justo juez que necesita la Justicia española para regenerarse de su gravísima pérdida de credibilidad. Si sale Garzón del Poder Judicial en virtud de condena o sanción no será ninguna injusticia, directa o indirectamente habrá pagado sólo una porción de sus muchas culpas por una ya larga ejecutoria de abusos enmascarados en la apariencia de un juez justo. Y es que, como dijo un presidente norteamericano, nadie puede engañar a todos todo el tiempo. A Garzón, creo, que le llega su San Martín. Y es fecha próxima esa.

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