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Nicolás de Maya ante uno de los óleos de gran formato expuestos./ J. LEAL
Naturaleza a contraluz
Cultura

Naturaleza a contraluz

Nicolás de Maya muestra en La Aurora 'Natural mente', luces y sombras de los «paisajes más inminentes»

PEPA GARCÍA

Viernes, 9 de octubre 2009, 13:43

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Las luces (y las sombras) se convierten en herramientas imprescindibles para apreciar en todo su esplendor creativo la nueva obra de Nicolás de Maya (Cehegín, 1968), que «hacía 6 o 7 años que no exponía en Murcia. Estoy muy contento», asegura y añade que , la muestra con la que ha abierto la temporada expositiva de la galería murciana La Aurora, es el inicio de un trabajo, «en el que estoy totalmente inmerso» y en el que las luces y las sombras cobran especial protagonismo.

Con una pincelada fresca, dentro del realismo que caracteriza su obra, Nicolás de Maya acerca al espectador, hasta el mes de noviembre, a una serie de paisajes exteriores, captados desde el interior del estudio, que permiten, «en estos tiempos que estamos viviendo, disfrutar de la serenidad y el silencio que transmite cada obra».

es un trabajo en el que Nicolás de Maya abandona a los animales de su obra anterior para, con el claro objetivo de captar el juego de contraluces que la naturaleza a su alcance le ofrece, centrarse en «la idea del amanecer y el ocaso, justificándolo con lo más cercano que tenía, el paisaje inminente, lo más próximo», aclara el autor de esta obra.

Recortes sobre el horizonte

La Aurora reúne diez dibujos «puros y duros» de lápiz y carbón sobre papel, y óleos sobre tela de gran, mediano y pequeño formato. Cuadros, todos ellos, que «aunque se pueden observar de cerca, están hechos para verse de muy lejos» y en los que el artista ha optado por dar protagonismo a «la fisionomía de lo pintado, la sombra que se recorta sobre el horizonte, más que el paisaje en sí» para profundizar en «la búsqueda de esa sombra inconsciente que forma parte de nuestra memoria colectiva».

«Ahora estoy trabajando más en la esencia de la forma», adelanta el artista ceheginero, que ya prepara su próxima exposición (en Navidad en la galería madrileña Nolte), en la que mostrará una serie de esculturas donde la sombra (la imagen) y la realidad (el objeto artístico) se funden para dar sentido a cada obra, y una serie de paisajes velados por plásticos que deforman la realidad.

Redescubrir la belleza

Como inicio o adelanto de este nuevo proyecto, Nicolás de Maya ha empleado cajas de metacrilato intervenidas con pintura acrílica, cuyas sombras permiten al espectador redescubrir el paisaje que hay detrás, a través de una nueva dimensión. Ventanas que permiten observar, entre sueños, una realidad presente en nuestra geografía, la de las casas de huertas abandonadas o la de jardines boscosos embellecidos por la dejadez y el paso del tiempo.

En esta obra, tachonada de veladuras y correcciones que el tiempo de elaboración han permitido, redescubrimos en «óleos casi académicos» la belleza de lo más cercano: las flores de los cardos del campo, el color de las paleras, lo exótico de las inmensas flores de las tradicionales pitas murcianas y la atractiva belleza de las rosas de un jardín. Todo ello es fruto de lo natural (originario de un pueblo, en este caso Cehegín) y la mente (la potencia intelectual del alma), como aclara Nicolás de Maya en el tarjetón de presentación de su exposición, en el que a través de un texto de Rabindranath Tagore hace referencia a cómo los designios del hombre siempre van ligados a los de la naturaleza desde el principio de los tiempos hasta la sociedad actual. «Este poema ayuda mucho a entender la exposición», concluye Nicolás de Maya.

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