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El Séptimo de Caballería
REGIÓN MURCIA

El Séptimo de Caballería

La plataforma a favor del Tajo-Segura incomoda (bastante) al poder regional

MANUEL BUITRAGO

Domingo, 6 de septiembre 2009, 15:23

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Quienes aún se sorprenden o se extrañan de que el presidente Ramón Luis Valcárcel no haya recibido a los miembros de la Plataforma en defensa del Tajo-Segura -y parece que no tiene intención de hacerlo- deberían repasar la historia reciente para encontrar algunas claves de este desafecto. La comisión que trata de recoger medio millón de firmas para promover una iniciativa legislativa popular en el Congreso de los Diputados no está formada por aficionados ni escolares de la política, sino que incluye a personajes relevantes de la vida política, social y económica de la Región, entre ellos el ex presidente socialista Hernández Ros y el que fue número dos del PP nacional, Juan Ramón Calero, además del empresario Tomás Zamora y el ex presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, Emilio Pérez.

Es doblemente llamativo que esta iniciativa no agrade al poder, por no decir que al PP le resulta incómodo perder la exclusividad de su bandera de y que vea con recelo que otros valedores entren en el terreno de juego para defender el Tajo-Segura, que no el Ebro. Que ahora llegue el Séptimo de Caballería intentado alzarse con el trofeo o apuntarse a la carga final no entra en los planes de los y de otras instancias, aunque la mayoría de sus coroneles han bregado como el que más por este acueducto.

Como quiera que la plataforma piensa sacar una lista negra de quienes no le apoyan, habrá que preguntarse si Valcárcel estará dentro de ella, o si ha cumplido con el trámite tras la reunión con sacacorchos que se produjo en junio en la sede regional del PP. Sí pueden aparecer en esa nómina los alcaldes de Águilas y Mazarrón, que se han negado a recibir a los comisionados, al igual qu el pedáneo de Cabezo de Torres, por citar a algunos.

Calero y compañía no quieren echar leña al fuego con el hecho de que Valcárcel no les reciba, pero al mismo tiempo tienen el don de enojar al poder y sus aledaños con retos tales como la propia lista de desafectos o querer presentarse en el palacio de San Esteban, previa llamada al jefe de protocolo, para recabar, con foto de por medio, las firmas de los consejeros. A ver quién se niega a sellar el pase o qué dimensiones toma el pollo a las puertas del Ejecutivo. Asimismo, pedir 100.000 euros de adelanto a las arcas regionales para cubrir los gastos era lo que le faltaba a Valcárcel, que los ha mandado diplomáticamente a la ventanilla de un banco.

Aquí nada es gratis. En el terreno político, las suspicacias son mayores. Calero es un viejo enemigo de Valcárcel. Estuvieron unidos por última vez en 1993, uno como portavoz parlamentario y el otro como presidente del PP, para exigir la dimisión de Carlos Collado. A las primeras de cambio, en 1995, Calero hizo las maletas y promovió un nuevo partido, el Pade, para ganarle terreno al PP. En la comisión de firmas también está Antonio Luis Cárceles, procurador, ex senador y anterior hombre fuerte del PP de Cartagena, que se fue dando otro portazo por sus sonadas discrepancias con Valcárcel.

A fuerza de incomodar a algunos analistas, no se puede obviar que Calero es el abogado del Estado que defiende la paralización y derribo de Puerto Mayor; mientras que su hijo, el juez Salvador Calero, metió en la cárcel sin pestañear al alcalde de Torre Pacheco, Daniel García Madrid, uno de los delfines del PP. Mezclar la labor profesional con las cuitas políticas puede parecer obsceno, pero ese veneno ha salido de algunas rendijas del partido del gobierno regional.

El del ex parlamentario Adolfo Fernández Aguilar ilustra el axioma de al ejercer su derecho a expresar lo que piensa y a pagar por ello. La comisión a favor del Tajo-Segura no nació expresamente para tocarle las narices a nadie, salvo a José María Barreda y Dolores de Cospedal, ya que sus promotores se asesoraron para que su campaña no entorpeciera otras medidas que ya había en marcha, como la propia tramitación en el Congreso o el nonato acuerdo en la Asamblea Regional entre los tres grupos políticos.

Calero siempre ha negado que esta cruzada sea una catapulta para crear un nuevo partido de corte regionalista. «No aspiramos a volver a la política», ha dicho por activa y por pasiva. Un grupo tan heterogéneo, en el que hay figuras del PSOE e IU, sindicalistas, abogados y empresarios no tendría ideario político, pero sí este impulso de moverse y hacer algo por una causa, la del Tajo-Segura, que toca toda la fibra murciana, como están haciendo con entusiasmo pese al poco o nulo calor de reciben del PP. Valcárcel le firmó a los regantes, pero a éstos, ni agua.

(Atando cabos, puede que Valcárcel haya vinculado su carrera política al futuro del acueducto. Hay que imaginarse cuál sería ahora el escenario si el presidente se hubiera marchado el año pasado, como había previsto. Cospedal habría hecho lo que hubiese querido).

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