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TRABAJO. Josep Puxeu, ayer en su despacho del Ministerio de Medio Ambiente. FOTOPRENSA
«En un escenario no muy lejano se podría contemplar el Tajo Medio si se dan las condiciones»
EL DEBATE DEL AGUA LAS PROPUESTAS DEL MINISTERIO JOSEP PUXEU ROCAMORA SECRETARIO DE ESTADO DE MEDIO RURAL Y AGUA

«En un escenario no muy lejano se podría contemplar el Tajo Medio si se dan las condiciones»

«Me da buen 'feeling' de que existe una posibilidad de diálogo; no hay negativas rotundas» (de Vara y Barreda) «Queremos resolver el déficit de la cuenca del Segura sin dogmatismos ni apriorismos»

M. BUITRAGO

Martes, 4 de noviembre 2008, 09:36

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Desde su cargo como máximo responsable de la gestión del agua en España, ha contribuido, con la ministra Elena Espinosa, a apaciguar un debate que había caido en el agotamiento a fuerza de años de enfrentamientos a nivel territorial y político. Josep Puxeu no descarta ninguna opción, pero deja claras las reglas del juego marcada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero para que se puedan plantear nuevas transferencias, entre ellas la del Tajo Medio. Ese acueducto no estará sobre la mesa hasta que se resuelva el Estatuto de Castilla-La Mancha y se aprueben los nuevos planes de cuenca. Considera que «la mejor noticia» es que hay líderes autonómicos dispuestos al diálogo. Josep Puxeu tiene una dilatada trayectoria en la Administración del Estado como experto en temas agrícolas y alimentarios. Ha participado en negociaciones de la UE y de la Ronda del GATT. Tiene previsto visitar Murcia a final de mes para asistir a la Cumbre Agroalimentaria. Cree que no existe un giro en la política del agua y apunta que con las desalinizadoras y el Trasvase Júcar-Vinalopó el problema hídrico estará resuelto hasta el Sur de Alicante. Queda la cuenca del Segura. «Hay que hacer las cosas una detrás de otra. Creo que hasta ahora van bien». -Se han tomado el problema del agua con más calma. ¿Querían enfriar el debate porque veían que estaba demasiado crispado? ¿Ha otra estrategia? -En esta segunda legislatura de Rodríguez Zapatero llegamos con una programa electoral definido y unas políticas que estaban en marcha. Es cierto que las personas cambiamos y cada uno tiene su manera de gestionar. También es verdad que estamos en una situación complicada a nivel internacional, donde se nos exige eficiencia y trabajar al máximo para buscar consensos y resolver los problemas de los ciudadanos. Será, quizás, que el Ministerio se ha hecho más grande. Abarcamos desde la balanza comercial al sector agrario y alimentario, que está creciendo año tras año y con recursos que tenemos que preservar, como el suelo y el agua.. -¿Sus buenas relaciones con el consejero murciano Antonio Cerdá han servido para establecer cierta paz entre los gobiernos central y autonómico? ¿Coinciden en el agua? -Por supuesto. Discrepamos en lo que sea necesario, pero colaboramos en las grandes estrategias. Hay una relación fluida de tipo personal que ayuda a resolver las cuestiones. No nos tratamos a vuelta de correo. Coincidimos en algo fundamental, que yo he dicho en foros abiertos: La cuenca Segura es deficitaria y hemos de resolverlo. A pesar de los ruidos que ha habido en otras épocas, ahora sí que hay voluntad de llegar a soluciones eficaces y consensuadas. En eso trabajamos. -El presidente de Extremadura, Fernández Vara, se ha mostrado desde el primer momento dispuesto a dialogar sobre un nuevo canal del Tajo al Segura. La ministra le ha dicho que hay un esudio. -Hasta ahora, para resolver los problemas se han hecho grandes equilibrios. No ha habido problemas de abastecimiento urbano. Hemos sacado cosas adelante con mucha tensión. La cabecera del Tajo tiene un nivel de dificultad y una debilidad que en ciclos largos de sequía, como el que hemos vivido, no hacen posible la transferencia de los hectómetros pactados. Buscamos soluciones para proporcionar tranquilidad y continuidad. La desalinización nos puede resolver parte del problema, junto con la reutilización y la eficiencia. Las transferencias del Tajo, durante estos tiempos, han ido solventando el problema. En este punto, existe ahora un debate político sobre el Estatuto de Castilla La Mancha en el que nosotros, por respeto institucional, no debemos entrar. Debe ser un debate parlamentario, con las aportaciones técnicas que haga falta. Hay que ser muy respetuoso. -¿Y además de todo eso? -Después hay otras soluciones que no son nuevas. La que usted apunta del Tajo Medio, que el Gobierno de Murcia ha puesto sobre la mesa, es un viejo esquema de posibilidades sobre un cambio de toma en una zona mejor dotada que la del Alto Tajo. Es una vieja idea que está encima de la mesa y que probablemente, en un escenario no muy lejano, podría contemplarse si las condiciones son favorables. Debe generarse un clima social favorable. Las necesidades económicas están ahí, son obvias. Ese déficit de cuenca también lo es. Pero ahora tenemos dos cuestiones: El debate político del propio Estatuto de Castilla-La Mancha y después la discusión, en el ámbito ambiental, de hasta qué punto es posible ese cambio de toma. Son todas las medidas a la vez, no una sola, las necesarias para garantizar el crecimiento y la continuidad de un recurso que es fundamental para la economía, no sólo de Murcia, sino de Almería y del sur de Alicante. Integran la zona más débil en cuanto a suficiencia. -¿Qué pasos van a dar? ¿Cuál es la estrategia de su departamento? -Hay que hacerlo dentro de una planificación de las cuencas. Estamos en ello. Tenemos obras de infraestructuras hechas y acabándose, como el acueducto Júcar-Vinalopó, que nos resuelve muchos problemas hasta llegar a Alicante. Estamos desembalsando desde hace meses en Castellón y Valencia. Tenemos pequeños déficits, pero muy importantes donde se generan, como es el caso de Murcia. No haremos ningún dogma. -La posible transferencia desde Extremadura, que publicamos el año pasado y en agosto, ¿cuando se pondrá sobre la mesa? -Hay ahora un debate político que debe resolverse. Están pendientes además los nuevos planes de cuenca. A partir de ahí, tenemos una situación muy clara, que es solucionar el déficit del Segura. Esos son los tiempos, más o menos. Ahora, por suerte, nos está lloviendo. -¿Cree que la parte política está solventada con las declaraciones de Fernández Vara y la no oposición de Barreda a ese nuevo canal? -Todas estas cuestiones, y es una interpretación personal, me dan buen feeling de que existe una posibilidad de diálogo. De entrada, no nos encontramos ante unas situaciones de no rotundos. Que haya voluntad entre las partes de dialogar y de buscar soluciones es una buena noticia. -El Gobierno murciano sigue reivindicado el trasvase del Ebro. También plantea que lleguen caudales del Ródano. O sea, dos acueductos del Tajo, el Ebro y el Ródano. ¿No le parece muchos trasvases? -Desde Murcia, lo que se pide legítimamente es resolver un problema. El abanico de posibilidades puede crecer hasta el infinito. En el marco de la buena política hay que buscar la solución que sea más eficiente y menos costosa, porque al fin y al cabo acaban pagando los usuarios. Debe ser también la menos problemática en el trámite ambiental. Aquí no valdría eso de que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. No lo veamos como si desde el Gobierno de Murcia se fuera a pegar una perdigonada muy extensa a ver dónde se atina. No digamos no a nada. Hay que centrarse en las soluciones que sean más económicamente viables, socialmente aceptadas y ambientalmente válidas. No son demandas caprichosas. Sentémosnos y veamos las que tienen más posibilidades. -Con la posición del Ministerio, ¿se empiezan a granjear críticas de los ecologistas y defensores de la Nueva Cultura del Agua? -Estamos trabajando con ellos con el máximo rigor para preservar los espacios protegidos. He dicho, como secretario de Estado de Agua, que somos un país Mediterráneo con unas potencialidades tremendas y con un déficit muy claros que debemos resolver. He dicho que la desalinización, que es una gran apuesta de nuestro Gobierno, es aceptada cada vez más para toda una serie de usos en la línea de costa. A pesar del incremento de los costes energéticos es una muy buena solución, pero no la única. Cuando dices esto, parece que hemos cambiado el discurso. Ni mucho menos. Hay que utilizar todas las tecnologías que tenemos a mano en estos momentos e intentar conseguir el mayor y mejor recurso al mejor precio. No vamos a renunciar a nada. Con los nuevos Planes de cuenca, cada vez nos vamos a encontrar con menos zonas de sombra. Con el Trasvase Júcar-Vinalopó y la desalinización tenemos bien cubierta toda la línea de costa hasta el sur de Alicante. Otros retos, como los de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla se han ido resolviendo. Nos queda el tema más complicado del Segura. -¿Van a completar el programa de desalinización? Existe un aumento de la tarifa eléctrica de un 30%? -Sí. Al final de la legislatura creo que vamos a llegar a los 600 hectómetros cúbicos con las plantas de la Administración del Estado, a lo que hay que sumar las de las comunidades autónomas y los particulares. Estas desalinizadoras van a funcionar integradas en la red, en una cesta de aguas más compleja. La bondad de estas nuevas tecnologías es que proporcionan soluciones de emergencia para estos periodos largos de sequía. No nos podemos fiar de que la cabecera del Tajo esté seca, más allá del acuerdo estatutario, que no quiero condicionar. -El precio del agua desalinizada para la agricultura se sigue considerando alto. -En tanto en cuanto que el agua sea de esa única procedencia, sí. Cuando los volúmenes los mezclamos con otros usos, el precio se pone en condiciones aceptables. -El Plan de Cuenca del Tajo sí depende directamente del Ministerio de Medio Ambiente. Hay dos aspectos que pueden afectar al futuro del acueducto Tajo-Segura: la revisión de las reglas de explotación de los desembalses y el aumento del caudal ambiental. ¿Qué posición tiene el Ministerio? -Se está trabajando en ello y es muy prematuro. El plan del Tajo, como los demás, se va a hacer con la mayor participación posible y con criterios técnicos. No hagamos apriorismos. Hay que recabar las opiniones de los expertos, usuarios, ecologistas y de todos los que tienen algo que decir en torno a la cuenca. Me voy a ceñir, no sólo a los informes técnicos, sino también a lo que se debata. Por supuesto, lo que se diga tendrá que estar soportado por informes técnicos y de viabilidad. No podemos inventar a priori limitaciones. -Con el Estatuto de Castilla-La Mancha en tramitación, ¿cree que se sigue manteniendo ese juego de seguir sacando votos con el agua por parte de los gobiernos autónomos de uno y otro signo? Cuando se entra en los blindajes y en la carrera de reservarse el agua... -Algunos lo llaman blindaje y otros lo llamamos políticas de blanco o negro. De sí o no. Es verdad que hay comunidades autónomas -las llamadas donantes- que han tenido sus crecimientos muy frenados por la falta de agua. Donde más se ha visualizado es en Aragón y en Castilla La Mancha. Ver pasar el Trasvase Tajo Segura por unas zonas absolutamente áridas y tener problemas de abastecimiento no es una buena solución en el siglo XXI. Por lo tanto, cualquier infraestructura o nueva conexión de este tipo debe tener en cuenta las necesidades de los territorios por los que discurre. Hasta ese punto, la legitimación de las necesidades de crecimiento no sólo las comprendo, sino que las comparto. A partir de ahí hay que buscar las soluciones. -¿Qué razón tiene Castilla La Mancha? -Tiene la parte histórica de una comunidad con grandes limitaciones de crecimiento. Muy volcada en el crecimiento de comunidades vecinas, como Madrid y el Levante, y con déficits de infraestructuras serios que se están resolviendo. Tiene el viejo estigma de una comunidad eminentemente rural y con una emigración muy próxima. Su escenario de crecimiento ha sido muy importante en las últimas décadas, pero está limitado por las infraestructuras y algunos recursos, como la energía y el agua.

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