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Sociedad

Antonio Papell se refugia de nuevo en la novela con 'El sol sobre la nieve'

MIGUEL LORENCI

Jueves, 2 de octubre 2008, 02:54

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«La pareja es aburrida, pero el trío es una de las invenciones más geniales del humanidad». Lo asegura risueño Antonio Papell, uno de nuestros más conspicuos, circunspectos y respetados analistas que cada tanto se concede licencia como cronista político y regresa a la novela. Acaba de publicar El sol sobre la nieve (Algaida), la cuarta de su cuenta particular, en la que describe una heterodoxa relación triangular en un ambiente de la alta sociedad madrileña «que conozco bien». Es un sofisticado triángulo amoroso que se truncará a raíz de un accidente de tráfico y en el que el abuso de cocaína juega un papel crucial. El protagonista, que sobrevive al accidente con graves secuelas , se enfrentará a una nueva vida, tanto física como psicológica.

«No hay un miligramo de autobiografía en esta novela», advierte Papell, que se felicita de disfrutar del «placer» de novelar frente al «trabajo» de opinar y describe su última novela como «un canto a la libertad desde el agnosticismo». Advierte a los suspicaces que «aunque los personajes son siempre la contrahechura de uno mismo», su tóxico favorito es el güisqui, por más que describa con minuciosidad los efectos de la cocaína.

Constante desilusión

Papell se describe a sí mismo como «pesimista que comprendió en su día que la vida es el desarrollo de una constante desilusión». «Como todos tenemos metas imposibles de alcanzar, ese sería el resumen de casi cualquier vida. Cuando alcanzas cierta edad y comprendes que no podrás leer y escribir todo lo que quieres, es cuando haces de la decepción un ejercicio de realismo», dice este articulista y narrador que había publicado antes Memoria de aparecidos, Guerra galana y La ira del perdedor.

Papell eligió como padrino al también novelista y poeta Benjamín Prado, que recomienda la lectura de «una historia muy dura sobre tres personajes que se destruyen muy a gustito y que elude el riesgo de caer en lo truculento». Una novela «escrita con elegancia y sin estridencias en un estilo que -dice Prado- recuerda Marsé o al mejor Juan García Hortelano».

Esta novela -«ejemplarizante pero no moralizante», según Prado- proporcionó al veterano colaborador de La Verdad el octavo premio de novela corta de la Diputación de Córdoba.

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