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VETERANO. Alan Stivell -64 años-, acariciando su arpa en el Parque Torres de Cartagena. / P. S. / AGM
El euribor no es pop
LA MAR DE MÚSICAS 2008 ESPECIAL FRANCIA CRÍTICA DE MÚSICA

El euribor no es pop

JAM ALBARRACÍN

Sábado, 19 de julio 2008, 03:11

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Hace sólo un par de años, una doble velada de folk con acento celta, y más con el jefazo Alan Stivell en el programa, hubiera desbordado el taquillaje del Parque Torres. El jueves, apenas cubrió la mitad del auditorio. Es una (moderada) constante esta temporada, no sólo en La Mar de Músicas. La crisis ha afectado a nuestros festivales. Definitivamente, el euribor no es pop.

Tampoco son pop, pero sí ciertamente interesantes, I Muvrini. El grupo encabezado por los hermanos Bernardini, Jean-François y Alain, ofreció un tratado de antropología musical acercándonos con precisión y delicadeza a la tradición sonora de la enigmática isla de Córcega. Sorprendentes sus cánticos a cuatro voces -en un único micro, sin mezclas-, que sugieren épocas remotas, aislamiento inevitable y comunicación oral. No obstante, es al amparo de la guitarra acústica y los lamentos de violín, en bellos temas como Di o la preciosa Fuendu, cuando mejor pinta el grupo corso.

Utilizando su lengua materna como vehículo de expresión -alguna cayó en francés- y comunicándose con el público en un buen español, I Muvrini ofreció un buen recital de paz y armonía, de tono calmo, con elevadas dosis de melancolía. Música de buenos presagios que relaja el semblante y reconforta el espíritu. El veterano Alan Stivell -64 años- es uno de los autores más prestigiosos del folk europeo, además del revitalizador de la música bretona y el padre del rock celta. Pero también es un músico resbaladizo y poco autocomplaciente, que gusta de ir variando su discurso, de manera que quien esperase una sucesión de gigas y reels para estirar piernas debió llevarse una agria sorpresa ante un concierto de trazo intenso y razonablemente sinuoso. Una sucesión de temas de desarrollo circular, sobre todo en la primera parte, más cercanos al post-folk que al folk tradicional. Algo que, por otra parte, cabía intuir tras la escucha de su último álbum, Explore, a la sazón el eje de su directo en Cartagena.

Huída generalizada

Stivell acarició menos su arpa de lo esperado y tampoco se prodigó con las flautas, centrándose más en su faceta como cantante de voz profunda y misteriosa, una especie de crooner de los bosques. Tampoco otorgó el protagonismo de antaño a las programaciones, presentes pero en plano ambiental y siempre integradas en la canción. Dedicó Te a todas las mujeres y en temas notables como Miz tu y Menez hermanó con brillantez las sonoridades arábigo-magrebíes con el rock y las brumas célticas, antes de despedirse en clave popular, ahora sí, con Suite irlandaise.

Me consta que hubo quien se sintió desconcertado, lo que no explica la huída generalizada a partir del tercer tema, hasta finalizar con no más de 200 -entregados, esto sí- espectadores. ¿Tantos invitados había? Me cuesta creer que alguien pagase 18 euros y se largase a los diez minutos. ¿Ese señor era nada menos que Alan Stivell! Un artista que se ha ganado con creces el derecho a ofrecer el concierto que le plazca.

Porque, como ocurrió, será un buen concierto no exento de momentos de grandeza.

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