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A. NEGRE
Sábado, 28 de junio 2008, 03:08
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No fue sencillo ayer para el magistrado guardar silencio en la Sala durante la celebración del juicio contra P.J.H., un joven acusado de agredir sexualmente a una chica de 15 años con la que coincidió durante su estancia en la Unidad de Psiquiatría del hospital Reina Sofía. «No soy un violador», clamó el acusado, poco antes de pasar a relatar una infancia salpicada de abusos sexuales.
Los hechos se remontan al 23 de junio de 2005 cuando, según el relato del fiscal, este joven, que en aquel momento tenía 19 años, le propuso mantener relaciones sexuales a la menor. Éste pudo convencer a la chica para ir juntos al baño y allí trató, en vano, de penetrarla y la convenció finalmente para practicar sexo oral.
Los forenses determinaron ayer que la menor se hallaba «absolutamente atontada por la enfermedad que sufre y la medicación que se le administra». Esta situación, reconocen, impidió que la víctima pudiera ejercer «voluntad alguna» ante la presunta agresión sexual. Diferente opinión tienen, sin embargo, del acusado que, aunque se encontraba también ingresado, «era totalmente consciente de lo que hacía y de que ella no estaba bien».
El fiscal pide para este joven seis años de prisión y una indemnización de 60.000 euros, que deberá afrontar, en su caso, el Servicio Murciano de Salud.
El magistrado se vio obligado ayer a expulsar al acusado y a su padre de la Sala ante los continuados desórdenes que estos generaron. El padre se enfrentó, incluso, a uno de los médico forenses.
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