Borrar
EXPLICACIONES. José Martínez Andreo, junto a su abogado, José Ángel González Franco, en la rueda de prensa en la que se declaró inocente de todos los cargos. M. BUESO
Andreo: «Por teléfono, no, que ya pillaron en bragas a la alcaldesa de Fuente Álamo»
EL SUMARIO DE LA 'OPERACIÓN TÓTEM' CORRUPCIÓN URBANÍSTICA EN TOTANA

Andreo: «Por teléfono, no, que ya pillaron en bragas a la alcaldesa de Fuente Álamo»

La Guardia Civil llegó pronto a la conclusión de que el alcalde «da muestras de ser una persona propensa a llevar los asuntos municipales con cierto desapego a la legalidad»

RICARDO FERNÁNDEZ

Martes, 10 de junio 2008, 10:30

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El agente de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que, un día del pasado noviembre, estaba realizando la transcripción de una conversación entre el alcalde de Totana, José Martínez Andreo, y su amigo y hombre de confianza, el ex concejal Juan Francisco Casanova, se vio sin duda forzado a sofocar una carcajada al escuchar decir al munícipe: «Este miércoles van a venir a verme para trastear el tema de los gallegos. Ya te contaré, pero no por teléfono, no vaya a ser que nos pase como a la alcaldesa de Fuente Álamo, que la pillaron en bragas».

Si ya para ese momento los investigadores albergaban pocas dudas de que Martínez Andreo y Casanova estaban tratando de renegociar con el grupo gallego Inmonuar una comisión de 3,6 millones de euros, dejando fuera del trato al ex alcalde y supuesto impulsor de ese cohecho, Juan Morales, la conversación con referencias a la suerte corrida por la alcaldesa María Antonia Conesa les ratificaba en sus sospechas.

Los guardias civiles a quienes la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Totana, María Asunción Navarro, había encargado dirigir la que se convertiría en la denominada Operación Tótem, se sorprendieron ya desde los primeros momentos con la presunta laxitud legal con que Martínez Andreo actuaba desde la Alcaldía. Hay que tener en cuenta que las diligencias previas sobre corrupción en Totana se abrieron en mayo del 2007 y que Andreo no tomó posesión de su cargo hasta el 16 de junio. Pues bien, en un informe de la Guardia Civil fechado el 2 de julio, apenas 17 días después de que el investigado hubiese asumido el bastón de mando, los agentes ya señalan que «esta persona podría dar muestras de ser propensa, al menos hasta el momento, a llevar los asuntos del Ayuntamiento con cierto desapego a la legalidad».

UNO DETRÁS DE OTRO

Esa impresión se iría consolidando rápidamente, pues según recogen en su informe al juzgado del día 26 de julio, en apenas un mes, entre el 18 de junio y el 19 de julio, los agentes habían encontrado diversos indicios de la supuesta comisión por Andreo de nueve delitos. Tres, por ejemplo, de tráfico de influencias, al asegurar que iba a permitir que un tal Costa acabase una obra ilegal que estaba haciendo y después rebajarle la multa; al asegurar a un tal Juan que iba a ayudarle a «meter» a un opositor, y al hablar con Paco para «influir en la adjudicación de una plaza de aparejador municipal».

Presuntos delitos de prevaricación, infidelidad en la custodia de documentos y omisión del deber de perseguir delitos, al intervenir para que se saque del juzgado un atestado sobre un conductor que fue pillado con una tasa de alcohol de 1,2 gramos y por dirección prohibida.

Más todavía, otro supuesto delito de prevaricación cuando el día 2 de julio el alcalde decide retrasar la sanción urbanística a una persona, que todavía no había sido identificada por los guardias civiles, que se levante la paralización de la obra y que pueda así terminarla.

Otrosí digo, cuando desde el 19 de julio empiezan a escuchar conversaciones de Martínez Andreo con diversas personas, dirigidas todas ellas a conseguir, supuestamente, que la firma Ofrisa pueda vender una parcela de un polígono industrial a UCOM 2005, y que la sociedad municipal Proinvitosa no ejecute la opción de compra preferente que tiene sobre la misma. Una operación que de ejecutarse causaría un grave daño a las arcas municipales y permitiría a las otras sociedades implicadas dar un buen «pelotazo».

El culmen de las investigaciones de la Guardia Civil llegó al interceptar la conversación de Andreo y su amigo Casanova, dirigida supuestamente a quedarse con la comisión de 3,6 millones de euros pactada en su día por el entonces alcalde Juan Morales. La insistencia de Casanova -«pero eso sí, a nadie, Pepe, hostia», «ni tú a tu mujer, ni yo a la mía»-, llevaron a los agentes a concluir que ambos eran conscientes de que lo que estaban tramando estaba fuera de la legalidad.

Luego llegó la referencia a la alcaldesa de Fuente Álamo. Y, claro, al agente escuchante se le debió escapar una carcajada.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios