Los remedios de la abeja

Los botiquines caseros almacenan estos días todo un arsenal de medicamentos para luchar contra la gripe, los resfriados, la faringitis y los virus del estómago, entre otro sinfín de enfermedades que llegan con el frío. Buena parte de esta artillería está formada por antibióticos que, salvo en los casos indicados por el médico, sólo sirven para matar moscas a cañonazos. Por eso, algunos farmacéuticos han iniciado una campaña para promover el consumo de medicinas basadas en plantas medicinales o sustancias naturales que nos fortalecen contra los virus.

La echinácea es la reina de las plantas naturales. «Funciona como preventivo. Si una persona ve que en su entorno están proliferando los catarros, puede tomarla para fortalecer sus defensas y hacerlas más resistentes al virus», explica Elena Mateo, bióloga de Arkopharma, la empresa que está llevando esta campaña informativa a las farmacias. Tomar echinácea «reduce hasta en un 58% las probabilidades de coger un resfriado, según un estudio de la revista americana The Lancet Infectious Disesases», explica esta experta. Una vez que ya tenemos el catarro encima, la planta también funciona como buen tratamiento. «Puede reducir la duración del resfriado».

Ni la echinácea ni el resto de plantas y sustancias naturales son un seguro contra los virus invernales, pero tampoco lo son los medicamentos tradicionales. Contra una gripe, la única alternativa preventiva, más allá de la vacunación, es tratar de fortalecer las defensas lo máximo posible. Una vez desarrollada la enfermedad, los antibióticos no sirven. Sólo se pueden paliar los síntomas con analgésicos.

No sólo las plantas esconden remedios naturales contra las enfermedades. Las abejas extraen de las yemas de los árboles una sustancia -el própolis- con la que embadurnan la colmena. El remedio de las abejas ha sido copiado por Arkopharma, porque el própolis tiene «propiedades antisépticas muy interesantes frente a bacterias, virus y hongos». Por eso, es recomendable «para aliviar los síntomas y mejorar la evolución de las afecciones respiratorias». En todo caso, son el médico y el farmacéutico quienes deben recomendar a cada paciente cuál es el medicamento idóneo.